miércoles, 22 de diciembre de 2010

SOLUCIÓN


SOLUCIÒN


Esto de vivir es tan trabajoso y agobiante
que he decidido morirme cuanto antes
para así pasar rápido a otra cosa y hacer,
por fin, lo que me gusta.

Un problema menos.


CAN


CAN


Hoy me he dado un atracón de carne. Unos buenos filetes para comer.
Estaba harto de tanto pescado. Además, a saber quién habrá pescado ese pescado.
Y si se habrá lavado las manos antes o después. En fin, como digo,
hoy carne. Poco hecha, al gusto. Vuelta rápida por las brasas.
Fuego con madera de roble y arce. Algo de caoba y raíz de olivo.
Y es que estaba harto de los muebles de casa. Tanto limpiar y limpiar para nada.
Siempre la misma rutina.

Cerilla y fuera. ¡Qué fogata! No ha quedado ni uno entero.
¡Dios qué lumbre! Ni el mismísimo infierno, ya que ha salido dios por ahí…
Han ardido todos los muebles… Y la casa entera. Maldita hipoteca.
No sabía cómo acabar con ella. Así que me he dicho, ni pa ti ni pa mí.
Se jodió el banco. La cara que pondrá el director cuando se entere.
Pena no verla. Lo que sí he visto ha sido la jeta del vecino,
cuando a las 5 de la madrugada le he despertado gritando: ¡fuego, fuego!
¡Que se te quema la casa!
En calzoncillos ha salido corriendo el gilipollas. Lo asustado que estaba.
Yo, que lo tenía previsto, le he esperado a la vuelta del callejón.
Y según ha doblado la esquina le he metido una hostia con el azadón.
La cabeza por la mitad le he partido.
Venía con los ojos desencajados, por el miedo, y la mandíbula, por el sofoco.
Qué gozo.

He terminado por desencajarlo del todo. Favor le he hecho.
Total llevaba una vida de mierda: su mujer le engañaba, los hijos le robaban.
Una mierda, ya lo he dicho.
En el suelo ha quedado tendido ensuciándolo todo con su asquerosa sangre.
Y claro, me ha entrado el apetito.
Apetito de carne.

De vuelta a casa, a la casa en llamas, he sacado la navaja que llevo
para solventar disputas inesperadas, o para las grandes ocasiones
en las que me toca despiezar un jabalí, un ciervo o un guardabosques
y le he cortado el gaznate de un solo tajo a mi perro,
que se había acercado a saludar asustado por el fuego.
Lo he deshuesado allí mismo. Y luego, carne a la brasas.
Carne de perro bien cebado. Mira que estaba gordo el cabrón.

El caso es que, después de tantos años juntos,
habérmelo comido me da una sensación caníbal.
Era como mi hermano. En el fondo.

Pero yo tranquilo. Aquí sigo tragando.
Sé que se me pasará.
Como todo en esta puta vida.

lunes, 20 de diciembre de 2010

REENCARNATIO




REENCARNATIO


Quedarán las mentiras escondidas en el aire
agitándose en los remolinos del viento.
Irán de aquí para allá, manchándolo todo.

Esparcidas como polen,
germinarán allá donde alguien las escuche y se las crea.
Crecerán en los semilleros de los ingenuos,
se harán fuertes con la sangre de los idiotas
y el cuidado de los que viven con ellas y de ellas.

Bellas serán sus flores cada primavera. Negras por dentro.
El ciclo de la supervivencia volverá a hacerlas propagarse
y germinar.
En poco tiempo cubrirán la tierra,
y será la mentira la forma habitual de entender una verdad:
increíble y desechada por escasa.
No será el mundo sino una farsa representándose a sí misma
en el gran teatro del absurdo.
Hombres y mujeres vivirán cada minuto como un drama.
La sociedad será dramática. E irá inevitablemente al dramakiri.

Verán los niños,
todos los hijos aún sin corromper por adultos mentirosos,
las tripas de sus padres esparcidas por el suelo
abriéndose en canal como animales
buscando en su interior una verdad.
No la hallarán.
Se hizo tarde para poner remedio a tanto despropósito.

Muertos serán pasto de las moscas y gusanos:
adaptados a vivir en podredumbre.
Quedarán los huérfanos a merced del desamparo.
Peleándose entre ellos por el refugio y la comida.
Nada de vicios. Se acabaron los caprichos.

Crecerán sin una educación preestablecida.
Sin un guión indiscutible inamovible.
Será la oportunidad del cambio. Entero y desde cero.
Pero se impondrá la lucha por la supervivencia.
El fin del altruismo a favor del egoísmo.
No serán los más fuertes los que tengan el éxito asegurado.
Serán los hábiles en el arte del engaño:
para esconder comida, para ocultar de los otros un buen cobijo.

Crecerán entre la desconfianza y la sospecha.
Crecerán, codiciarán. Matarán.
Será un nuevo tiempo para la misma crueldad.
A pesar del peso del pasado.
Ya olvidado.

Volveremos a empezar en el mismo punto que dejamos.
Sin solución.
El trauma de vivir es lo que tiene:
deja a todos marcados por el sufrimiento.

La felicidad es un engaño momentáneo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

LUCHA OBRERA


LUCHA OBRERA


Sindicalista: arribista, cuentista oportunista.
Moralista y tornavista.
Parasitario de obreros, de su salario.
Camorrista de pasarela, con el atrezzo completo.
Hermano de compañeros. Hermano fraticida.
Con delirios de zapatista que a las tribunas te encaramas,
donde arengas y soflamas disimulando que te vas por las ramas.
Ya nadie sabe si eres sapo, príncipe, ardilla. O rana.

Socialista que con el obrero almuerzas:
con el obrero que la cuenta paga.
Y con el poder te acuestas:
a cuatro patas repites el sermón que a la nuca te hablan.
Que a las barricadas te lanzas con los ojos en llamas.
Y al grito de dignidad y justicia te agarras a la pancarta,
para que todos los medios vean quién es el que da la cara.
Disuelta ya la manifa, con los líderes te reúnes,
conversas, negocias. Tal vez discutes.
Con todos quedas en el mejor restaurante,
y bien comes. Que de aquí ya la prensa se ha ido.
Y la tarjeta visa, la del partido que está en el gobierno,
a todo te invita y calla.

De puño alzado, camisa-mantel a cuadros, blueneck,
chaqueta y pantalón de pana.
Que la seda y el lino,
son sólo para los sucios ricos.
Pero de pana fina, amigo,
que para el frío tenemos un buen abrigo.
Corbatas para los domingos, aquellos en los que no hay conflicto.

Sindicalista de galería,
que ahí te has puesto porque de todo había
el día que tocó el reparto. Pero llegaste tarde, al puesto de monarquia.
Que el trabajo te asquea y desalienta,
por eso tanto defiendes, a los que por ti se revientan.

Sindicalista trapecista. Trapecista con red.
No te vayas a caer
y te encuentren los cojones a la altura de la nuez.
Buzo de aguas profundas
bien pertrechado de gas,
que por los lodos a tientas avanzas, en busca de un buen reparto.
Con el que salir a la luz, a vender tu oscura derrota
al precio de la mejor victoria.

Sindicalista que miras al cielo, rogando a un dios comunista,
no te abandone en la lucha,
que por haber vendido tu alma a todos los diablos en lista
dudas entre morir luchando
o morirte quizás de risa.


REPORTER



REPORTER


Informantes fuimos de todas nuestras inquietudes.
Tú a tus autoridades, yo, no sé. Tal vez a los nomos del bosque.
Sería por proximidad al suelo en que me arrastraba.
Nada que ver con los surcos del cielo
que volando dejabas.

Tantos fueron tus informes, que tuviste que editarlos.
En una antología maestra sobre miles de cosas diversas.
Naciste apuntando alto, y acabaste volando bajo:
para no llamar la atención.
No fuera a señalarte cualquier desgraciado informante.

Pacía yo, mientras tanto, entre cientos de informes gruesos.
Gruesos aburridos y densos. Aunque de poco peso:
qué incongruencia la mía, no escribir lo que de verdad sentía.

Con ellos no perdí la vista, pero sí me pasaron los años.
Tantos como media vida, sin hacer lo que de verdad quería.
Otra vez.
Esa otra media vida tuya, en todo fue tan distinta.
Libros títulos becas congresos. A tu lado los amigos cayendo presos.
¿Cuántos informes pasaron hasta que abriste los ojos?
Quién sabe si acomodada sobre un incómoda verdad.
Cayó por fin el telón que te hizo ver la razón
y darte las mil razones para dejar de negarte
que aquel no era ya tu sitio.
Tampoco quedaba un motivo para defender aquel estandarte.
Y se te escapaba el tiempo, para poner un mar de por medio.

Pero de todos nuestros errores, ahí estuvimos claros:
lanzaste la flecha hacia el oriente de oriente.
Diez mil kilómetros de sal azul, nada menos.
Yo di un golpe en la mesa, dije ¡hasta aquí hemos llegado!
,no sé si fui valiente. No sé si fue acobardado.
De ahora en adelante, ¡seré un hombre liberado!

Puede que fuera el azar. El malestar o el no querer estar.
Pero lo cierto es que el último informe que rellenamos:
aquel donde se decía quién éramos y por que estábamos donde estábamos
fue ya el definitivo.
Un principio de acuerdo. Un contrato.
Vitalicio.

