TOPÓNIMOS
Nervioso por los acontecimientos
como los temores de un gato
escapó por la puerta trasera
de la embajada sitiada.
La que da a Calle Incautos.
Al pie mismo de Monte Perdido.
Corrió ladera arriba esquivando
abejorros y misquitos.
Ninguna bala que recordar
para tiempos de paz.
A tropezones y saltos,
llegó hasta Río Bravo.
No apto para cobardes, intentó
cruzarlo:
lo arrastró la corriente
como se arrastran las masas.
Esquivando rocas y
ramas, desembocó en Laguna Seca.
La atravesó a pie y sin
una gota. En ropa y boca.
En el Valle De La Muerte
sobrevivió comiendo cadáveres:
aventureros ladrones turistas
buscavidas y desgraciados en general.
Su carne estaba seca pero
sobrada de sal. Y sales:
sin un rasguño salió.
Tres días más tarde era
interrogado en Pueblo Silencio:
no dijo nada por temor
a romperlo y ser condenado en desobediencia.
El alcalde Don Prudencio
lo consideró útil para su reelección:
utilizando el ejemplo, lo
nombró director de campaña.
Él, que no había peleado
en ninguna,
armó a colaboradores y
voluntarios y declaró elecciones desiertas.
En tres meses organizaba
la guardia en el ayuntamiento
que transformó en la embajada
de los procesos rápidos
los juicios cortos las
sentencias largas.
En honor a su padre.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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