ENANOS
Mira tú que en el mundo
hay personajillos:
algunos graciosos,
otros sosos.
Los hay miedosos,
solitarios, abandonados. Breves.
Algún menudo varios fantoches
muchos capullos.
Que al pasar y a pesar
de los años… que no que no.
Que no florecen.
Porque no florecen no
se marchitan:
se reconcomen. No viven.
Sólo intoxican.
Arrojan sus furias como
la mirada de Esteno.
Destilan venenos como la
siniestra de Euryale.
No respiran,
contaminan.
La peste bubónica de
sus pulmones exhalan.
Que esos de cerca, si
les rodean mueran.
Mejor cuanto más daño,
más satisfacción a mayor contagio.
Y en el esfuerzo no
sudan: sus maldades exudan.
Al caminar no dejan
huella: ¡tal es la levedad de su no ser!
Sí dejan trampas: que
cuando tú pases, caigas.
Y la rabia les mortifica
por su siempre perder:
el concurso de
talentos, la maratón de los valientes,
la mujer deseada.
¿Aún no sabes mediocre,
que tu fantasía de
mujer se fue con el talento ganador,
el mismo que en la gran
maratón, sus brazos alzó?
Ella, infeliz, merecía
lo mejor.
No la castigues,
culpa de ello a tu
insignificancia.
Observa a estos
personajillos, y verás
que no hablan, escupen.
No sonríen, entre
dientes murmuran.
No escuchan, sólo se
oyen.
No comprenden, mal
entienden.
No valen, para nada
bueno.
No sirven, sino para
estorbar.
No defienden, ni sus
ideas.
Que para defender se ha
de luchar, y para luchar dar la cara.
Y la cara, cara tienen,
pero la esconden.
No vaya a ser, que se
la partan.
Mira tú los mediocres cómo
abundan,
los envidiosos cómo
engordan,
los celos cómo flotan.
También lo hace la
mierda, ya descompuesta,
cuando ni los
nutrientes conserva.
Mira tú que en el mundo
hay mierdas.
Personajillos de mierda
que,
como no triunfan, mueren.
Se consumen de rabia no
por lo que otros logren,
sino porque la idea de
que esos valgan, ya les mata.
Mira tú que en el mundo hay personajillos
enanos.
También muchas personajillas.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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