Ahora seguimos reportando, con un discurso diario,
de qué es lo que hemos hecho, mientras pensamos el uno en otro.
Diario semanal mensual.
Que no se nos escape un día, un gesto un pensamiento un acto,
sin informar.

Y de tanto reportar nos hemos vuelto redundantes:
repitiendo a todas horas razones por las que nos queremos.
Razones que a veces son sinrazones pero
a nosotros
qué más nos da.
Si cada vez que leemos nuestros informes
se aceleran los corazones.

Debemos tener algún mal aún sin diagnosticar.
Llámalo, repórtalo, mal de amores.
En esto, no podremos decir que sea nada original.


SU ERTE


SUERTE


Al dios de las gallinas imploro
al de los cerdos los sapos y todos los animales.
Todos los días.

Velas pongo en el altar de cada virgen que por tal se haga pasar:
crisis aguda de castidad sobrevenida.
Después de haber vendido su cuerpo por despachos y consejeros
que aquello no era por dinero y en cuenta no lo tendremos.
Llámalo sobrevivir. Tal vez trepar.

A los nomos del bosque, hadas madrinas, príncipes de las tinieblas.
Princesas de la luz apagada.

A faunos y trasgos, espíritus, buenos y malos.
Hechiceros y brujas.
A las constelaciones alineadas o rompan filas.
A la santa compaña y puta compaña.
A la magia negra y magia blanca.
A los masones los tres mosqueteros y Willy Fog.
A todos los dioses paganos y a esos que tan bien pagamos.
A changó al guajiro al gipayo.
Al presidente del poncho con todo su país hambriento.
Al forajido y al inspector de hacienda. Otro forajido.

A la música la pintura la escultura.
Si es necesario, también la pedicura.
Y porqué no al cura, que tan bien sabe de pedí.

A los días soleados y a las noches de tormenta. Y viceversa.
A la primavera el otoño y las cuatro estaciones:
las que separan mi casa de la Plaza de Callao.

A San Antonio y Santa Cecilia
que tan buena pareja hacen en el altar de mi pueblo.
Al cuerpo de policía de bomberos y al cuerpo de los toreros:
después de una buena corná.

A todos tengo que dar gracias,
porque el día que tú te fuiste
me cayó la lotería.
Si esto ya lo sabía, no sé por que no jugaba.
Cegado será que estaba
por tus años de mala suerte.


domingo, 12 de diciembre de 2010

Eh!, MAÚS


Eh!, MAÚS


El grupo de inmigrantes argelinos conversa tranquilo junto a un viejo mercedes.
Calzan zapatillas deportivas de marca. De marca occidental.
Visten con viejas ropas: roídos abrigos. Sobadas zamarras
de las que sacan la capucha con las que tapan sus cabezas rapadas.
Yo los observo con frialdad. Curiosidad.
Desde mi autocaravana de ciudadano occidental
acomodado en su estado de bienestar.
El que estalló con la codicia de los especuladores, el interés de los inversores
y la apatía de las clases medias.
Los pobres no contaron. Como siempre.
Aunque ahora sean los que más la sufran: como nunca.

Paradójico, que cuantos más sean menos cuenten.
Todo es un cuento, por otra parte.

El grupo de argelinos me analiza con desconfianza:
sólo soy un privilegiado, para ellos,
que nació en el país apropiado en el momento correcto.
Y tal vez sea cierto:
no viví guerras, no pasé hambre, no me persiguieron dictaduras.

A todos, ellos y yo, nos interrumpe este análisis mutuo una pareja.
Que sale discreta de la nave en último lugar.
Se nota que están liados. Aunque entre ellos no haya lío, sino todo lo contrario:
creen tener todo muy claro.
Ella le mira, sonríe, acaricia, arregla. La chaqueta.
Él bebe un refresco, multinacional multiracial, recostado en la pared.
Le mira con sus ojos negros, le habla desde su metro ochenta:
veinte son los centímetros que en vertical los separan.
Menos en horizontal.
Él le enreda volutas de humo entre su cabellera de mechas rubias.
De un color rubio caucásico.
Ella le enreda las manos entre sus cortos rizos negros.
De un color negro argelino.
Ella contiene el deseo de besarle en plena calle.
Demasiados curiosos de ambos bandos.
Él guarda las formas con aparente frialdad.
Se imponen la corrección y los buenos modales,
que para esto somos muy occidentales:
políticamente correctos
decididamente hipócritas
enfermizamente reprimidos.

Él tiene demasiados compatriotas curiosos.
Tal vez críticos. Por envidiosos.

Se alejan sin despedirse: los besos para la intimidad.
Donde los continentes, y su deriva, se aproximan.
Donde los países, tan lejanos en su cultura y su suerte,
rompen fronteras para unir territorios.
Así fueron siempre las cosas.
Así serán.

Hasta que todos nos volvamos,
con nuestros códigos morales
con nuestra educación pusilánime
con nuestras normas de comportamiento y convivencia que es mala convivencia
con nuestras religiones que no son sino la represión de bajas pasiones,

definitivamente idiotas.


DEMOS


DEMOS


Democracia putatita, mal parida. Siempre hija de tiranías.
Que contestona y rebelde a los padres de la patria fusilaste.
Finges igualar a todos con el regalo indiscriminado del voto:
te deciden igual el catedrático que el tonto.
Y aquí es donde bajas tu precio y te conviertes en saldo.

En vilo mantenida por idiotas que populistas manejan.
Por apáticos que oradores convencen.
Democracia corrupta y pervertida.

Democracia lisonjera que la hemorragia de tus ubres
amamanta parásitos sin remedio que los extermine.
Que disfrazada con los nobles ropajes que tu causa protege
acorralas a las clases que trabajan.
Persigues y sangras.

Democracia malhumorada, finalmente desencantada.
Deslenguada, mal hablada. Desbocada y desprestigiada
con la masa de necios que te quitan y ponen gobierno.
Que no es lo mismo que dueño. A éste,
te lo imponen los que contigo juegan:
el poder y el dinero.
O tal vez el poder del dinero:
el verdadero que manda.

Democracia que te has vendido al mejor embaucador.
Que te has envilecido elevando la mediocridad
a la categoría de estándar.
Te han seducido los sueños que no eran sino propaganda.
Y el poder de los medios que te llevan en volandas:
hoy te mantean mañana te apalean.
Cada noche te usan humillan y sodomizan
por sus alcobas y almohadas.

Democracia ciega y por eso injusta.
Sorda y por eso decepcionas.
Que abiertos tienes dos burdeles donde te soban y violan
a tiempo parcial.
Aquellos que a tiempo completo por tu nombre viven
y del pueblo se mantienen.
Y luego dicen que lo defienden:
una vez más con tu nombre escrito en la tarjeta de visita para huéspedes.
Que lloras cuando dices que ríes.
Que cuando ríes lo haces por no llorar.

Democracia refugio de esclavos. Sólo de los que no mataron.
Que por verte engordar nos tienen a todos atados.
Obligados en tu nombre a ser felices,
con la amenaza perenne de cuán fácil es empeorar.
Democracia cobarde que no te atreves a mandar sobre un pueblo
que necesita ser gobernado pero sin ser escuchado:
pues entonces no es posible gobernar. Sólo claudicar.
Otra vez el voto de los imbéciles los mentecatos los bobos los tontainas.
Los cretinos los títeres los engañados. Los infelices:
infelices por ingenuos y por no felices.
También los revanchistas los interesados,
interesados en verse aprovechados.
Los desencantados que juran esta será la última.
Hasta que llegue la próxima y te vuelvan a votar.

Que a los inútiles das pábulo y a los talentosos patíbulo.
Y no te parece un escándalo.
Apadrinada por oportunistas e intrusos:
tantos como a la gesta de tu alumbramiento no acudieron
no fueras a morir en el intento. Y ellos contigo presos.
Después de tanto sufrimiento.

Democracia que te arrastras por el lodo de la demagogia
y te ahoga el abrazo de la hipocresía.
Acribillada por los enemigos del cambio.
Dinamitada por los resentidos y de los tiranos amigos.
Que llegaste en un sueño de libertad
y te has convertido en pesadilla de la realidad.

De ti no podemos escapar, porque en esto del gobierno
aún está todo por inventar.

domingo, 28 de noviembre de 2010

DEMOS


DEMOS


Democracia putatita, mal parida. Siempre hija de tiranías.
Que contestona y rebelde a los padres de la patria fusilaste.
Finges igualar a todos con el regalo indiscriminado del voto:
te deciden igual el catedrático que el tonto.
Y aquí es donde bajas tu precio y te conviertes en saldo.

En vilo mantenida por idiotas que populistas manejan.
Por apáticos que oradores convencen.
Democracia corrupta y pervertida.

Democracia lisonjera que la hemorragia de tus ubres
amamanta parásitos sin remedio que los extermine.
Que disfrazada con los nobles ropajes que tu causa protege
acorralas a las clases que trabajan.
Persigues y sangras.

Democracia malhumorada, finalmente desencantada.
Deslenguada, mal hablada. Desbocada y desprestigiada
con la masa de necios que te quitan y ponen gobierno.
Que no es lo mismo que dueño. A éste,
te lo imponen los que contigo juegan:
el poder y el dinero.
O tal vez el poder del dinero:
el verdadero que manda.

