MARENNES
La muchacha
pizpireta reconvertida en joven desinhibida
transformada
en mujer de edad comprometida,
salió al
encuentro agitando los brazos con emoción
y
regalándonos una de sus mejores tarjetas de visita:
sonrisa
abierta como el mar abierto
que miraba
frente a frente a su casa de playa.
Habíamos
estado viajando durante casi dos generaciones
desde el
reseco lugar donde escondíamos nuestro refugio.
Llegamos
algo resecos por tanto y más por coherencia que por sed,
a ese
espacio de luz cambiante y playas metamorfoseantes donde Pierrette,
la mujer de
edad incongruente y vitalidad coherente
se retiraba
cada verano desde que cumplió los veintiséis.
Ante
nosotros, tal cual había sido siempre:
ojos azules
cielo limpio y agrisados de vida
-la vida
siempre mancha un poco-.
Cabellera de
nudos sueltos
-la
sabiduría desenreda muchas tramas-
y rojo
óxido.
También
aplaca un poco la intensidad de juventud
tornando
sus colores más quebrados.
La vida
mancha, y rompe.
¿Qué tal el
viaje todo fue bien habéis tenido tráfico qué coche más grande
qué bonito
es cuánto me gusta mira qué guapos estáis preciosa dame un beso
cuánto me alegro
de que la vida te trate tan bien pasar para adentro ya está
todo listo
aquí la habitación mi casa es vuestra casa quedaros para siempre
que estoy
un poco sola y tú ven aquí canalla no vas a darme un beso?
Un poco
sola pero lo justo tampoco confundir.
Pierrette
era una gata que había vivido muchas veces:
el pasado
abrasador del que no quería hablar ni ocultar
-hay a
quien el fuego purifica, a otros les cambia por fuera la vida-.
Los años
dispensando salud. Para los demás, a manos llenas.
El tiempo
conectando corazones ajenos hasta que una chispa inesperada,
de nuevo la
chispa y el incendio marcando vidas,
conectó el
suyo sin pensar.
Sin pensar
o pensándolo cinco bocas en el nido diciendo pío pío
aquí estoy
yo porque así tú lo has querido.
Pierrette
no se doblegó pues ante nada se pliega.
No habrá
vida que pueda con ella. Ni persona que la olvide
ni pichón
que bajo su tutela no salga del nido,
valiente
fortalecido decidido como es ella.
Han pasado
muchos años desde que Pierrette
vio la luz
de este mundo cruel e injusto.
No lo esconde.
Su rayo vital es para contarlo sin disimular.
El tiempo,
solo por fuera la ha cambiado.
¿Qué es la
piel sino un envoltorio con un buen diseño gráfico?
Por dentro,
ha sido Pierrette la que ha vencido,
hecho con
él lo que ha querido.
Vuela hoy
de nuevo libre o casi libre, pues nadie somos libres del todo.
Su maleta
de viaje repleta de vivencias. Recuerdos hermosos.
Muchos para
sentirse orgullosa. Otros para callar satisfecha.
Fotografías
de personas queridas: unas quedan otras se fueron.
Otras aún
quedando mejor es que se hubieran marchado.
¿Hay
alguien que pueda afirmar que nunca el aire le robó
más de un
abrazo egoísta?
Hoy vuela
libre casi libre rehaciendo otra vez,
que es otra
y otra vez,
su proyecto
para un futuro inmediato.
El presente
es lo que tiene al alcance de la mano, y a él con ambas manos
se agarra
fuertemente. Sí, con ambas manos.
¿O es que
alguien lo dudaba?
De ser así,
¡no conocen a Pierrette!
Refleja
ahora su pupila la pupila de un hombre sensato.
Que va y
viene. Rota como un rotario.
Que pide
poco y da lo que puede.
¿Hay quien
pueda decir que es libre del todo?
Les vi
trotar escaleras arriba, ilusionados. A ver el mar, decían.
El mar y lo
que hubiera que ver.
La
persecución de la felicidad no tiene edad,
¡pero qué
difícil se antoja su captura!
Doscientos
años han pasado de esta historia.
La de una
mujer que nació para ser joven, no para morir en el intento
dejando un
bonito cadáver.
Me cuentan
que la suelen ver por el encierro, jaleando toros y corredores.
Con amigas
nuevas cada año, no porque Pierrette las olvide,
sino porque
a ella no le siguen.
¡Espéranos
Pierrette, espéranos! –Le dicen.
Ella no
hace caso. –Hay tanto por hacer, ¡no tengo tiempo que perder!
Murmuran
las envidias que debió vender su alma al diablo.
Desconocen
que se guardó para ella el primer secreto de sus oligoelementos:
¡Vive cada
día como el último!
¡Qué pena
que os vais cuándo volveréis quedo un poco sola no pasa nada
mi casa es
vuestra casa la puerta está abierta para cuando os dé la gana
ya estáis
para siempre entre mis amigos bésame querida bésame so canalla
volved
volved!
©CHRISTOPHE
CARO ALCALDE
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