MARQUE SU PIN
Comprimido entre las
prisas de la cajera y el agobio de los demás clientes
disparado he salido contra
la pared de enfrente.
Espachurrado como una
mosca contra la tele
en la cima estoy del
tablón de anuncios. Donde se cuelga
y se muestra la gente.
Dudo si es una
deferencia del supermercado
o el perverso regusto
de ver que sus clientes
también son paganinis,
y humillados.
Por mi parte, orgulloso
estoy de llegar a lo más alto.
Y superar al fin al
resto de la peña:
competidores feroces
por desechos de oportunidades.
La gravedad tiene sus
insistencias y aunque pegajoso, voy escurriendo.
Resbalo por el corcho
como zumo de tomate. Hago requiebros
entre chinchetas y
papeles. Entre tanto: voy leyendo.
Médico de familia sin
familia ni prejuicios se ofrece de camarera. A ser posible,
alterna.
Bombero en excedencia
forzada por prender fuego a las llamas
busca trabajo de buzo: bajo
el agua pocas son las cosas que arden,
necesito corregir mi
dependencia.
Ama de casa despechada
capta amantes poco exigentes,
con disponibilidad
geográfica y generosidad garantizada.
Doy menos de lo que
prometo y cobro más de lo que valgo.
Profesor de varias lenguas
nativo de todas ellas,
trabajaría por el mínimo
salario común múltiple
en una planta de
envasado: he oído que es el único lugar del mundo
donde se puede estar
rodeado de bocas y no oír una palabra de ellas.
Necesito, lo que se
dice, desconectar.
Leñador sin monte que
tronchar solicita puesto humilde
en vivero de semillas
al viento. Para reconvertirme y meditar
qué puede sentir un árbol
antes de caer muerto.
Ciclista de paseo en
filas de tres por reviradas carreteras comarcales,
demanda oportunidad
para practicar con buldócer. Y arrollar
a ciclistas de paseo en
filas de tres por estrechas carreteras comarcales.
Domador de leones en
período de pruebas necesita urgente puesto
en tienda de mascotas. Ya
me han devorado tres veces,
quiero invertir los
papeles.
Idiota sin remedio se
regala por un buen sueldo
a cualquier dirección
general. Tengo una gran familia de estúpidos
que puedo recolocar. Ninguno
posee ideas ni estudios,
y aunque se da
cualquier día, no desaprovechen mi oportunidad.
Ladrón con tres
carreras cuatro idiomas veinte años de experiencia
en la cárcel por
atracos y asaltos,
se entrega en jornada
completa para custodiar ministerios.
Y ya no se tendrán que
preocupar, por ninguno de ellos.
Yendo por la mitad del
cuadro por donde,
cual babosa de sangre
negra y coagulada, voy cayendo,
he topado con uno del
que no consigo desprenderme.
Depresivo como ninguno
y más turbador que cualquiera, dice así:
Presidente malversador
de asociación de poetas sin lustre
cambia su puesto por
criador de lubinas. Cuentan que en ellas,
cuanto te miran se ve
que hay vida.
Aporto esta asociación
de indigentes para fabricar harinas.
Y alimentarlas.
No busco en el trueque otra
cosa,
que alegrarme el día.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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