COMIENZA EL CURSO
El ministro
de la cara incómodamente descriptible,
por grande
y dura,
y parecerse
mucho a una iguana,
de sangre
fría insensible como todas,
no quisiera
yo ofender, a las iguanas que culpa ninguna tienen,
ha dicho
que septiembre será negro.
Otra vez.
Que habrá
más ajustes, otra vez.
Nuevos
recortes, otra vez.
Que no son
nuevos sino más tijera a la misma tela que no llega.
Ha de
hacerse un nuevo traje el emperador. Él pone la percha,
nosotros la
tela: hecha de piel teñida en rojo sangre.
El de la
cara no hermosa descriptible fácilmente
pone las órdenes:
alguien tiene que sacrificarse.
Basta con
verle la jeta, de iguana dura,
para notar
cuánto le duele. Cómo sufre.
A mandíbula
batiente, para más detalle.
Desencajada
que está de tanto partirse la caja.
Haciendo caja:
un poquito
de aquí un poquito de allá.
El sueldo
de funcionarios las prestaciones de desempleados
la ayuda a
los más necesitados. El iva de todos.
Y el sudor
y el trabajo, de casi todos:
autónomos agricultores
comerciantes ganaderos empleados por cuenta ajena.
No ponen lo
mismo los amigos:
senadores congresistas
eurodiputadistas grandes empresarios
enormes fortunas
banqueros sibilinos y nobles.
De las
finanzas y proezas económicas en tiempos de bonanza,
cuando la
bolsa y los mercados subían y subían y reventaban.
Éstos,
estos no ponen lo mismo pero es porque no tienen.
Hay que
comprenderlos, pobres, cómo sufren.
No tienen
intención ni ganas ni nadie que obligue.
No lo hará
la iguana, insensible al sufrimiento.
Es un
reptil, qué esperabas. ¿Un abrazo en el tiempo de descanso?
El año
comienza en septiembre, enero no es más que una ilusión,
y empieza mal,
negramente mal con los de siempre.
Suma y
sigue. O resta y continúa, en este caso.
Pero ajenamente
al desaliento con sus de siempre:
tiburones
peces gordos y reptiles en general. Sangre fría,
fría del
todo.
La vida
sigue igual, para los que no temen perderla.
Distinta o
ya no sigue, con los que sí.
© CHRISTOPHE
CARO ALCALDE
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