Democracia que te has vendido al mejor embaucador.
Que te has envilecido elevando la mediocridad
a la categoría de estándar.
Te han seducido los sueños que no eran sino propaganda.
Y el poder de los medios que te llevan en volandas:
hoy te mantean mañana te apalean.
Cada noche te usan humillan y sodomizan
por sus alcobas y almohadas.

Democracia ciega y por eso injusta.
Sorda y por eso decepcionas.
Que abiertos tienes dos burdeles donde te soban y violan
a tiempo parcial.
Aquellos que a tiempo completo por tu nombre viven
y del pueblo se mantienen.
Y luego dicen que lo defienden:
una vez más con tu nombre escrito en la tarjeta de visita para huéspedes.
Que lloras cuando dices que ríes.
Que cuando ríes lo haces por no llorar.

Democracia refugio de esclavos. Sólo de los que no mataron.
Que por verte engordar nos tienen a todos atados.
Obligados en tu nombre a ser felices,
con la amenaza perenne de cuán fácil es empeorar.
Democracia cobarde que no te atreves a mandar sobre un pueblo
que necesita ser gobernado pero sin ser escuchado:
pues entonces no es posible gobernar. Sólo claudicar.
Otra vez el voto de los imbéciles los mentecatos los bobos los tontainas.
Los cretinos los títeres los engañados. Los infelices:
infelices por ingenuos y por no felices.
También los revanchistas los interesados,
interesados en verse aprovechados.
Los desencantados que juran esta será la última.
Hasta que llegue la próxima y te vuelvan a votar.

Que a los inútiles das pábulo y a los talentosos patíbulo.
Y no te parece un escándalo.
Apadrinada por oportunistas e intrusos:
tantos como a la gesta de tu alumbramiento no acudieron
no fueras a morir en el intento. Y ellos contigo presos.
Después de tanto sufrimiento.

Democracia que te arrastras por el lodo de la demagogia
y te ahoga el abrazo de la hipocresía.
Acribillada por los enemigos del cambio.
Dinamitada por los resentidos y de los tiranos amigos.
Que llegaste en un sueño de libertad
y te has convertido en pesadilla de la realidad.

De ti no podemos escapar, porque en esto del gobierno
aún está todo por inventar.

domingo, 21 de noviembre de 2010

REVENTÁ


REVENTÁ


No sé los años que tuvieron que pasar
para tomar la verdadera dimensión
de mi existencia o mi ausencia y mi yo.
Acostumbrado estaba a vivir bajo un yugo
de insolencia, de egoísmo. De violencia.

Maltratado y despreciado por un ser que no era ser,
sino insulto y malquerer.
Así las cosas, sólo podía perder.

Definitivamente, el amor ciego te vuelve idiota.
Y de idiota en idiota hice mil idioteces cobardes
y sólo una sensatez valiente:
poner a todo aquello, punto final.
Comenzar otra historia, con letra capital.

Vivimos ahora otra novela.
Escribiendo juntos la trama de un relato
para el que no hemos previsto final.
Tampoco la razón por la que deba terminar.
Entregados como estamos a un historia por entregas:
fieles al compromiso no firmado semanal.

El éxito, está siendo total,
no en forma de best seller:
ni estamos en venta ni nos han comprado con prebendas,
por eso lo llamaremos best lover.
Prensa especializada lo destacará como el mejor Best Value
for no Money.
Tanto, que has dicho estar reventá:
de amor satisfacción orgullo.

Lo mejor, que no he hecho nada especial.
Salvo, según tu opinión de experta parcial,
ser especial.

Y de especial a especial te tiro porque me toca.
Y me dejas y me tocas.
Así han cambiado las cosas:
ya sólo puedo ganar.
Ganar confianza, seguridad, querencia:
por mí y mi existencia.
Una novedad.

Colgado hemos el yugo en lo más alto de la pared de la entrada:
que todos sepan que aquí no hay nadie que manda.
Que todo lo nuestro es consenso.
Consenso sentido y respeto.
Hemos dejado en la calle lo que para esto sobra
pues con las sobras sabemos que viven otros.
Pero no los envidiamos.
No es esa la vida que para nosotros queremos.
Y allá donde vamos se nota que nos queremos,
que juntos nos sobra talento:
son éstas sobras que no tiramos.

Por eso estamos como estamos:
¡estamos que reventamos!

Dame, dame la mano. Que no quiero perderte de mi lado.
Que nada reviente el sueño.
El sueño que es verdadero.

martes, 16 de noviembre de 2010

CABINET


CABINET

Conocí Al César en el Madrid de los locos:
algunos más que otros.
Fueron buenos días, porque pocos.
Reímos comimos bebimos nos quisimos:
ahora entiendo cuánto y porqué.
No nos despedimos con un apretón de manos. Por escaso:
yo le di un abrazo.
Él me pellizcó en el culo.
Ni lo entendí ni me gustó. Por exceso.
Lo olvidé.

No volvimos a vernos hasta pasado un año.
Tampoco vino solo. Por solitario.
Una obviedad.
Con mi guardia baja, dejé,
otra vez la confianza otra vez,
que me abrazara nada más verme.
Él colgaba de un bastón: reuma de senectud.
Pañuelo al cuello: nostalgia de juventud.
Cagao vaquero: sueños de rebeldía. Cassual Look.
Metrosexual: ideales de seducción.
Edad para la confusión.

Reaccioné a tiempo, salí del local. ¡Aire, que corra el aire!
Casi me ahoga con su intento de beso en boca.
Reflexioné y recordé. Comprendí.
Sentí gozo. El gozo intelectual de averiguar la razón.
La causa, el origen. La motivación.

Cortés pero valiente, volví a entrar.
Me presentó a su amigo. Lo suponía.
Traje de hombre, camisa de hombre. Zapatos de joven.
Piel cabello cuerpo de joven.
Amante de letras. Perfumado con Tinta Negra.
No podía ser de otro modo. Llámalo coherencia.
Buen escuchante. Observador distante.
Conversador interventor. Oportuno, nunca invasor.

Tal vez para no olvidarse, El César,
de que un día también lo fue. Joven.
Desvía hacia el opaco la mirada con los años.
Retrocede el deseo a un tiempo ya pasado y enterrado.
No quiere perderse en el olvido del tiempo.
El César.

Conversamos, bebimos, comimos. Nos reímos. Otra vez.
Fumaron. Esto es nuevo.
El tiempo escapa, los años cansan. Al César también.
Refugiándose ahora en el consuelo del joven.
Ya en Madrid lo vi, también refugiarse,
quizás esconderse
en aquel armario andrógino y largo.
Luminoso, sin embargo.
Y lleno de trapos raros.

- He salido, me dijo.
Arrebatado de sinceridad y de croquetas.

- Lo sé. Respondí. Lo he notado.
- Los años, ya sabes. Me han hecho viejo.
- Y claro.
- También, también claro.
- Me muero ahora por este chaval. Ya lo ves.
- Yo te ignoré en este campo:
donde los amores nacen se culminan y mueren,
con la semilla de un solo género.
Créeme, fue sin saberlo. Puede que fuera el contexto.
- Tú eres un comemierda:
te llevaste lo mejor de Cuba sin siquiera saber dónde estaba.
- Cierto. Ya pedí perdón por ello. Y siempre que puedo y me deja,
la consuelo. Sacrificado expío la culpa.

- Descanso ahora más tranquilo cada noche.
- Supongo. Y aliviado.
- Es verdad. No veas cómo me alivia. ¡Su vigor!
- Su juventud. Que como toda juventud mata.
- Mata al que no la tiene. Por eso me he blanqueado.
Quitarme esa oscuridad.
- ¿También tú?
- También. A él le gusta. Le pone. Y luego me pone.
Que es lo que a mí me pone.
- Al menos usarás protección.
- ¿Me estás llamando maricón?
Pues lo soy. También valiente.

- ¿Cómo has dicho que se llama?
- Dante.
- Lo suponía. Tienes cara tú de receptante.
- Cara y culo, cabrón. Ya que nos sinceramos.
- Y culo también. Ya que hablamos como hermanos.

El César le dio la mano a Dante.
Éste se la restregó por el cuerpo.
El cuerpo insultante varonil vigoroso fuerte de joven.
Con chocolate y helado.
El César le miró reptante.
Los dejé dándose un beso largo.

Me enseñó El César las cuatro caras del amor.
O cómo hacer el amor a cuatro patas y un bastón.

Pero a mí me bastan dos. ¡Y por esto no pediré perdón!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

PECES Y GUSANOS


PECES Y GUSANOS


Qué puede hacer un pez,
grande,
en un estanque ,
pequeño.

Cómo zafarse de la mediocridad reinante,
también la realeza, también.
Por mucho que se maquille disfrace adorne y enjoye.

Mediocridad rampante y galopante. Pa lante, siempre palante.
Que la ignorancia es la más universal ONG sin fronteras:
temeraria pandémica y crónica.
Para el vector, nunca letal. Sólo el entorno.

Cómo limpiarse la suciedad que nos impregna cada día.
Destilada de filtraciones de detritus entre montañas de desechos
podredumbre y mezquindad.
Cómo no contaminarse con tanto caminar descalzo y sin protección
entre la basura de vulgaridad amontonada en cada calle,
cada esquina y cada playa:
flota la zafiedad sobre las aguas como lo hace la mierda.
Y allí donde va, se queda.

