ASOMBROS
YO, sí que he visto
cosas que no creeríais.
Más allá del cinturón
de los vigías, donde observadores de humanos
clandestinos
narran historias de un
mundo escondido
entre polvo cósmico
rayos gamma fuego azul.
Acariciado por viento
de estrella polar.
En él, hay hombres que
no luchan por tesoros
ni mujeres que codicien
el oro del vencedor.
Las damas se comportan
como tal y las putas
no cobran por dejarse
manosear.
He visto cosas que
jamás sospecharíais:
Mendigos no mentir para
pedir sin morir de hambre en el intento.
Comisarios Javert no
abusar de autoridad y preocuparse, de verdad,
por ayudar sin
contraparte a los demás.
He visto a los jueces
liberar a reos inocentes y condenar
a las leyes
con la misma firmeza y
valentía con que antes enjuiciaban desgraciados.
A curas no darse la
absolución y condenarse de por muerte
al fuego eterno de la
culpa.
He visto a matasanos
reconocer su error, y decir que los mataron:
hágase el ojo por ojo.
A prófugos arrepentirse
por no poder volver
y a fugitivos vivir sin
miedo.
A los tiranos ceder el
puesto
y a los sustitutos no
repetir el entreacto.
A encapuchados dar la
cara y a los valientes no caer asesinados.
Al ejército no disparar
contra su pueblo.
Al vecino musulmán no
blasfemar no probar alcohol no comer carne
de cerdo no masturbarse
no ser adúltero. Ser misericordioso.
Al cristiano lo mismo
de lo mismo. Y estar todos contentos.
He visto, y esto sí que
os asombrará
pero juro por los
muertos de mis muertos que es verdad,
a personar comportarse
como animales.
Al fin sí, como
animales.
Y al mundo entero ganar
con ello.
Pero no diré dónde se
encuentra tal lugar,
pues en viajes de saldo
para turistas y borrachos
iréis plenos de
entusiasmo a conquistarlo.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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