¡AY!, AMOR EN EL MUNDO
Estás un poco obsesivo
con tanto... cómo diría…
¿mirarte el ombligo?
Con acariciarte el
mentón atusarte la barba besarte las manos y la cara.
Masajearte el cuello y
arreglarte el cabello.
Que se vean esas orejas
tan hermosas que cuelgas.
Que te mire bien el
resto del mundo,
y vean en ti la
perfección hecha carne.
Carne con ojos
maravillosos profundos.
Que se enamoren con
sólo escucharte. Esa voz que es música
y tu discurso pura
melodía.
Quizás no se hayan dado
cuenta pero tú bien sabes que eres su mesías:
Pobrecitos desvalidos
perdidos incautos.
Ay… Eres tan obsesivo
con quererte a ti mismo
que has contagiado a
los demás a seguir tu camino.
Disimulas ese puntito
tuyo que se pasa de listo
diciendo “quereos a
vosotros mismos que el mundo es amor”.
Y yo me pregunto:
¿Qué fue lo primero el
golpe en la cabeza o el discurso?
© CHRISTOPHE CARO
ALCALDE
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