Cómo librarse de este acoso que no cesa.
De la persecución de los torpes,
el sermón de los cretinos,
las repercusiones de los idiotas,
el discurso contagioso de los imbéciles.

El mundo avanza gracia sal empuje de las pocas mentes que piensan,
El resto es carnada de obrero.
Sólo útiles para engrasar la maquinaria antes de que éste los haga picadillo.

Y sean devorados por los cerdos.



GUANTANAMERA


GUANTANAMERA


Guajira dónde vas. Dónde vas guajira con tu alegría y tu buen humor.
Abandonando la tierra que te parió:
culta azucarada esmeralda y húmeda;
y las aguas que tu cuerpo tantas veces amaron.
Aguas cálidas, aguas bravas. Aguas turquesa.

Dónde vas guajira de bata blanca y botas altas.
Que a todos puedes mirar desde el cielo aunque vayas descalza.
De mirada limpia y manos de seda:
que con aquella me arrebatas y con estas me acaricias y matas.

Guajira dónde vas con tu honradez tu paciencia y tu ciencia.
Tomando de este mundo consciencia
y sin poder olvidar tu conciencia.
Tal es la impronta que dejaron en ti las vivencias.

Dónde vas guajira, que lo más querido no te pudiste llevar,
y tu corazón rompiste así por la mitad.
Esto, esto no lo puedes negar. Aunque sea yo hoy
tu otra mitad. Parecida pero no igual.

Guajira dónde vas con tu maleta
de viaje. Decidida guerrera y valiente.
Tú sola ante el mundo, y su oleaje.
Que para ser libre, de pensamiento y de obra,
tuviste que esclavizarte.:
del trabajo con su salario.
Cambiando un buen fardo de días por un puñado de sobras
que se le caen al erario.

Dónde tú vas guajira, dónde tú vas,
que abandonada a tu suerte cruzaste el último puente.
Y da igual como fuera, pues siempre dirás que fue buena.
Aunque en esta morada que hoy vives
no hay mar ni haya playa.
Tan solo y no sé si esto te gusta,
paisajes de media montaña.
Tampoco los mimos de madre, ni los sabios consejos de padre.
Y yo para compensar, quiera hacértelo todo.
Sin que me acusen de incesto, que también esto,
por suerte y supuesto, yo quiero estar para esto.
Ni la conga la cumbia el sonson,
tampoco Me Voy Para Varadero,
que aquí si quieres folclore alegre y bailable,
tiene que ser contrabando.

Ni siquiera, los muy pendejos, valoran lo que tú vales.
Abstraídos como están en los programas de mierda
que por la tele nos sueltan con todos sus comemierda.
Aquí que la única prensa libre, la llaman color de rosa.
Tú que pensabas que la mordaza a las letras,
era cosa de tiranías.
Por no hablarte, pues ya lo vas descubriendo,
que detrás de cada grupo de siglas,
se esconde un nuevo impuesto
y no un juego de letras.
Estas sí que con sangre entran.
Huiste de lo que más odiabas porque el cuerpo te lo pedía.
Dejaste lo que más querías porque en la maleta no te cabía.
Y aunque no tengas un kilo, de los que quieren los bancos,
te has vuelto capitalista:
única alternativa para no morir comunista.
Así que debes hacer balance,
con debe y haber y pasivos y activos.

El mío es muy sencillo:

antes Debí Haberte encontrado
para que juntando pasivos,
el tuyo y el mío,
seamos un gran equipo de activos.

E=mc2


E=MC2


Por la noche eterna del cosmos me desplazo en un viaje infinito.
En mi nave monoparental impersonal
descubro astros celestes nunca antes localizados por la tecnología del hombre.
Ni la imaginación de la mujer.

En los planetas no explorados me detengo buscando algún rastro de vida.
Bastaría un organismo microscópico para no sentirme solo
entre tantos universos paralelos.
No parece esto posible. Hasta el momento.

Paso horas o semanas mapeando, analizando investigando,
cada cuerpo que me encuentro.
Cada cuerpo celeste.
Sin resultado. ¿Será que yo estoy ciego?
¿O no saben descifrar la información mis equipos de medida?
O tal vez buscamos la vida equivocada y no sea el elemento básico el carbono.
¿Quizás el silicio o la electricidad?
Definida está la vida según nuestros parámetros.
Nosotros somos el modelo. ¡Quién lo diría!

Si una estrella que colapsa es una estrella que muere,
¿cuánto tiempo estuvo viva? Si lo estuvo y si nació.
No están claras las fronteras de lo cierto y de lo falso.
Lo real lo imaginado. Lo muerto lo contrario.
Cuando lo inerte permanece inalterable por millones de años,
en comparación la vida resulta un adorno del destino.
Un capricho doloroso de unos seres destinados a sufrir para morir.

A veces hago cambios bruscos de rumbo
intentando sorprender a algún planeta lejano viajando a velocidad luz.
Sin serlo y esto es lo extraordinario.
Cuando lo alcanzo, siempre es lo mismo:
oscuridad aquí y allá.
Pálidos reflejos me dan la percepción visual de la desolación que,
aquí y allá, es la marca del lugar.

Todo este tiempo de viajes en solitario
me ha servido para pensar.
Ya no soy capaz de hablar. No tengo con quién.
Y la nave la gobierno con el pensamiento.
O ella me gobierna a mí, según el momento.

Animado por explosiones de supernovas y estrellas gigantes,
hemos surcado la mitad de un universo por los atajos
de agujeros de gusano. Siempre es lo mismo:
al otro lado, nosotros y el resto silencioso.
La ausencia de gravedad ralentiza el tiempo
y envejezco más despacio.
Me pregunto de qué nos servirá.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

GREEN IS THE GRASS



GREEN IS THE GRASS


Aquella mañana de noviembre,
gris húmeda solitaria y fría,
paramos los relojes a la hora señalada.
Retirados a un lado del camino detuvimos el tiempo
como si nos perteneciera.

Como si vivir dependiera de nuestra sola voluntad
miramos atrás con la nostalgia de lo que se perdió por el camino.
Hacia adelante con la intriga de saber qué temor esconderá ese gran desconocido:
llámalo futuro.
Virgencita virgencita no me quites lo que aún conservo.
Que descontados los recortes fugas extravíos y hurtos,
es bien poco. Me conformo.
Que vivir arrodillado, después de todo, no es tan malo.
Nacimos vasallos. Avasallados vivimos.

Ofuscados tal vez con la china del zapato,
y la coreana entre las manos,
ignoramos la presencia de un ser y no ser a nuestra espalda.
De un te quiero y no te quiero o un te quise y no me acuerdo.
Y se nos agrietaron las manos de tanto frotarnos.
Ignoro si fue por ignorancia o ilusión.

Cruzando las alambradas que dividen la tierra privada
fuimos tiroteados por los dueños de esta.
Murió mi acompañante,
mal herido en el suelo quedé yo.

Minutos antes contemplábamos el camino recorrido.
Ahora la hierba cubre mis ojos.
Mi vista lanzada hacia el futuro no supera diez centímetros.
Está bien, pensé. Es verde al menos.
Nacimos vasallos. Moriremos resignados
a compartir las migajas que nos dejen.

domingo, 31 de octubre de 2010

PLANES



PLANES


Perdona si te pido que te levantes
pero es porque esta tumba es mía.
Pagué por ella una buena suma. Allá, en la otra vida,
en esa que estamos obligados a soportar,
aunque con miedo deseando que se acabe.
Hice mis proyectos,
para aquella y para esta.

Me juré no volver a trabajar
a malgastar energías en personas vanas
a dilapidar mi fortuna en posesiones inútiles
a derrochar mi tiempo haciendo fortuna.
No volvería a repetir mis errores:
amar a la mujer equivocada
escuchar consejos de necios
ser amable con el descortés
honesto con el tramposo
valiente solitario contra la muchedumbre cobarde
pensar en el arte como una salvación para el espíritu
cultivar el espíritu sin solazar el cuerpo.
Decir la verdad.

Por eso adquirí esta tumba. Me hicieron buen precio
perteneció a un asesino sin escrúpulos.
Una noche marchó buscando a quien matar y no volvió.
Debieron rematarlo del todo.

Te pido que te levantes, dejes todo como estaba,
y marches.
Esta otra vida he decidido pasarla aquí escondido
oculto de todos, descansando por los siglos venideros.
Seré un mero observador
de la vida de los otros.
Pero no intervendré en defensa de nada ni de nadie.
Sólo quiero paz, y para eso
hay que ignorar. Y olvidar.

Con práctica, incluso de mí.
Entonces, todo será perfecto.
De verdad que no lo siento. Vete.
Déjame ser un muerto tranquilo.

PES-ARTE


PES-ARTE


Congregadas las asociaciones de artistas del mundo
los grupos de intercambio de obras
los comisarios expertos para la mayor exhibición itinerante
jamás montada
los mecenas con sus agendas de inversiones adquisiciones y compras
las casas de subastas con el más ambicioso programa de trabajo
que se haya hecho nunca
los marchantes intercambiando datos de obras, artistas, precios,
disponibilidad docilidad y manías
los concejales de cultura de todos los gobiernos locales
los promotores de concursos a escala internacional
para jóvenes artistas, viejos artistas, emergentes artistas
los directores de las más prestigiosas ferias de arte
los medios de difusión,
información y manipulación de masas
los grupos de presión
los especuladores y revendedores.
El público, también el público.

