martes, 27 de abril de 2010

RINCÓN DE LA ADUANA


RINCÓN DE LA ADUANA


A ti, a ti que te encontré en la calle
liándote un cigarrillo de picadillo
de dudas y preguntas.

Dudas y preguntas de quién era yo.
Por qué y para qué.
Y con quién y de quién.
Y hacia dónde y de dónde y por dónde.

A ti que te encontré en la calle
calle Soledad, esquina Plaza del Desafío y la Esperanza.
Tomando un café amargo desengaño
bien cargado de azúcar de caña:
morena ilusión.

A ti que te encontré en la calle
arrimada al sol que más calienta
y alejada del doloroso frío que se escondía en tu trastienda.

A ti que sin dudarlo te pregunté vienes
y sin miedo contestaste voy.
He decidido llevarte siempre conmigo.

Prometo,
sólo prometo,
ser yo.

Prométeme,
sólo,
tratarme con respeto.