-C`est le pire jour da ma vie…
-¿Cómo dices?
-Es más horrible de lo que había pensado… Todo por tu curiosidad. Mira lo que nos hemos encontrado… ¿Y ahora?
-Y ahora, y ahora yo qué sé. ¿Cerramos la puerta y salimos corriendo? ¿Cómo si nunca hubiéramos estado aquí? ¿Nos desentendemos del asunto? ¿Podremos olvidarlo, así de fácil?
-No digo eso pero
La discusión es interrumpida.
-Jûbun ni wa jûbundesu! Tasukete!
Un miembro de la primera fila se ha alzado, casi abalanzado, contra la estéril conversación de Charlotte y Fausto. Y la petición directa e inesperada de ayuda en japonés no es más que otro susto para ambos, que tratan de retroceder pero la barandilla lo impide. Sólo pueden saltarla y sumergirse en la balsa de agua pútrida hasta la próxima bodega. No puede ser.
-Onegaishimasu… Shite kudasai!
Silencio. El barco sube y baja, como un corcho. Otra ola gigante, cae agua por las escaleras de acceso. Se asustan.
-¡Merde, otra tormenta, vámonos de aquí!
-¡Si es como la anterior no podemos! ¡No atravesaríamos la cubierta! Nos llevarán las olas, ¿no te das cuenta?
-¡Pero aquí no estamos a salvo!
-¡Dritt! ¡No hay salida, tendremos que aguantar!
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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