Reunidos todos para debatir acerca de la importancia,
significación y sentido del arte. Han concluido,
tras cuatro semanas de debates, coloquios, mesas redondas
charlas, sondeos de opinión y profundos estudios
socioepidemiológicos, que el arte,
despojado de todo cuanto pertenece a la obra
desprovisto de diálogos y sesiones informativas,
que la pieza artística,
desnuda frente al espectador y el mundo

No sirven para nada.


ORÁCULO


ORÁCULO


Murmura el chamán de la tribu.
Murmura gesticula se retuerce sangra y actúa.
Adivina el futuro que nos viene:
partiendo de un presente que nos ha desconcertado
se convertirá en un mañana de dolor y de muerte.
No habrá lugar para los hombres.
Ni los niños ni ancianos.

No habrá un momento de paz
sólo gritos desolación y llamas.
No habrá un renacer, ni siquiera un hacer.
No habrá, no lo hay, nada que hacer.
Estamos aquí para perder.

Mirándote a los ojos me pregunto qué está pasando.
Qué ocultas en tu mirada perdida
entre bancos de bruma y dudas.

Machacan sus hierbas las curanderas:
en un almirez de hueso de bisonte
sacrificado a los dos años de edad
la noche de la cuarta luna nueva
mirando a las tierras del norte.

Supersticiones inútiles.

Añaden la cuarta falange de mandril macho
y el sudor de potro salvaje.
Cantan aunque no se les oiga.

Da igual lo que hagan
y lo que no. Y para qué y para quién.
Todo es vano.

Refugiados en su soledad individual
espera cada miembro de la tribu el momento de partir.
De partir hacia el abismo.

Mirándote a los ojos me pregunto qué está pasando
por qué te escondes tras tu mirada perdida.

No espero respuesta.
Ni de ti ni de nadie.

Tampoco las creería.


EVOLUCIÓN


EVOLUCIÓN


Nos conocimos surfeando, buceando entre olas de nieve.
Escapando de la resaca de un alud.
Pronto dimos el salto, y del snowpark congestionado:
de curiosos, exhibicionistas, temerarios e imbéciles,
pasamos al diálogo ácido vertiéndonos vinagre
en heridas que nos abrieron antiguos errores.

Entre bromas y burlas viajamos por montes lejanos:
para mí la fila doce, para ti la dieciséis.
Que no sea la distancia poca, que corra el aire de tregua.
Que no sea mucha y nos oigamos los susurros.

Disimulando en torno a un postre para tomar imposible
licuamos témpanos de indiferencia con el calor repentino
de unas carcajadas sinceras sin perder el contacto.
Y con tanto contacto, acabamos besándonos en el portal de un extraño.
En el cuarto del café. En esa oficina donde entre cajones
aparecen espárragos.
Y un paleto inoportuno preguntando. Siempre preguntando.
En la mesa de plenos rodamos plenos. De gozo.
Y a la silla de la autoridad le dimos un uso inesperado.
Inesperado para algunos.
Sobre tu moto de juguete tuvimos sexo acrobático. Acuático.

Como hippies de otro siglo practicamos el amor libre.
A ti te rondaron amantes. A mí
a mí ya había tenido bastante.
Lo dejé en femenino singular.
Por lo que pudiera pasar.

Nos confesamos secretos, que por algo son confesiones.
Nos dimos consejos. Consejos de amigos, de viejos.
De viejos amigos.

Con el cambio de estación cambiamos destino:
tú a Indianápolis, yo a los mares del sur.
Tú en una montura negra:
macarra ruidosa espartana.
Yo en una nave nodriza:
grande calurosa pesada.

Pasado este tiempo de liberación,
necesaria reflexiva serena; antirutina,
volvimos al origen.
Que no al punto de partida.

Ya no contamos las horas que faltan para leernos.
Leernos los labios.
Acaso porque no es necesario.

La amistad surgió despacio:
como se bebe con deleite un buen vino.
Un día de estos quedamos. Quedamos para.

Bueno. Si acaso, y si quieres,
si quieres también hablamos.


lunes, 25 de octubre de 2010

CIELO



CIELO


Miraremos atrás con los ojos de un anciano. Aunque no lo seamos.
Veremos la inmaterialidad de nuestros sueños.
Por el camino perderemos las ganas de ir o venir.

Flotando entre las nubes del amanecer
con la luz de una luna diurna
nos dejaremos llevar por los vientos del cambio.
De dónde y hacia dónde no consigo descifrarlo.

Por un día creeremos en la felicidad reflejada en la sonrisa de un niño.
Antes de que empiecen las vejaciones e insultos.
Han cambiado el guión de nuestra obra
justo antes del último acto.
Y seremos una vez más títeres del caprichoso destino.

Moribundos vagamos por tierras hostiles
huyendo de ladrones y asesinos.
Ya no nos quedan amigos
a los que poder hablar y abrazar.
Se emborracharon todos con el aguardiente de la desconfianza.

Miraremos atrás con los ojos de un ciego
nada se ve pues nada hay que ver.
Derramaré sobre tu espalda las llamas de la verdad.
Abrazados abrasados en un beso de fuego,
diremos adiós a todo el que nos traicionó.
No tendremos tiempo para despedirnos de tantos.

Flotamos entre nubes cargadas de lluvia
De rabia de ira. De desesperanza.

De mentira.

IGUAL-DÁ


IGUALDAD


Al paro ha ido la ministra,
esa que la folclórica llaman,
con todo su ministerio.
Por fin se acabó el misterio
de qué hacía este ministerio:

no solucionó el problema
para el que fue inventado
pero sí creó mil problemas
a los hombres de este chiringo.

Unos ya los sufrieron
a otros les está esperando:
falsas denuncias, órdenes de alejamiento. Sólo para los machos.
Sorteo con premio seguro. Sólo si tú eres hombre.
Cárcel por mirar a los ojos, a la vecina de enfrente.
Que siente que la has acosado.

Ha pasado una noche terrible, creyendo que a su casa entrabas.
Soñando que en su lecho dormías, para hacerle tocar el cielo.

Por haber dormido en tu casa, pensando en el trabajo pendiente,
por ella tocarás el infierno.
Por ella, la folclórica y su ministerio.

No hables en voz alta. No oses llevar la contraria.
No toques aunque te supliquen toca.
Métete en el armario si es necesario.
Y sal hecho un hombre nuevo:
un hombre que ya no es hombre porque le gustan los hombres.
Haz lo que se lleva, que a esto lo llaman tendencias.
Y de tendencia en tendencia, ensalzamos la decadencia.
La decadencia que ha elevado a delito
rabietas de adolescente.

Y basta contar un cuento para que en la cárcel acabes.

Por eso, por el inconfesable abominable,
despreciable execrable, delito de ser un hombre.

Al paro ha ido la folclórica. Haremos una gran fiesta.
La haremos sólo los hombres.
La fiesta se hará costumbre. La costumbre tradición.
Con los años la folclórica será folclore.
Y podrás volver a ser hombre.

Tal vez, y esto hay que dudarlo más,
tal vez piropear puedas
a una mujer en la calle.
Y ella no piense en denunciarte
Sino en volver mañana, deseando que se repita.

Así se conocieron los abuelos.

Los abuelos de la folclórica.

CUENTACUENTOS



CUENTACUENTOS


Creí que me querías. Que me querías de verdad.
Y sí, era de verdad:
me querías
ajusticiar.
Hacerme de tu vida,
loca descontrolada a cuatro patas
a cuatro patas arriba,
desaparecer.
Para no tener que perder.
Adversario muerto es adversario conquistado.
Adversario que deja de serlo.
Hágase la voluntad del invasor:
sin reglas leyes ni moral.
Sea el capricho del caprichoso al fin.
El fin que justifica todo medio
y con la arrolladora voluntad del que en su avance nada teme
partamos la vida del otro
también por medio.

Creí que me querías
como creí los venenos que me contabas
contabas y cuentan que cuentas.
Creí porque yo sí quería
quería que me quisieras, al menos un solo día.

Me han dicho que andas por sitios raros.
Que alguien se esconde a tu lado.
Pero que no vas de la mano.

Que ni subes ni bajas a los sitios que frecuentamos.
Que no entras ni sales del mundo que te atormenta.
Que vives a capricho
y que de capricho en capricho dilapidas tu tiempo y fortuna.

Me han dicho que no estás bonita, que el tiempo te ha machacado.
Será por el tiempo que tú machacaste
a los que había a tu lado.

Creí que me querías, hoy sé que era todo mentira.
Que yo era sólo un capricho.
Un abalorio más en tu collar de fantasía.
Y de tanto fantasear ya sólo ves en tu lado fantasmas.
Será porque por la vida, como uno de ellos te arrastras.

Yo que te creí persona, ahora me pareces un chiste.
Por mucho que tú te empeñes en darnos a todos pena
ya sólo eres un esperpento
de la sombra de tu imperio:
aquel que con tanto asco reinaste.

Me han dicho que te emborrachas
que por la calle cruzas pisando todas las rayas.
Rayas que por la nariz te metes.
Me han dicho que pareces un trapo, aunque sean caros y hermosos,
los trapos con que tú te vistes.

Me han dicho y me han contado

Nada que ya me importe.

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA SOMBRA


LA SOMBRA


Se reúnen cada mañana los hombres en el café la sombra.
Debe ser el nombre y la costumbre de vivir entre rejas
lo que les hace huir de la cárcel de sus casas para ingresar
voluntarios
en otra claustrofobia.
Similar, oscuro lugar.

Sirve Genaro, el dueño aburrido y solitario,
café bien cargado:
así explotéis todos, murmura por dentro recogiendo la moneda.
Ridículo beneficio a su trabajo monótono y diario.

Beben café amargo y fuman.
Fuman para reventar, beben para no perder
el punto de amargura del hogar en todo el día.
Ese punto de nicotina y cafeína que conduce sus vidas al infarto:
el último estallido muscular.

Hablan poco. De mala gana:
duro es volver a la lucidez del día viendo las mismas caras repetirse.
Como la propia: cada cual reflejándose en el espejo de los otros.

Los lunes algo se anima la jornada con el fútbol:
tercer ingrediente necesario del intragable rancho de sus vidas.
Los viernes decae el entusiasmo. Nada peor que el horizonte próximo
de un fin de semana…
en el hogar: mujer e hijos.
Más aburrimiento y gritos.
Pero hasta que llegue la pesadilla de verlos a todos reunidos, bebamos.
Bebamos este último trago de café amargo.
Que hoy hay suerte:
aún es martes.

MY NAME IS TOM



MY NAME IS TOM


My name is Tom. Lonely Tom.
Ayer cumplí veinte años. Nada especial:
salvo porque soy un viejo. Un gran viejo.

No hubo festejos, regalos, estirones de orejas,
y mira que las tengo grandes.
Ni siquiera una comida especial.
Nadie recordó mi cumpleaños.
Claro, a veces tampoco recuerdan cómo me llamo,
y se dirigen a mi tirando piedras.

Nací un día cualquiera de un diciembre cualquiera.
Pero la euforia de vivir pronto se tornó amargura del malvivir.
Con cinco meses fui ya condenado:
a cadena perpetua.
No he conocido desde entonces otro lugar donde morar
que en esta casa de campo abandonada.

Mi espacio se reduce a los tres metros cuadrados que me permite
la cadena que aquel día dejé ingenuamente que me ataran:
nunca creí que fuera para siempre.

En este ridículo espacio al que me veo condenado
paso frío en el invierno, calor y sed en el verano.
Me mojo cuando llueve y la nieve me hiela hasta el centro de los huesos.
Es hermoso este paisaje aunque nunca pude disfrutarlo.
El ruido de una carretera cercana me mantiene despierto día y noche.

Ayer, sin ir más lejos, atropellaron a la niña de la casa.
Lo sentí por ella. Y por mí.
Era la única que a jugar conmigo se a cercaba.
Me contaba sus historias de niña inocente
y yo escuchaba agradecido.
Hoy estoy más solo que nunca
y me he declarado en huelga de hambre hasta matarme.

Mi nombre es Tom, Lonely Tom. Y no soy sino un viejo perro.
Lleno de pulgas y garrapatas.
Desdentado, casi ciego, un poco sordo.

Me condenaron a cadena perpetua desde que era un cachorro.
No he conocido otra vida, pero sé que esta no me gusta.

¿Hay alguien ahí que me pueda romper esta cadena?

Sólo quiero morir en libertad.

domingo, 3 de octubre de 2010

ESTACIÓN


ESTACIÓN


La tonta del móvil redacta los esemeeses moviendo los labios.
Como la oyera alguien en alguna parte,
incomunicada como está con la distancia corta
y enganchada en la lejana.
Son los nuevos tiempos:
Me despego de ti porque estás cerca
Me pego al que tengo lejos para sentirlo cerca.

La del flequillo negro tazón mira hastiada los paneles.
Si tarda un poco más el autobús se va a liar a hostias.
Una pena, porque es mona y apunta maneras de buena amante.
Aunque parezca nula conversadora.
Pero quién quiere hablar según qué ratos.

El chófer se marcha resoplando porque está hasta los cojones.
La azafata resopla de tanto oírle resoplar.
Y entre tanto resoplar no queda aire limpio que respirar.
También es el signo de los tiempos:
la prisa y la impaciencia.

El segurata se asegura de que todo esté seguro:
aunque para ello tenga que dejar a todos inseguros,
desnudos, bocabajo. En el suelo de la calle.
La autoridad y la necedad siempre hicieron mala pareja:
porque desparejan todo lo que encuentran a su paso.

El hombre de la corbata me mira cansado y con barba de dos días.
Se le nota que tiene ganas de marchar.
Más si es para no volver.

Para eso estamos aquí todos:
para marchar.
Mejor que sea para no volver.
Nadie vale la pena en este lugar.

Tampoco yo.

LO QUE QUIERO


LO QUE QUIERO


Quiero acompañarte en la compra del pan.
Del pan de la leche la sal. De todos tus alimentos:
para el espíritu y cuerpo.

Quiero cerrarte las puertas que te dejes abiertas.
Y abrírtelas cuando no lo esperas:
colarme y saquearte.

Quiero cerrarte los ojos tras tu muerte:
muerta de tanto reírte.
Muerta de petite mort.
Muerta, después que yo.

Quiero abrirte la boca:
de desconcierto y asombro.
De sorpresa que es agradable porque no se piensa.

Quiero verte respirar, resoplar.
Y todo lo que acaba en ar que aquí es blasfemo mencionar.
Verte al inicio del camino, al borde del precipicio,
y esperar para hacerlo conmigo.

Quiero ser un billete para viajar siempre en tu cartera.
Billete de lotería, billete de viaje,
billete de entrada VIP a todos los festivales.

Quiero ser tú siendo yo. Ser como tú cuando quieres ser como yo.
Como soy yo cuando soy como tú.

Quiero ser de tu equipo porque juntos siempre ganamos aunque perdamos.
Celebrar todos los éxitos cuando lo son por el hecho de serlos.
Y los no éxitos, pues por ser de los dos no los llamaremos fracasos.

Quiero ver lo que tú ves cuando no ves:
para sentir lo que sientes y que por no ver padeces.

Quiero celebrar tus alegrías y compartir tus penas:
que las primeras disfrutadas aumentan.
Y las segundas repartidas decrecen.

Quiero compartir todo tu tiempo.
Tiempo que será ganado al tiempo
que hará que vivamos más tiempo que el tiempo que nos es dado.

Quiero robarte el periódico por la página que estás leyendo.
Ocultarte las noticias que buscas y ser yo tu primera plana.
Y ya que hablamos de planos
hacer juntos el plano de todos nuestros proyectos.

Quiero proyectar en ti lo mejor que hay en mí:
sólo porque tú ya lo has hecho.

Quiero, ya puestos, que sepas ...

Lo demás, ahora resulta superfluo.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

VISITA


VISITA


Han llamado a mis puertas los enemigos del pueblo:
han venido a llevárselo todo. Incluso lo que no tengo:
fortuna hijos esposa.
Mejor en orden inverso.
Felicidad, esperanza y paz:
esto lo que más lamento.

La esposa en un ataúd:
ya estaba muerta hace tiempo. De pena.
Los hijos en un baúl:
para cruzar la frontera y encuentren una vida mejor.
La fortuna en una cartera:
no da para más esta hacienda.

La felicidad la esperanza y la paz.
Juntas en una mochila:
hacía años que su ausencia me pesaba como piedras.

He abierto la puerta a los enemigos del pueblo.
Ayudado a cargar los paquetes.
Una botella de vodka les he dado para el camino:
agradecido que estoy.
De puro llevárselo todo, y quedarme con lo puesto,
puedo decir aliviado, que hoy soy un hombre nuevo.

Si fue una errata este pasado, mejor corregirlo rápido.
Y nunca, nunca, dar fe de lo ocurrido.

LOTS OF THINGS


LOTS OF THINGS


Tu guitarra, su voz.
Los viajes por el desierto haciendo desierto.
La cárcel o el exilio. Tal vez el autoexilio.
Los siglos en el espacio. La soledad y el silencio.
Los momentos en que no te siento
los mejores porque no los duelo.
Todos los que han venido
y otros que ya se han ido.
El mar, al fondo el mar. En el fondo del mar.
Los gritos de los ahogados.
La oscuridad que amenaza
la luz que los fantasmas espanta.
Los espantapájaros con los que vivimos
comemos, reímos, lloramos.
La quintaesencia de lo que no tiene sustancia
ni mérito ni propósito.
La gente idiota que como idiotas vive y muere.

Y mira que te lo dije:
no vayamos a ese lugar que no hay bondad ni verdad.
Perdidos todos en un bucle de mediocridad.
Mira que me lo dije:
no vayas a elegir mal la compañía de este viaje.
Largo es el camino, pero más largo según quien contigo vaya.
A la postre todo nos sobra.
Tú yo sobramos todos.
Aquí no hay esperanza para nadie. Deja de fingir que eres feliz.
Si eres fiel a la verdad, pronto te querrás marchar.
Quítate de en medio, es el atajo más rápido.

No hay música sin tu guitarra. Y no sacudas la cabeza:
te la cortaron.
Tampoco tendría sentido decirte que no la pierdas.
La cabeza.

jueves, 16 de septiembre de 2010

POSADA


POSADA


He preparado una habitación
Para cuando vengas a verme.
Será la de huéspedes. Sólo VIP. Sabes que soy exigente.

La he dejado sin puerta, para no tener que llamar.
Y así saltarme la ley.
Que sea mi allanamiento, de tu morada, legal.
Legal consentida y nada casual.
Con el sentido de hacernos perder el sentido.
El discernimiento. Si es necesario, también la moral.

Tiene vistas al campo. A unos montes lejanos.
Aunque mirando nosotros al techo y al suelo,
aquellos no los veamos.

Al suelo al techo las paredes. También algún mueble.
Especialmente una silla Luis XVI:
la erótica de la ergonomía.
La anatomía en raíz de caoba.
Juntos piel y venas, madera y vetas. Tótum sin ser revolútum.

Te he preparado una habitación, sin puerta,
pero finas sábanas. Buena cama.
Creo que te traes la almohada. Tampoco es que hiciera falta:
no pondrás en ella la cara. Salvo para morderla.
Después de que yo te muerda.
Ya sabes, para aliviar la tensión.

Esta tensión sexual no resuelta.

Resolvamos pues este largo conflicto.
No demores la visita, mejor que sea cuanto antes:
si a los problemas hay que plantarles cara,
nosotros les daremos cuerpo.
Y entre cuerpo y cuerpo pasaremos la noche despiertos.

Amaneceremos con vistas al campo, a sus montes lejanos.
Después de todo este tiempo,
de reprimir el deseo con besos en la mejilla,
al borde mismo de la orilla
de tu boca.
esta vez sí, y de verdad, hemos estado cercanos.
No recordaremos si nos amamos,
ni falta que a estas alturas nos hace.

Sólo que de verdad,
y de envidia, disfrutamos.

Y ya que hablamos de fruta,
no sé a qué esperamos tanto. Si ésta,
por ser nuestra,
no nos estaba prohibida.



JAPINES


JAPINES


Quedan sostenidas en el aire las notas de tus últimos suspiros.
Éxtasis culminante a setenta y dos horas de detención,
no sé si legal, por un abrazo sin final.

Dulce es el olor de tu sonrisa en guardia de alivio permanente.
No será la última que vea oiga sienta, de ti.

Yo que la quimera de la felicidad siempre soñé distante
y viví lejana.
Que el disfrute de lo sencillo
me pareció un engaño del pensamiento complicado.
Que la alegría no era un presente del presente,
menos aún un regalo no abierto del pasado.
Yo que viví mal viví y morí por la mala compañía.
Negándome a todo cambio tal vez por resignación.
Tal vez por miedo. La costumbre de la mala costumbre.
Tal vez por desencanto. El engaño del desengaño.
Descubrí en ti cuanto estaba equivocado:
posible es el cambio.
posible deseable indispensable.
Para no seguir muriendo de infelicidad.
Para no seguir huyendo de casa en busca de paz.

Yo que creía que la partida estaba ya perdida,
no queriendo más cartas marcadas por la amargura y la tristeza.
Que me perdía por angostos caminos con la desesperación del refugiado.
Que mirando atrás me preguntaba si querría repetir las decisiones importantes:
trabajo vocación esposa. Y siempre respondí que no.
Que por esto parecía la vida un fracaso tal vez sin solución.
Ni capacidad de reacción.
Hasta que un día el egoísmo sin fronteras
me empujó a tomar una decisión inesperada:
vuela en solitario.
Libre de cargas y pesos que te hunden como plomo.
Y como peso muerto ahogándome en el cuerpo de un hombre atormentado.

Lleno de dolor rasgué con un cuchillo aquella piel de moribundo
sólo alimentado con suero de lágrimas.
Y me arrojé al vacío para descubrir que no estaba vacío.
Por ti.

Floté en la ingravidez de tu ilusión,
guiado fui en la tormenta por la luz de tu sonrisa y el eco de tu voz.
Repitiéndose hasta despejar todas las nubes.
Nubes de dudas entre reflejos dorados de perplejidad.

¿Será verdad que la felicidad existe?

Será, y es. Dijiste.

NO ANSWER


NO ANSWER


Trato de adivinar qué fue lo que hice no hice o deshice.
Qué lo que dije no dije o maldije.
Si alguna vez callé o grité debiendo hacer lo contrario.
Si tuvo todo que ser al revés del revés de como crees que es.
Me pregunto cuándo fue el momento,
si es que hubo un momento o fueron un ciento,
que encendí en tu corazón la llama,
del desprecio.

La razón o miles de ellas que produjeron el cambio,
físico químico anímico,
que hizo de tu amor odio.
Y si alguna vez hubo amor verdadero no acomodado.
Si existió un lugar,
en tierra aire o ultramar,
donde mi presencia se hizo rechazo.
Puede que motivo de asco.

Me pregunto y no me respondo.
No quiero dejarme abrasar por la erupción de tu paranoia,
que tanto ha secado los campos y contaminado las aguas.

Quiero saber y a la vez no saber.
Para no perder el tiempo.
Sin duda hoy estoy más vacío, pero menos infeliz.

Ya habrás descubierto que en la maleta de tus pertenencias,
entre papeles mojados, billetes individuales de ida y falsas promesas,
también metí tus insultos, desprecios y mil tipos de ofensas.
Todas te las devuelvo, que sin ellas ahora viajo solo,
pero bastante más ligero.

Largo es el viaje, muchos los inconvenientes.
Seguramente, algún accidente. Pero lo es para todos.
Y en este equipo, yo era el todo terreno.

Que encuentres pronto la paz,
aunque sólo sea,
para que me dejes en paz.


jueves, 2 de septiembre de 2010

ACCIONES

ACCIONES


Si el capital determina las superestructuras
Si el poder económico es el verdadero poder
cómo escapar del lugar donde todo es comprar y vender.

Donde la escala de valores es medida en doblones:
de sal o de seda. De cobre plata bronce.
Oro.
Oro que ahora se ha vuelto papel
fino adornado viajero.

No te medirán por lo que mides,
sino por cuánto mide lo que tienes.
No te juzgarán por lo que hiciste,
sino por cuánto pudiste pagar por defenderte.
Te recordarán, ¡te querrán!, por tus grandes donaciones.
Aunque sea tu fortuna hecha con dinero de sangre.
Construye una iglesia o una escuela y tendrás el monumento
que otros merecen.
Harás historia siempre que puedas pagarla
Porque también es la historia un valor que se compra.
Si puede ser a la baja.

Invierte en desvalores, en malas acciones.
Rechaza los bonos del decoro:
saben los expertos que nunca fue éste un producto al alza.
Déjalo para aficionados y no iniciados.
Diversifica tu paquete de acciones adquiriendo bajas pasiones
traiciones y derivados.
Nunca pierden mercado.
Crea tú la demanda, que todos sepan quién manda.

Descarta solidarias y voluntariados.
Las primeras por parasitarias.
Los segundos por ser, de los buenos negocios, el peor aliado.
No dudes con trata de blancas, amarillas o negras.
Hachís, cocaína, venta de esclavos.
También dejan buenas propinas.

Pero si de verdad quieres ver tu dinero crecer
Trafica con armas, logística de conflictos y diseño de guerras.
Aquí sí que encontrarás competencia, por ser éste,
un mercado institucionalizado.
No repares en la sangre que por el camino dejas,
que si haces buena fortuna, te habrás garantizado la gloria.
Y tendrás un trono en la historia.

Ni amor ni política ni jueces ni papas.
No hay más poder que el poder del dinero.
Y si eres de los que esto niegan,
será porque no tienes un céntimo.
El autoengaño es tu consuelo.

FRUTOS DEL BOSQUE


FRUTOS DEL BOSQUE


Retirado a esta vida de asceta:
sin hablar ni discutir ni gritar,
a un bosque de robles castaños acebos y fresnos he venido a vivir.

Anticipadamente he puesto punto final
a mis desventuras en el desgobierno:
inútilmente sufriendo por una empresa que no tiene futuro.
Tan sólo un amargo pasado de disputas y guerras internas.
De rencillas por nada que son heredadas.
No lo llames huir, no estarás en lo cierto.
Llámalo, sólo, vivir.

Aquí de las ramas no cuelgan fantoches.
Ni hijos de puta ni putas.
Sólo hojas bellotas castañas.
Guardaré las primeras para encenderme la lumbre.
Mis cerdos comerán las bellotas antes de que yo me los coma acompañados,
de castañas.

Espero en este lugar de reposo encontrar la paz que nos falta.
Tal vez las respuestas por las que hice el camino.
Y todo lo que hice y por qué para qué.
Qué objetivo persigo.
Aunque dudo encontrar, siquiera, el objetivo,
la razón de las cosas.
Y si alguna vez yo tuve razón.

Se llevó el viento los compromisos adquiridos.
Deslavazó la lluvia los apretones de manos,
los abrazos fueron un chasco.
Por esto, de chasco en chasco y de charco en charco he llegado a este lugar.
A mi reino.
De soledad.

Donde nadie me miente me falla me engaña.
Nadie me insulta conspira se burla.
Lo que ves es lo que hay. Lo poco que hay.
Pero al menos es cierto.

