miércoles, 24 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 175



El problema es que le faltan manos. Linterna, arma, cámara… Únicamente ésta puede colgarse del hombro. Como un bolso. Recuerda aquellos días en que podía lucir un bonito bolso, femenino, elegante. Incluso práctico. No ha pasado mucho desde entonces, pero le parece una eternidad. La vida en el barco, entre el aburrimiento y la alerta, tiene la cualidad de alterar la percepción del tiempo: aseguraría llevar meses abordo. Quizás por todo eso, opta por colgarse la cámara. Coquetería de salvamento.

Fausto procede como en el caso anterior: introduciendo la palanca por el volante de la escotilla. Esforzándose por ser silencioso, aunque ésta se desbloquea con un sonoro chirrido. Repentino y agudo.


-Merde, ten cuidado. Nos van a oír tus espías.

-Vaya, qué quieres que haga. Lo intento. Y el sarcasmo no es útil en este momento.


Una vuelta de volante más tarde la escotilla queda liberada.


-Toma tu cámara. Supongo que querrás estar preparado por si salen caballos a la carrera.

-Tus chistes no tienen gracia ahora. Te digo que he oído golpes. Cada vez que me has dejado solo. Tú por si acaso no escondas el arma. Y da luz por aquí.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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