ALGUNAS DIFERENCIAS
Contundencia nunca le
faltó a la hora de hacer declaraciones. Más cuanto tenía ante sí a todos los
medios que, en su afán por solidarizarse con la causa estrella del momento,
publicaban cualquier cosa que saliera por su enorme boca. Grande pero que
gustaba a muchas mujeres tomándola como modelo para su operación de estética
labial.
No-Ah, la presidenta de
MUENCO, era una mujer de fuerte carácter. Demasiado fuerte para algunos y
blanda para otras. Alta, robusta, con una melena pelirroja que siempre llevaba
suelta, por aquello de no perder un ápice de libertad, decía, y razonablemente
atractiva, cuando No-Ah hablaba todos callaban. Y algunas interpelaban. Pero en
la última rueda de prensa donde convocó a medios nacionales e internacionales
fue demasiado lejos. No para algunas, que estaban reclamando una acción así
desde hacía tiempo. Siempre hay quien ni los extremos le parecen suficientes.
MUENCO era un asociación
que nació gracias a la ayuda incondicional de un gobierno seudoprogresista cuya
prioridad era arañar votos por cualquier vía. También la ilegal o
preferiblemente ésta que es más rápida. No en vano, su presidente fue un hombre
tramposo y pusilánime que con añagazas y mucha suerte escaló hasta la cima del
poder sin merecérselo. No se sabe, pero sí se supo más tarde que aquellas
decisiones precipitadas y populistas traerían grandes conflictos. Quizás por
ser un país históricamente dividido en muchas mitades, o porque el poder nunca
mide sus errores.
Sea como fuere, la
semilla del mal se plantó definitivamente el día que aquel presidente aniñado y
débil creó un Ministerio para la Desigualdad Invertida de los Seres, minideis
conocido popularmente. Al frente puso a una adolescente de 38 años inmadura y
resentida con los hombres: todos sus novios la habían abandonado por histriónica
y otros tipos de trastornos. Ella, tenía varios.
Con nombre de corista
travestida hizo de sus frustraciones e inseguridades venganza. Se dedicó a ello
en cuerpo y alma los seis años que duró aquel mandato nefasto. Demasiado tiempo
como para que el daño no fuera irreversible. Más cuando todos los recursos personales
y económicos del ministerio, un gigante de millones de euros, se pusieron a
trabajar con ahínco a la nueva tarea, surgida repentinamente como la mayor
necesidad olvidada. Ella y su presidente serían el faro del mundo.
Así fue. El mundo
entero naufragó por culpa de ese faro: nadie en el gobierno tuvo la ocurrencia
de medir la profundidad de calado del fondo rocoso.
Pronto el minideis se
convirtió en un monstruo que se fecundó a sí mismo, no podía ser de otro modo
dada su psicología, y parió cientos de hijos que parieron cientos de hijos que…
Todas hembras ya nacidas fecundadas y así una y otra vez, sin variabilidad genética
ni evolución posible. Tampoco necesaria estando la comunidad entera entregada a
un único objetivo prioritario: acabar con el sexo enemigo.
En una labor que no fue
callada ni silenciosa, y sí apoyada sin reservas por todos los medios de
comunicación manipulada, el minideis abrió delegaciones en territorios cada vez
con menor densidad de población. Asegurándose su supervivencia al colocar al
frente de ellos y dentro, a las hijas de las hijas. En seis años de guerra y
acoso con una inagotable dotación de fondos, su poder fue creciendo e injertándose
en el tejido social sin distinción de capas. De abajo arriba y a la inversa,
cambió la sociedad, a su media sociedad, transformándola en un ejército perfectamente
equipado y debidamente reeducado hacia la ideología dominante. Una ejércita,
como le gustaba decir a la ministra que incluso inventó un nuevo lenguaje. Y una
frase que se imprimía en todos los documentos oficiales:
“La moral: cada día más
alta. El objetivo: siempre claro. La venganza: justicia retardada. Nuestra justicia:
nos hará libres.”
Ese tiempo, y para que
el proyecto final no pudiera fracasar, se aprovechó para modificar leyes en la
dirección adecuada: aquella que servía para encarcelar sin dilación ni juicio
al sexo enemigo. Transformar libros de texto y escuelas en centros especiales
de adoctrinamiento temprano. El más eficaz. Servicios especiales de vigilancia
y seguridad femenina contra los sospechosos habituales, con patrullas de
intervención inmediata de detección, incomunicación e inmovilización por
cualquier medio, preferiblemente la humillación y la fuerza. Mejor cuanto más
desproporcionada por considerarse medida disuasoria ejemplarizante. Una vez que
la ejércita estuvo preparada, Mujeres En Combate, a través de su presidenta y
con el beneplácito de la ministra adolescente con nombre de travesti convocó a
los medios para anunciar con orgullo y satisfacción que se daban por concluidos
los preparativos.
-Da comienzo la Solución
Final: Exterminio.
Ellas atacaron primero.
Guerra relámpago que se inició asesinando a sus parejas en alcobas, al vecino
de rellano, al dueño de cualquier negocio en la calle. A todos los hombres del
barrio.
Ellos reaccionaron
tarde. Los que pudieron huir ser refugiaron en el monte, y vivieron en cavernas
como osos. Desde ahí se organizó la resistencia.
Hoy el mundo está
sumido en el caos. Del faro que aquel presidente cobarde muerto a machetazos
por sus hijas disfrazadas de Charles Manson, y su ministra histérica encendieron,
hoy sólo asoma oscuridad. El mundo entero se contagió de la violencia doméstica
y vive hoy su peor guerra de todas.
Cuentan los mensajeros
del miedo que quizás no queden más de diez millones de personas. La guerra de
sexos será la última gran guerra, porque será la guerra final.
Dicen, cuentan, algo
que puede ser cierto o no: hoy No-Ah hace mítines con animalas. Quiere liberarlas
del sometimiento a los machos.
También cuentan que está
muy enfadada con la araña de nombre aristocrático Lactrocdectus Hasselti y con Mantis Religiosa, con aspecto más sofisticado pero de etimología más mundana.
Aún no entiende por qué.
Aún no entiende por qué.
© CHRISTOPHE
CARO ALCALDE
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