SANTO OFICIO
Estimada señá de usté y
de su potestad solamente:
Ante usía con santo
oficio me dirijo,
actuando en forma plazo
procedimiento y contexto,
para que si a bien su
excelencia lo tiene
a este vasallo en su
mediocridad responda y por ello a continuación
EXPONGO:
Que habiendo tenido
conocimiento de su reprimido deseo
su malevolencia privada
su descaro público,
ha llegado a mis oídos
la desfachatez en su cargo.
Su villanía de actos y
la manipulación de los medios
por todos los medios a
su alcance o lejanía posibles,
para mantenerse en el
puesto puesto que aquí nadie habla;
se diría que por
tenerle gran miedo enmudecen y callan,
hasta que su ilustrísima
quiere y cuando quiere dicen los demás
sólo aquello que quiere.
Mienten todos que es
por su señoría lo que hacen,
cuando el bien común y
la integridad de la institución afirman se lo merece:
no hay cosa más cierta
que esto es una mentira encubierta.
Una de miles que por su
palacio sin escolta ni guardias ni escudos ni honores
por sus faltas de
respeto campan.
En línea con lo
anterior, de nuestras pesquisas realizadas
y de sus desleales
comentarios vertidos o filtraciones mal controladas,
debo añadir que para
nosotros no ha perdido su alteza la confianza.
Sepa que nunca la tuvo.
Y en su caso:
“quien no tuvió no
retuvió”
Tampoco nos merece
afecto ni aprecio sino sólo temor:
sabemos aquí su realeza
quién maneja los hilos.
Puede que tirando del
hilo logremos llegar al ovillo,
pues más de un personajillo
hay enroscado en su corteza interior.
Otro sí otrora también,
DIGO
Tome nota de ayer
valore el recuerdo como la historia merece,
de reales que por la
chusma sublevada y furiosa su cabeza perdieron.
Pues jamás poder
absoluto fue absoluto en el tiempo.
Medite majestad con precaución
antes de que las consecuencias le arrollen.
O a buen seguro que lamentarás
cuando veas la guillotina dispuesta,
y cariacontecida te
digas:
Siempre soñé para mí
una forma más noble
De morir.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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