OTRA MANI ES POSIBLE
Ayer en la manifestación, entre
gritos de adiós gobierno
y abajo esta tiranocracia,
quise convencer a mi compañera
de que estaba más guapa callada.
Compañera de pancarta y protesta,
que no compañera de cama.
Justo lo que yo buscaba.
Lo dije porque ella con la boca
cerrada
y yo mirándole primero a los ojos
después a su cuerpo entero
¿no era ese el mejor momento, para
que la besara este prenda?
No captó mi mensaje y siguió gritándole
a todo:
¡menos palos más trabajo! ¡fuera
políticos dentro personas!
¡abajo el gobierno arriba los
ciudadanos!
¡presidente cobarde presidente mala
gente!
Pensé que con tanto grito, quizás
no me hubiera oído:
le pedí cambiarnos de sitio. Así, hablándole
desde la derecha
tal vez tuviera más éxito. No por
tener razón,
sino por ser ella de izquierdas y
atacarle más las neuronas.
- Eres la más hermosa, entre todas las mujeres.
Aquí soltó una carcajada, que
recordarlo aún me duele.
-¿Es porque estoy rodeada de
hombres?
Me sonrojé, era cierto. ¡Y yo que
creí que ya tenía media batalla ganada!
La gracia, era por mí.
- No coges bien la pancarta. Mira, esto se lleva así.
Fue mi escusa perfecta: rodearla y
que no escapara.
Agarrándole suavemente las manos,
tiramos de aquel trapo con rabia.
- Esto sí. –me contestó dulcemente-. Tócame más y calla. Olvida
las palabras vanas. ¿No ves que por
ellas estamos aquí?
Déjate de encantamientos. De
sonrisas de primer ministro.
De promesas de candidato. Que por
culpa de todos esos,
vamos a vivir atados. Cállate so
bobo.
Calla y tócame con descaro.
- Vámonos sí, vámonos al furgón de cola –sugerí con entusiasmo.
Si ya era su bobo oficial, ¡qué
importaba seguir interpretando!
Vamos que atrás hay charla y no
gritos.
Que aquí hay que parecer combativo.
La paz y amor están mal vistos.
- Vámonos que este vestido es amplio, y en él puedes esconder tus
manos.
Pasearlas por todo mi cuerpo. Hazme
creer que es todo perfecto.
Mudo le seguí hasta ese lugar en la
caravana
donde la gente más que participar
acompaña. Ajenos, quizás, al resto.
Rápido y silencioso, me colé entre el
vestido y su piel.
- ¿Dónde mejor que aquí?
Afuera, lejanos ecos de otro mundo
es posible.
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