KARMA
A ella le regalaron un
beso una mañana inesperada.
Tan inesperada como el
beso tan desarmada ella como la mañana.
Tan asustada como
ilusionada, no supo qué hacer:
lo compartió. Con todos
sus amigos.
Que no son esos que se
encuentran en la red.
Sí los que durante años
le lamieron las lágrimas
Acudieron a sus llantos
Acompañaron sus
soledades.
Que soledades siempre hay
más de una
pues incluso la soledad
quiere verse acompañada.
Aquellos: perros y
gatas gatos y perras.
Ningún otro,
ser o por no ser,
encontró el altruismo suficiente
para compartir tan
largos años a su lado.
Por esto, el día que a
ella la encontró alguien:
comprensivo cariñoso
paciente generoso,
ser que sí quería ser,
no supo cómo afrontar
su no-problema.
Salir corriendo o
aceptar los abrazos los gemidos los besos.
¡Tantos! Tantos de todo
que, hubo suerte para él:
ella no tuvo tiempo de
escapar.
Pudieron ser.
Descubrió, sin saber qué
hubo de intención o qué de azar,
que en su corazón
intervenido,
quedaba sitio para un Ser
más.
Ella dice que es cosa
del Karma.
Él le responde que no
lo sabe,
sí lo sabe pero
disimula y le dice que tiene buen Color.
Yo, que no soy quien ni
soy nadie ni debo entrometerme,
respondo a quien quiera
entenderme:
¡Estás en buenas manos!,
¿no lo ves?
¡Déjate, déjate llevar!
¡Y ser!
No digo aquí Sed, pues
debería,
pero deja más seca la
boca y, de momento,
así está bien.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario