SABIDURÍA.
CANINA
Dudando entre ir o venir, quedar o marchar,
huir o luchar;
en suma, qué camino tomar.
Debatiendo los pros y los contras de cualquier
acción o inacción,
se me fueron los días, semanas. Años.
Analizando las consecuencias y el resultado
posible de hacer o no hacer,
de aceptar o descartar,
he llenado con cientos de hojas la más grande
carpeta que para documentos haya.
Escrito miles de gráficos con más estudios de
mercado que mercados.
Informes previos, hipótesis probables,
estrategia defensiva jurídica ante la posibilidad de lo imposible.
He redactado manifiestos, diseñado organigramas
con la estructura detallada del plan.
Focalizado objetivos, visualizado éxitos. Aprobado
compromisos.
Asignado tareas al personal aún por contratar.
Llegado a acuerdos con colaboradores, pactos de
no agresión malas prácticas y precios altos con competidores.
Acuerdos de buenas prácticas entorno limpio y seguridad
en el trabajo
con la administración pertinente.
A algún funcionario sobornado también:
para limpiar el camino de más de un árbol caído.
He preparado un plan magistral para no fracasar.
Nada puede fallar.
Ya solo me falta empezar.
No sabiendo cuál era el momento oportuno para
acertar de pleno y triunfar
un día mi perro, harto de verme sudar y tanto oírme
lamentar y dudar,
casi de ansiedad llorar,
me ha dado el más sabio consejo de todos:
más acción y menos reflexión.
Estoy en ello. Estoy en ello.
Es un alivio saber que no hay nada más que
pensar.
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