AGUA DE CARA
Querida amiga azul. De mirada azul
profunda.
De pelo azul oscuro. De piel azul
cerúleo. Mi favorito ya sabes.
Te escribo esta carta llena de
novedades
desde el verde más intenso de tu
tocador,
tómate una pausa aquí e interprétalo
como prefieras,
en estos valles plenos, qué digo
plenos, anegados de paz y silencio.
Tanto que estamos pensando en ser
rescatados pero
aún andamos debatiendo.
Entretanto llega de la huida final
el momento,
llámalo vuelta a casa, deserción o salida,
quiero contarte cuáles son nuestros
planes.
Para que tú también planees y, como
yo,
te dejes llevar por el escitalopram,
te excites, y vueles.
Interpreta esto también como
prefieras.
En la casa hemos hecho algunas
reformas
de baja importancia pero alta
efectividad.
Siempre fuimos gente de grandes resultados
con pequeños recursos,
ya tú sabes.
En el ala norte hemos creado un espacio
guía.
Un centro de curación y energía.
Un lugar de encuentro para todo el
que se haya perdido.
Con un mapa en el suelo que solo señala
el norte.
Tantos son los que caminan sin
norte,
por extraviado o robado, que
tenemos lista de espera.
Y esto nos dio una idea:
rehacer completamente el ala sur.
En ella alojamos a los que se desesperan.
Sabes de mis excesos:
he ido por el lado canalla en la
decoración de este espacio.
Decoración usos y abusos.
Al huésped ansioso ofrecemos ansiolíticos
naturales,
de nuestra propia huerta.
Porque también hemos creado un
huerto, que no te lo había dicho.
Entre acelgas y coles cultivamos
amapolas y maría.
Y mejora día a día nuestra cosecha
de opio, hachís y heroína.
Damos dos pases diarios que
satisfacen a la mayoría.
Cuatro para casos extremos.
Hay overbooking:
reformamos el ala este.
Quieren los más enganchados ver
salir el sol cada día.
Sospechan que no lo verán esconder.
En filas de a tres, no me pidas que
te lo explique porque no sé qué es,
hemos dispuesto hamacas de paja y
tumbonas de plástico.
Lo más barato que esta clientela
colgada no se entera de nada.
Hay que explotar el filón.
Por cada dos una timba, por cada
tres una cachimba.
Por cada cinco una fulana. Que haga
con ellos lo que le dé la gana.
Y en apuestas, sexo de quiero y no
puedo y drogas mal diseñadas
quietos se pasan el día.
Sé que entre los clientes hay
alguna sotana, de hombre y mujer,
políticos, prestamistas,
esos que ahora llaman banqueros y compran
cualquier respeto,
y más de un policía.
Tenemos la continuidad garantizada.
Te preguntarás qué pasa con el ala
oeste,
tu espacio cuando nos visitabas.
En ella hemos puesto un banco de
pesas,
para esas visitas pesadas.
Una bicicleta de spinning
para los que corriendo vienen con
intención de quedarse
sin nadie que los llamara:
más vueltas a la rueda y menos a
sus problemas.
Para los hambrientos una barbacoa
vegana.
Para los sedientos una piscina de
orujo:
que de tanto beber revienten.
Una biblioteca con cien copias de
la Enciclopedia Ilustrada
para los de la vista cansada.
Y para ti, antes de que lo eches en
falta,
un precioso aguamanil.
De esos felices veinte,
veinte años felices veinte parece
que no hubo más,
y restaurado por mí.
Mirando a tu atardecer, a tu ocaso
azul cielo
Con un sol naranja esperanza
Entre nubes azul sí quiero.
Con pétalos blancos de rosa
Sobre un lecho de agua fresca
Color
Azul
Añil.
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