domingo, 3 de junio de 2012

HABITACIÓN 327





HABITACIÓN 327


Viví esta noche una aventura fantástica
de las que cumpliendo un deseo superan toda realidad aparente.
Tú y yo en la habitación terciopelo:
azul caramelo azul cielo.
-          Te estaba esperando, pasa cielo.
Dijiste con ganas de terminar de una vez
lo que estaba pendiente desde que dejamos de ser dos extraños.

Había llegado por casualidad
y por alguna ruta que recordar no puedo.
Supe que eras tú cuando me abriste la puerta, fue todo tan rápido.
-          Pasa cielo.
Y antes de cerrar ya estaba tu vestido en el suelo.

Sin mirarte a los ojos me llevaste a tu cama. Sin decir nada
metidos entre sábanas color pomelo, tacto de seda, sabor de menta,
olor de jazmín. ¿O fue de pachuli? Siempre me falló la nariz.

-          Puedes besarme en cualquier parte, pero no en la cara.
Nadie debe saber que somos amantes. Yo perdería el interés,
y tú la fe.
Solo el secreto y lo prohibido nos mantendrá unidos.
¡Seamos amantes furtivos!

Y te besé en todas partes. Más en las partes importantes.
Y te agarraste a mí. Más de las partes importantes.
Pasamos la noche enroscados. Yendo viniendo gimiendo.
Tú gritando. A veces, casi llorando.
De placer. Incontrolable intenso.

-          Me gusta que me muerdas, ni fuerte ni despacio. Muérdeme.
Me gusta que me toquen: aquí, aquí, aquí. Y ahí. Especialmente ahí.
Tócame.
Me gusta que me susurren, no cosas dulces. Deja esas para el gran público,
sé que eres un embaucador. No me importa, embáucame.
Dime cosas fuertes, tanto que me produzcan sonrojo.
Dime lo que solo dirías a una amante. Por cierto, ¿cuántas tienes?
No me importa, miénteme. Dime que soy la única. Sé canalla.

-          Hazme lo que nunca me han hecho por donde nunca he querido y
como nunca me he dejado. Hazme todo lo que deseo pero pedirte no puedo.
Soy generosa, sabré corresponderte. A mí, estás de suerte,
no me agotan los orgasmos. Más lo contrario.
¿No habrás quedado con nadie? Será larga la noche.

Soñé esta noche una aventura fantástica
de las que cumpliendo un deseo superan toda realidad aparente.
Me desperté como suele ocurrir:
empapado en sudor,
y en lo que no quiero decir.

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