GOOD BYE, PEOPLE GOOD BYE
Se fueron todos.
Nadie por aquí ya están todos largados o escapados.
O huidos o expulsados.
Adiós al pueblo a las gentes del lugar a forasteros.
Adiós paisaje adiós lunas y lunáticos.
Adiós paisanaje sano y enfermo.
Adiós viejos y muchachos.
Justos y pendejos prudentes e insensatos.
Castas y putas trabajadores y gandules.
Se vayan todos, nadie se arriesgue a que le caigan las piedras.
Después de la fiesta, la comida la bebida los bailes y las flores,
queda lo mejor a los mejores: piedras como castillos desde el torreón
donde párroco y alcalde saludan a visitantes.
¡Bienvenidos míster y mistera!
Y después roca a cada uno en la cabeza.
A reventar al que se marcha sin pagar.
Que aquí se paga por todo, bueno o malo o regular.
Piedras, piedras para echarlos a todos y para salir corriendo.
Piedras pesadas como sermones rodantes como discursos.
Piedras de unos y otros. Es lo más sano que hay en el campo.
Se fueron todos, ¿no se fueron?
¿Queda alguno? Hay que lincharlo.
Y después…
Sola queda la novia en el convite con todos los muertos.
A los pies de sus zapatos bajo las ruedas del carruaje.
A los cascos de los caballos. Pisoteados como barro.
Sola queda la novia cuando acaba la farsa.
Sola queda como sola vino como sola vivirá.
Que a su lado no hay sino fantasmas.
Adiós, gentes y malas gentes.
Presentes y ausentes, malogrados y vigilantes.
Atentos y confundidos.
Dejad sola a la novia, que el vestido
es tiempo de irlo rompiendo.
Adiós.
© CHRISTOPHE CARO ALCALDE
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