SERVICIOS DE INTELIGENCIA
Quiero ser un espía.
De esos de gabardina y
manos encarceladas
en los bolsillos
agarrando vaya usté a saber qué.
De mirada analítica oídos
de ultrafrecuencia
y rostro parasimpático.
Que caer bien no hace falta
sólo basta caer. A ser posible
de pie. En el balcón adecuado.
Y espiar lo que ocurra
después.
Aunque no sea la causa
ni tenga ningún interés:
la cuestión es espiar. Fisgonear
pasar la información al bando enemigo.
Delatar al sospechoso
ver cómo es detenido.
Disfrutar con la
tortura emocionarme con la confesión.
Llorar con la eliminación:
de la amenaza y el
sujeto.
Llorar de satisfacción.
Quiero ser un espía y
perseguir acosar matar.
Cuando y cuanto sea
menester.
A quien sea da igual
que lo importante aquí es matar
en defensa de la
seguridad nacional.
Y del interés general.
¿A quién le importan
unos infelices más o menos,
criminales todos
seguro,
si es en favor de la
paz?
Quiero ser un espía a
tiempo completo.
Desconfiar hasta de mi
sombra investigar todo lo que se mueve.
También, sí, el loro y
el hámster que ojos tienen para ver
y lengua para hacerles
hablar.
Sé que para la tercera
descarga ya han cantado La Traviata.
Así que por algo será por
eso soy yo espía para buscar la verdad
la justicia y la paz.
Debo dejarlo aquí,
presiento que alguien me persigue.
Contactaré cuando me
sea posible.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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