A-IKIDÕ
La mañana de autos mi
editora dejó un mensaje
en el contestador de juguete
que hay sobre la mesa del porche.
Ese al que nunca salgo
porque siempre hace frío
y en todo se cagan los
pájaros.
-¡Tengo algo
importante! ¡Llama llama! ¡Es urgente!
Luego de un par de
minutos de espera para hacerme el interesante,
con falso entusiasmo de
este tenor respondí:
-Tú dirás. ¿Un nuevo
contrato blindado? ¿Generoso anticipo
por un próximo artículo?
¿Dos libros más por encargo?
¿Participar en un
concurso amañado? ¿Ghostwriter para un rostro popular?
¿Alguna presentación? ¿Entrevista
cerrada para el New York Times?
¿Pase de prensa con
figuras y autoridades? ¿Talk Show
con el primer canal en
Prime Time? ¿Cena homenaje de gala?
¿Tour promocional por
las doce capitales románticas de Europa central?
¿Un pase de
-¡No no no no no! Afloja
las expectativas. Para.
Es un contestador japonés.
De esos inteligentes
que interactúan con la
gente y entablan conversación.
Ya no te exigiré ser
amable con nadie. ¿Te gusta?
-Sayonara, Ikidõ.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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