viernes, 19 de julio de 2013

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte II (relato breve)





Una oferta reducida de empleo precario le proporcionó el salvoconducto indispensable para abandonar aquella jaula y sus juegos de espejismos. Con el corazón al punto de dejar de latir, el equipaje mínimo del náufrago, el capital ridículo del desheredado y una sola bengala de emergencia, montó en un vuelo sin cólera. La vida como el sexo valiente: por detrás y por delante.

Diez horas de travesía con el temor de ser detenida en vuelo y arrojada por la borda sin duelo, dos refugios de libertad contenida, cien papeles, doscientos treinta y cinco desayunos de soledad y siete meses de incertidumbre más tarde, conoció a su Fausto: infatigable castor ávido de curiosidad torrente de preguntas que reconstruía su presa tras la última avenida sin control. Fausto y ella se empataron, y de ahí vino su pacto con el diablo: te cambio mi casa de flores por el libro de tus horrores, trato justo trato hecho.

Sin embargo, lo que debió ser una empresa sencilla se fue torciendo escapando disipando volviendo virando marchando. Adelante atrás cada vez más atrás cada día más lejos se diría que no la vas a alcanzar. Tuvo que ocurrir un seísmo político sin precedentes en el país de acogida para que en ella se activaran los neurotransmisores de la desesperación y la rabia de la venganza. La ira defensiva ganó la batalla y por suerte para todos, su historia y su periplo vital en ultramar no cayó en el olvido bajo pátinas de resignación.

7 capítulos como 7 días de la semana, 587 páginas 687.000 palabras y no sobraba ninguna. Ese fue el resumen de su historia. Lanzada la bola la nieve hace el resto: la pelota fue creciendo y de tanto rodar y rodar sacudió el mundo de ciegos y sordos. No aguantó ese embate la gerontocracia y sus corazones de hierro saltaron en cadena. En la cadena de fundición terminaron como pedazos de juguetes viejos. Y la cadena de presos quedó liberada. Como un terremoto sacudió el cambio los cimientos. De tal forma que no hubo lugar para nostálgicos: éstos se arrojaron al mar y en él se dejaron ahogar. Tiburones devorados por tiburones. 687.000 palabras, todas necesarias.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE


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