NAVEGANTE
Antes de hacerme a la mar
quisiera solventar unas cuestiones.
Apenas cuatro asuntillos
que aún tengo por aquí pendientes.
De relativa importancia,
por su relatividad en función de algunos
más graves,
pero que debo yo resolver antes de
abandonar.
UNO:
Saber por qué no estuvisteis cuando
tanto os necesité.
Solo tuve que defenderme
de todos los enemigos que infectan
este lugar inmundo.
Que eran míos y vuestros.
Solo tuve que vencer si es que en
algún momento vencí.
Pues aun ganando a veces las menos
creo que al final ninguna,
sé que siempre perdí.
Y solo amargamente solo cuando me
tocó perder.
DOS:
Hoy que necesitáis ayuda, ¿por qué
venís hasta mí?
Qué ha ocurrido
que ahora os acordáis de este que
tanto odiáis.
Algo muy personal será para lo que
buscáis apoyo
de quien personalmente implicarse
en vuestros problemas no quiere.
Quid pro quo queridos.
Quid pro quo en negativo.
TRES:
Ahora que el nuevo virrey la vida
de vuestros hijos quiere,
duelen esas heridas más que las de
la propia carne,
que sus corazones latiendo ha de
arrancar
para calmar la implacable sed
de los que solo beben sangre
¿me pedís que encabece la marcha
que eliminar al asesino pretende?
CUATRO:
¿Qué habéis hecho pueblo ingrato
con todo el oro y la plata robado,
que vuestras chozas convirtió en
palacios
que las arcas os llenó de viandas y
los baúles de sedas
trajes de fiesta y collares?
¿Qué habéis hecho pueblo egoísta e
hipócrita
con los cofres de doblones que en
la puerta de vuestras casas dejaba
para que tapándoos las miserias
las amistades comprarais?
Atrás os dejo pueblo desagradecido
e infiel.
Volveréis a los tiempos del hambre.
A mataros por una gallina.
A caminar por el barro,
para ir a vuestras casuchas de
paja.
Antes de arrojarme al mar quisiera
yo preguntar
¿si queda algún voluntario,
de los que antes sobraban cuando se
trataba de dar
que para vosotros solo fue recibir,
que hoy me quiera acompañar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario