OFERTAS DE EMPLEO
He puesto
un anuncio en la sección de contactos:
ando
buscando trabajo.
En un
periódico local de tirada mundial.
Aporto movilidad
geopolítica:
voy allá
donde las banderas regionales me manden.
Me conformo
con que los corruptelas me paguen.
¿No son
ellos los que reparten?
Mi primer intento
resultó un fracaso, demasiado formal:
Hombre serio
y responsable se ofrece para todo en cualquier parte.
Tengo conocimientos
afán de superación y capacidad de adaptación al medio.
Terrestre o
acuático. No importa donde me entierren
que respirar
no suelo. Para no molestar.
Exijo en
proporción, contrato por escrito nómina según valía
y seguro médico.
Sólo llamaron
para insultarme.
Me acusaron
los sindicalistas de blando: tanta concesión
les pareció
intolerable.
El ministro
de trabajo fantasma me amenazó con la cárcel:
por incitar
a las masas a una rebelión laboral
con
demandas mínimas inasumibles.
La patronal
publicó un contraanuncio en todos los periódicos importantes;
socios del
mismo guante:
mis condiciones
eran un insulto a su sistema clasista capitalista exclusionista.
Deberían expulsarme
del mismo y ser enviado al inframundo.
Lugar donde
dicen viven muriendo los que por trabajar pagan.
Pagan ellos
cobra el empresario que le subvenciona el gobierno.
Incluso el
presidente de la asociación de Parados Perpetuos, aPaPe,
me contestó
vía cartas al director:
¿qué
insolidaridad era esa de pedir trabajo sólo para mí?
He dejado correr
al tiempo; su pasatiempo favorito.
Que despeje
aquella tormenta el silencio.
Con seudónimo
ahora he reescrito ese texto,
quitándolo de
ofertas de desempleo.
Caso de no
tener éxito, haré otra versión diferente:
Esclavo sin
aspiraciones se ofrece gratuitamente.
Aceptaría toda
clase de abusos y humillaciones.
No demandaré
por ello ni exijo nada a cambio.
Ni contrato
de trabajo ni seguro ni salario;
me basta
con ser maltratado.
Doy todo y
no pido nada.
Incluso pongo
el coche la gasolina y la comida.
Duermo en
el maletero y pago una comisión por ello.
Puedo trasladar
dinero, no me quedaré ni un céntimo.
Sirvo para
blanquear sobornos chantajes fondos públicos desviados
comisiones
ilegales.
Servicio puerta
de infierno a puerta de banco en paraíso. Fiscal.
Poseo una
discreta cabaña para ocultar gobernantes
y delincuentes
en general.
También me
ofrezco de testaferro por si surgieran problemas.
Si hay que
ir a la cárcel, ya estoy aquí para eso.
Con éste yo
sé que triunfo.
Espero que, cuando me lo copien,
confiesen.
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