martes, 13 de noviembre de 2012

PALABRA DE HONOR





PALABRA DE HONOR


Fueron tantas las promesas que hice
como las que no cumplí.
No es que me faltara intención, que la intención tenía y buena era.
Me dijeron que con eso basta. Obedecí,
por conveniencia.
Y con el mismo interés me fue devuelta. Esto es,
desinterés.

Fallé siempre que pude: no es lo mismo que decir siempre que quise.
Porque querer yo no quería.
¿Cómo encajo aquí lo de más hace el que quiere que el que puede?
Pues yo aun queriendo no hice.
Y la reunión de puedeses quizaseses y talveceses
es un collar de cuentas enroscado al cuello. De malas cuentas.
Para malos tiempos.
Siendo sinceros, ¿alguna vez lo fueron buenos?

Me fallé desde el comienzo de los tiempos. De mis tiempos.
Antes incluso de mi propio origen como proyecto.
Soy apenas un bosquejo, un escorzo inacabado de un corredor
que soñaba con el constante movimiento.

En el dibujo irresuelto de mis piernas quedó una mancha de tinta.
O de carbón o de lápiz o… Algo negro.
Tan borroso, y tan mancha, como inútil.
¿Se referirán a esto cuando dicen que la vida mancha?
Tampoco aquí serví como modelo. Y me pregunto:
¿qué hago con el resto?

Puedo prometer y prometo, que nada.

¿Quiere y sabe alguien decirme para qué?


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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