POETAS
Aquella escribidora en prácticas
de mirada inconclusa y voz de sordina
se arrebató cuando subió al
escenario.
Hacía tiempo que su mente ya no
estaba para muchos análisis interiores
pero cuando una presentación
sobrada de halagos, poco realista y nada sincera
dijo de ella que era un gran poetisa,
la aludida terminó por perder
completamente la cabeza.
Era su primer libro, un zafio
tomo de frases desordenadas con forma de versos
y poco sentido del ridículo.
Escritos en restos de papel higiénico,
por un crónico problema de evacuación emuntoria,
por un crónico problema de evacuación emuntoria,
los había ido coleccionando con
los años.
Por casualidad, un fragmento cayó
en manos de una tía tan rica como loca.
Bueno, cayó en el suelo que
recogió la señora de la limpieza que tiró en la recicladora de papel que se
atascó con la menudencia que extrajo un técnico amigo de la familia que curioseó
sin poderlo evitar que se lo leyó a su amante que se lo pasó a una amiga que
tenía una vecina que conocía a la tía tan rica como loca.
Ésta, decidió pagar a una editorial
de renombre entre cloacas,
y cobrarse algunos favores de las
cloacas,
para publicárselo y hacer de él,
y de ella, un best seller.
No en vano, era su sobrina
preferida:
la chifladura, que une mucho.
Ya en el estrado y con la platea
a reventar,
de familiares, amigos, subordinados
de su grupo empresarial,
y envidiosos en general,
la poetisa descompensada se subió
a la mesa y
taconeando una bulería de alta
montaña
gritó al populacho:
¡Soy la poeta del siglo! Recordad
mi nombre,
pues por mi escritura genial seré
por la historia recordada.
¡A tiempo estáis de adelantaros a
vuestro tiempo! ¡So cobardes!
Dos años más tarde, la tía la
sobrina y su representante,
aquel de los halagos inflados,
jugaban a las cartas en un banco
del parque.
Del parque de la mejor residencia
para incapacitados psíquicos
que la fortuna de la tía pudo
pagar.
Y sus albaceas no pudieron
desfalcar.
Y es que cuando la poesía de
altura perdió el empuje del viento de moda
el hostión de la caída fue tan
grande
que ninguno ha sido capaz de
superarlo.
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