TEMPORALES
Nunca fue este viejo continente una tierra de tornados.
De esos que cuando se dan las condiciones necesarias
surgen furiosos del centro de la nada.
Y se retuercen y retuercen lo que encuentran.
Y arrasan te arrasan. Si te succionan, desapareces.
Por eso, cuando el huracán de la crisis se presentó
ante la puerta de nuestras casitas de paja y ramas
nos llevó a todos por delante.
Tan seguros que pensábamos que estábamos,
tan frágiles ahora. Es lo que éramos.
Casi todos,
pues los magnates que agitaron esta tormenta a su capricho
continúan dulcemente recostados.
Disfrutando y descansando como dioses en su Olimpo privado,
sobre las negras nubes de esta economía de mercado y esclavo.
Barrió la furia de los vientos sedientos de dinero con sangre
el continente que más muertos esconde en sus entrañas.
Qué importan los muertos que no son nuestros.
De sur a norte de norte a sur. Será que eran vientos fríos del
norte.
Será que el norte es más valiente y más violento.
Más sangriento.
Será que marca el camino aunque en ese camino nos perdamos los del
sur.
¿Le importa a alguien el sur sin ser un traficante?
Están ahora de oferta los esclavos.
Por el precio de un trabajador del norte,
adquieres en el sur toda una familia. Con derecho a insulto y a
maltrato.
Si apetece, también a roce. Desinfectar primero:
por si contagian con su visión laxa de la vida y el trabajo.
Será lo que sea, la cuestión es que aquí estamos.
Recibiendo palos y sablazos.
Y si primero fue el viento luego se arrimó la lluvia
-este temporal a algunos da dinero, así que prontos esos se
arriman
para hacer más fuerte su frente de tormenta,
que a más fuerza más dinero y a más dinero más fuerza-.
Después llegó el granizo
y las piedras de hielo atacando nuestras cabañas y cabezas.
Lapidados como infieles en este mundo de poderes desleales
protegidos con su guardia pretoriana del resto de malnacidos y
herejes.
Otra vez en el norte invasivo está Alemania.
¿Resentida quizás por su 07 05 19 45 o por Núremberg 46?
Otro canciller al mando. Toca ahora mujer pero,
distintos métodos mismo resultado.
Otra vez Alemania aprovechándose de capitales y mercados.
Conquistando ciudades y capturando en ellas prisioneros,
en esta otra Europa de apestados doblegados.
De una insultante paga asalariados. Por cuatro monedas presos perpetuos.
Otra vez los hombres a trabajar de sol a sol.
Las mujeres de pechos resecos cuarteados a amamantar vástagos
desnutridos.
Malparidos en este tiempo perdido.
Otra vez lo de otras veces parecía que olvidado.
Y desde las cosechas de cereal hasta los productores de vino o
hidromiel,
queso de cabra por matojos o aceite de oliva 40º a la sombra,
todos a rendirse y a perder.
Manos arriba esto es un atraco adiós muchachos.
Adiós juventud. Esta y la siguiente y la siguiente.
Si la tierra en algún momento fue para el que la trabaja
se trató de un error imperdonable en esta historia de villanos.
Villanos por sus villanías no por vivir en la villa.
Sí, también son dueños de ella aunque no vivan.
Y del ganado que cría el ganadero con el pienso que el villano vende,
a su precio de mercado.
Y del pescado fresco de la lonja. Nos dejan que comamos las escamas
y las tripas.
¡Alimenta con ellos a tu familia desgraciado!
Así nos hablan no se esconden no hace falta
los nuevos dueños de todos los océanos.
Otra vez y ya van tres pero son miles,
Alemania la del norte con sus carros de combate bemeuves y
mercedes
paseándose por Francia.
Y por Italia y por Grecia. Y por todos los países con frontera
intercambiable.
Ahora sí, han entrado en Portugal y España.
No he hablado de Polonia, que Polonia es el primer descanso del
guerrero.
Esto ya se sobreentiende.
Así lo dicta el propietario de un ejército disfrazado con
maletines trajes y corbatas.
Maletines donde trasladan el dinero ensangrentado:
a cualquier banco de esos que hemos revivido los cautivos,
los muertos y remuertos.
Bancos que no han olvidado el servicio al ciudadano. Exclusivo.
Con lavandería especializada en limpiar manchas de sudor y sangre.
Mejor, cuanto más haya costado.
Ellos ya ponen el semen.
Que las hembras engendren solo a sus hijos para inmortalizar su
estirpe.
Pero siendo esta cadena de tornados la más violenta de los últimos
años
no limpiará de verdad esta basura
que ha llenado las calles con lo que nos escupen de las nubes.
Nubes negras de economía de mercado y esclavo.
Basura con forma humana y mirada de asesino:
falto de remordimientos, sobrado de codicia.
Pero basura al fin y al cabo.
©CHRISTOPHE
CARO ALCALDE
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