-No sé… Sólo veo unas asquerosas cestas.
-Ilumina bien. En una de esas etiquetas, ¿qué pone?
-¡Y yo qué sé! No lo entiendo. Ni siquiera conozco el idioma en que está escrito. Podrían ser cestas de fruta, nada más.
-¿Fruta? ¿Aquí abajo?
-¡Ay y yo qué sé! ¡Qué preguntas haces!
-¡Ahí! ¡A la derecha! ¡Algo se ha movido! ¡Luz, luz!
-¿Qué? ¡Tranquilízate! Yo no veo nada. ¡Cajas vacías!
Una sombra del tamaño de una rata se desplaza rápidamente entre las cestas y otros objetos.
-¿Y ahora? ¡No me dirás que no la has visto! Algo se ha movido.
-Bueno… Podría ser…
La sombra del tamaño de rata corre hacia la escotilla. Cruzándola de un salto, descontrolada y tropezando en las piernas de Charlotte, quien asustada da un paso atrás tropieza y cae al suelo. Rueda la linterna por la pasarela, avanza por ella la luz libremente. Igual que la sombra tamaño de rata, que le cruza el pecho, la cara y huye hasta desaparecer en sentido proa.
-¡¡Puaggg qué ascooo!! ¡¡Qué ascooo merde, merde!!
-¡Ja, ja, ja, ja! ¡Tu rataaa!
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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