miércoles, 13 de junio de 2012

HACIA ADELANTE







HACIA ADELANTE


He sacrificado a mis perros de raza,
inmejorable pedigrí alta cuna colegio de pago,
porque no los podía mantener.
Ahora tengo dos sabuesos de caza, ellos son los que me van a mantener:
mataremos todo lo que se mueva por el campo.
Que todo lo que vuela a la cazuela.
Y lo que no también.

Fuera mascotas, nada de loros ni gatos ni hámster.
El loro me lo comí, lo mejor que pude hacer, en salsa tropical.
Para que al final se sintiera como en casa. No vaya a ser que de la cazuela, ¡vuele!
El hámster bien rehogado en zanahoria:
voy cumpliendo años y dicen que conserva la vista.
Por aquello de que nunca se ha visto a un conejo con gafas.
Y el gato… El gato se lo eché a los perros.
Me faltó valor para darle con el azadón,
que es la forma en que resolvemos los conflictos en el campo.

He arrancado el césped de mi estúpido jardín inglés porque bebía tanta agua
que me salía más cara que el champán.
Haré un huerto donde partirme los riñones
cultivando berza tomates legumbres y patatas. Muchas patatas.
Que no tendrán forma de chips, esas son para urbanitas que comen en macdonals,
y pasando hambre engordan: que lo vean los demás es lo que importa.
Mis berzas y mis muchas patatas serán para los cerdos.
Porque voy a tener cerdos donde antes guardaba mi cuad y mi motora:
les prendí fuego la semana pasada.
No conseguí engañar a nadie como dejé que me engañaron a mí.
Siempre he oído ¡mejor cerdos que dan jamones!
Pues cerdos. Ya se verá si llegan a jamones.
Y gallinas y patos y conejos. Si me animo, puede que también algún cordero.
Será la única forma de asegurarme los huevos el caldo y la carne.
A los súper ya solo van los millonarios.

He talado el seto de árboles que aísla mi propiedad del mundo de los otros
antes de que me los corten los vecinos:
hay en ellos un buen montón de leña para calentarse.
En los árboles, no en los vecinos. O puede que también.
Y los combustibles fósiles ya no están a nuestro alcance.
Caballo y carro como antaño. Vuelta a la vida lenta.
A la escasez de los ascetas y la aspiración básica del espartano.
Al agua de la fuente, a lavar en el río. A lavarse en el río.
Nueva modalidad: ducha diaria quincenal.

He encendido una lumbre donde quemo todos mis caprichos,
y todo lo que sin serlo no puedo pagarlo. Lleva el fuego seis semanas.
Y diría que sin haber leña para rato, sí arderá todo el invierno:
tanto es lo acumulado por presumir y aparentar.
Por consumir hasta apestar.

El chaparrón frío de la crisis nos ha caído como agua helada,
y tiritando caminamos igual que espectros
hacia un futuro que es sombrío y es lejano.
El mismo que hasta ayer era cosa del pasado.
Queda alguna ventaja en todo esto, de momento no apestamos.
Distinto será cuando en casa entre el ganado.

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