jueves, 25 de abril de 2013

MARQUE SU PIN



MARQUE SU PIN


Comprimido entre las prisas de la cajera y el agobio de los demás clientes
disparado he salido contra la pared de enfrente.
Espachurrado como una mosca contra la tele
en la cima estoy del tablón de anuncios. Donde se cuelga
y se muestra la gente.
Dudo si es una deferencia del supermercado
o el perverso regusto de ver que sus clientes
también son paganinis, y humillados.

Por mi parte, orgulloso estoy de llegar a lo más alto.
Y superar al fin al resto de la peña:
competidores feroces por desechos de oportunidades.
La gravedad tiene sus insistencias y aunque pegajoso, voy escurriendo.
Resbalo por el corcho como zumo de tomate. Hago requiebros
entre chinchetas y papeles. Entre tanto: voy leyendo.

Médico de familia sin familia ni prejuicios se ofrece de camarera. A ser posible,
alterna.
Bombero en excedencia forzada por prender fuego a las llamas
busca trabajo de buzo: bajo el agua pocas son las cosas que arden,
necesito corregir mi dependencia.
Ama de casa despechada capta amantes poco exigentes,
con disponibilidad geográfica y generosidad garantizada.
Doy menos de lo que prometo y cobro más de lo que valgo.
Profesor de varias lenguas nativo de todas ellas,
trabajaría por el mínimo salario común múltiple
en una planta de envasado: he oído que es el único lugar del mundo
donde se puede estar rodeado de bocas y no oír una palabra de ellas.
Necesito, lo que se dice, desconectar.
Leñador sin monte que tronchar solicita puesto humilde
en vivero de semillas al viento. Para reconvertirme y meditar
qué puede sentir un árbol antes de caer muerto.
Ciclista de paseo en filas de tres por reviradas carreteras comarcales,
demanda oportunidad para practicar con buldócer. Y arrollar
a ciclistas de paseo en filas de tres por estrechas carreteras comarcales.
Domador de leones en período de pruebas necesita urgente puesto
en tienda de mascotas. Ya me han devorado tres veces,
quiero invertir los papeles.
Idiota sin remedio se regala por un buen sueldo
a cualquier dirección general. Tengo una gran familia de estúpidos
que puedo recolocar. Ninguno posee ideas ni estudios,
y aunque se da cualquier día, no desaprovechen mi oportunidad.
Ladrón con tres carreras cuatro idiomas veinte años de experiencia
en la cárcel por atracos y asaltos,
se entrega en jornada completa para custodiar ministerios.
Y ya no se tendrán que preocupar, por ninguno de ellos.

Yendo por la mitad del cuadro por donde,
cual babosa de sangre negra y coagulada, voy cayendo,
he topado con uno del que no consigo desprenderme.
Depresivo como ninguno y más turbador que cualquiera, dice así:

Presidente malversador de asociación de poetas sin lustre
cambia su puesto por criador de lubinas. Cuentan que en ellas,
cuanto te miran se ve que hay vida.
Aporto esta asociación de indigentes para fabricar harinas.
Y alimentarlas.
No busco en el trueque otra cosa,
que alegrarme el día.

  

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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