AMOR DOMÉSTICO
Este amor nuestro que
tanto nos une y nos separa,
la hipoteca en el
primer supuesto las ganas en el segundo,
tanto se ha mimetizado
con el hogar dulce hogar de los encuentros
que ahora:
te oigo gemir como una
frigorífico ronronear como una lavadora sudar
como la secadora
calentarte como una plancha meterte dos rayas como la
tostadora y después
darle mil vueltas a las cosas como la batidora asustarte
como la báscula hacer
de tripas corazón como el exprimidor silbar de éxtasis
como la tetera hacer
juegos de agua como el lavavajillas cantar como un
radio despertador
ponerme la piel de gallina como el aire acondicionado
apresurarte en llegar
al final como el microondas o tomarte tu tiempo para
hacer las cosas bien
como el horno a sus ciento ochenta grados tersa como
la vitrocerámica o
llena de escondites como el radiador complicada como
programar un vídeo
sencilla como una lámpara clásica como una carta o
rabiosamente moderna
como una tablet ruidosa como tu secadora
de pelo
silenciosa como el
ordenador agitada como la segadora multifuncional
como el robot de cocina
húmeda como el escurre platos seca como la tabla
de trinchar a veces
amplia como el cesto de la ropa otras estrecha como
el ojo de la aguja.
Con ojo debo andar pues
entre todas tus virtudes
también te he oído
contar
miles de mentiras como
el televisor.
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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