PÁJAROS
Debo declarar ante
notario, que esto de no verte
es una experiencia buena.
Mejor aún,
excelente.
Esto ya lo declaro ante
la prensa. O en plató para confesiones,
públicas impúdicas,
de mierda.
De mierda de público y confesiones
que tanto se gustan uno y otras.
De esas que hacen
llorar a unos porque les han pagado
a otros por blandos a
la mayoría por vergüenza.
De los que sí, tanto te
gustan.
Resultó que al final en
el cerebro no tenías otra cosa
que basura vana y superficial
Estaba yo tan agustito
con mi pijama azul,
mis zapatillas de
leones mi batín de raso,
sabes que soy un
hortera,
hasta que tú llegaste. Peor
aún, caíste.
Como hollín que se
desprende de la chimenea para ensuciarlo todo.
Como Noel muerto en la
chimenea atascado la navidad anterior.
¡Decía yo que mi casa
olía mal!: era por ti viejo porteño.
Y así, sin quererlo ni
planteármelo siquiera
invadido me vi sin
tiempo para la defensa.
Adiós a mis cosas hasta
nunca paz en casa.
Yo que de mi casa hice
mi castillo de mi castillo mi fuerte
de mi fuerte mi refugio
de mi refugio mi aislamiento de mi aislamiento mi paz.
De mi paz mi casa.
Verás que en mi
proyecto de vida no hay grietas.
Que está bien cerrado
el círculo como la ecuación más elegante.
¿En qué parte creíste
que encajabas?
En el lado de las
restas, será.
Con estrategia
defensiva semejante,
no queda en mí lugar al
forastero.
¿Qué te hizo pensar que
eres tú distinto, extranjero?
¿Tu cara bonita tus
maneras guapas tu voz golosa?
Te explico:
Tu cara dura tus feas
maneras tu voz mentirosa.
Sin embargo, sin avisar
llegaste, y tal vez por eso,
qué bien fue que bien
te fuiste. Bien o mal, me da esto igual.
Lo importante es
marchar. El uno del otro, que no estamos hechos para vernos.
Vernos es peor que
soportarnos, y ya es mucho, demasiado.
¡Me iré y no volveré! Me
dejaste tu advertencia en una nota, ahí,
al lado del cubo de
basura.
Es donde yo la he puesto,
que nunca tuve puntería.
Para el baloncesto ni
las gentes.
Sí sí. Vete. Vete.
Y mejor no vuelvas
nunca, que sin conocerte,
todo ese tiempo que viví,
no siento nada que perdí.
No eres tú tan
importante mi porteño, ya lo ves.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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