Baja en ocasiones la fauna del monte:
las ardillas que siempre se van por las ramas,
los rebecos haciéndose eco,
algún alimoche buscando ratones. A veces, de noche.

Me mantengo con lo poco que como y que duermo.
Paso los días de guarida en guarida.
Teniendo siempre despejada una secreta salida.
Para la huida.
Quién sabe si hasta aquí llegarán también enemigos disfrazados de amigos.
Si huyendo de la traición y mentira me encuentro más de los mismo.
Nadie en quien poder confiar,
nadie con quien poder conversar sin temer qué contará.
Las habladurías calumnias y sonrisas fingidas hicieron de mí un escéptico.
Cruzando la raya de la desconfianza perpetua.
Viejo me hice, pues, sin pretenderlo antes de tiempo.

Hoy, cuando quiero adivinar qué hay en todo de cierto,
sólo tengo que mirar a los ojos,
de los animales.
Que salen del bosque a mi encuentro.

Compartimos sin lucha este espacio en el que no hay fortuna ni gloria.
Ni pena ni trampas de la mala memoria.
Muchas son las semanas que no hablo con nadie. Y he averiguado,
con orgullo y alivio, pues ya no tiene remedio,
que ni puta falta que hace.

NAPOLEÓN


NAPOLEÓN


Soñé ayer que a mi lado dormías.
Que aunque no me abrazabas, ni nada,
parecías querer robarme mi sueño.

Sueño que te estoy soñando, es un sueño eterno.
Inmutable al paso arrastrado del tiempo.
Del tiempo desalmado imparable.

Otra persona ocupaba tu cuerpo. Una desconocida hablaba por ti.
Hablaba actuaba se atormentaba.
Tal vez porque no era su sueño. Ni la dueña ni el centro.

Han parado a tu paso los trenes,
para evitar el conflicto.
Atracado los barcos, para que elijas el que te lleve a tu reino.
Aquel donde te aguardan esclavos y pocas sirvientas:
sólo las mudas y muy masculinas.

Preclaros tratan de resolverte el enigma:
cómo es posible llenarte, ¡de vacío!
Has roto todas las leyes de física.
Quizás porque sólo era un sueño,
aunque no fueras la prota ni el centro.

Estudiosos han querido mirarte por dentro:
has anulado otra ley metafísica,
porque has conseguido que vieran, ¡la oscuridad!

Y si entre mirarte o besarte pudiera elegir,
elegiría no verte.
Ni siquiera en un sueño al que sin llamar te has colado.

Napoleón era un gran estratega:
contra las mujeres las batallas se ganan,
en retirada.

Seguiré yo soñando mis sueños.
Sigue tú imaginando los tuyos.

domingo, 29 de agosto de 2010

MESÓN


MESÓN


Los ramos de flores en la carretera son siempre siniestros:
en este punto, alguien ha muerto.
Pasamos por encima de la sangre de esas vidas truncadas,
como si nada.
¡Qué nos importa el sufrimiento ajeno si ya vamos sobrados con el propio!
Atendamos nuestras preocupaciones y conflictos,
que cada cual tiene lo suyo.
Y espero que, en este punto, lo tuyo no sea lo mío.

Quisiéramos dar por finalizada esta partida,
pero tan partidos estamos que no queda alternativa:
la ideación suicida.

Acompáñame al palo más alto de este barco. Lancémonos fuera de un salto.
No llegaremos en él a buen puerto.
Al menos, fuera de él, se acabó el tormento.

sábado, 28 de agosto de 2010

FACESEEK


FACESEEK


Y ahora que ya somos amiguitos en Facebook,
¿tendremos por fin el hijo que tanto deseamos?
¿Iremos de vacaciones juntos?. Como amigos que somos.
¿Al monte o a la playa? ¿Nos bañaremos en el mar o la piscina?
¿Será en la bañera?

Seguro es, que follaremos.
Contaremos tus orgasmos con los dedos de una mano.
Y no nos sobrarán ninguno. Tampoco diremos el tiempo que nos tomamos.
Ni que amar, amar no nos amamos.
Da igual, no vinimos aquí para eso:
ya nos tomaron el pelo así que nos lo cortamos.
Y el corazón, blindado está. Alejado de todo riesgo.
Emparedado entre la soledad y las mentiras del mundo.

Tú prometías ser azul cielo, yo un sincero caballero.
No fue lo uno, tampoco lo otro.
No lo llames mentira. Llámalo tomar medidas.
De seguridad.
Fuimos empujados desde el piso más alto del edificio de nuestras vidas.
De milagro no nos matamos, así que mejor no se repita.
Y cayendo, entre golpe y rebote, nos encontramos:
siempre ayuda un paracaídas. Otra medida.
Por si acaso. Que la traición la estábamos esperando.

En aquel descenso vertiginoso y tramposo,
hicimos lo que pudimos: sobrevivir.
Al final, sólo se trató de eso.
No eran los traidores razón suficiente para morir:
que de amor se muere cuando uno quiere.
Y para qué querer a quien no te quiere.

Hoy remontamos despacio, construyendo un edificio nuevo.
No será sobre los cimientos del viejo,
seguro que fallarán. Y no estamos ya para nuevos hostiones.

Hay que rehacerlo todo, reescribir otra novela.
Llena de personajes inventados:
muñecos para las fiestas, acompañantes para la cena,
amantes para la cama.
Ya ves, todo será variado.

A trozos vamos llenando los huecos.
Tapando deficiencias carencias y malas vivencias.
Los errores mejor pasarlos por alto. No queda tiempo para otro ensayo.

Nos emborracharemos con el licor alquitarado de esta destilación apresurada.
Ya le añadiremos la miel si no resulta de agrado.
Lo que sea con tal de no repetir cada paso, pues no hay tiempo para volver al principio.
Y no siempre es mejor estar solo, que mal acompañado.

Haz sitio, libera una parte del banco.
Trae papel lápiz y un doble sándwich.
Verás cómo, si lo haces, alguien se sienta a tu lado.

Y aunque te desconcierte no lo creas te apabulle sonroje escandalice,
y arrastre,
déjate llevar.
No nos sobran días para desperdiciarlos.

jueves, 26 de agosto de 2010

ALICE. -ELLA


ALICE. -ELLA


El día que Alice abandonó a su marido todos se sintieron aliviados.
A su lado había malgastado la mitad de su madurez.
En realidad, la mitad de su vida tirando del brazo de un armario:
armario no sólo por tamaño.

A pesar de su inteligencia,
física nuclear astrofísica universal,
Alice no tuvo suerte con los hombres:
porque a ellos no los analizaba como al resto de sus cosas.

El primero, funcionario de profesión jugador por vocación,
a la ruleta rusa apostó su última mueca. Y perdió.
Al menos murió riendo.

El segundo, apasionado deportista y devoto juerguista,
le engañaba siempre que se emborrachaba.
Y esto era cada semana.
A ella, en cambio, ni la tocaba.

El tercero fue definitivo.
Definitivamente un estorbo.
Consultor a tiempo parcial vago a tiempo completo.
Egoísta congénito.
Alice lo adoraba.
Lo adoraba peinaba lavaba planchaba cocinaba mantenía y follaba.
Todo un prodigio. Ella, no él.

Tanto fue el tiempo que le dedicó que a su lado, ella desapareció.
Como su alegría su sonrisa la vitalidad y la cartera.
Dejó que le parasitara y él todo le succionó.
Todo menos lo que debía.

Un día, Alice se dio cuenta.
Amaneció sola como siempre y realista como nunca.
Se derrumbó.
Aterrizaje forzoso en la habitación de su casa.
Sin protección ni medidas de seguridad.
No le gustó lo que vio.

- Tengo que poner fin a esta situación, se dijo.

Llamó a sus amigos y lo contó:
todos se alegraron de lo prometido. Por fin,
iba a abandonarlo.

Aquel día Alice salió de casa repeinada maquillada
tacones altos joyas en los brazos.
Su última lencería.

- Esto tiene que acabar. Voy a dar un giro radical a mi vida.
Tengo que escapar de esta cárcel.

Y lo hizo.

Cuando llegó a la mitad de aquel largo puente
dio el giro que buscaba a su vida.
Giró la mitad de su cuerpo sobre la barandilla.
La otra mitad, le siguió.

El día que Alice abandonó a su marido todos se sintieron aliviados.


ABRAZO SILENCIOSO. -ÉL


ABRAZO SILENCIOSO. -Él.


John Smith iba para autista pero se quedó en el camino:
le faltó doctorarse.
Sacó la carrera, no obstante.

Observándole en acción se le veía tratar a su mujer
con igual desinterés que a la mesa del café.
Compartir con ella el mismo amor que el que se tiene a una llave:
por muy inglesa y pelirroja que sea.
Idéntico deseo, a su mujer no a la llave,
que el que despierta una serpiente enroscada con pasión a una ardilla voladora.
La misma emoción que transmite una babosa.
Con baba o sin ella.

John Smith era un ser sufriente.
Sufríamos todos sólo con verle.
Sufríamos por su mujer:
la ardilla voladora que en su abrazo mortal dejó de serlo.
Pura felicidad reprimida e ilusión perdida.
Perdida desde que le conoció.
Pero así es el amor:
cuando falta pasión nos queda la obstinación.
El afán por preservar conservar y guardar.
Aunque valga menos lo guardado que el precinto.
El lazo amoroso, que quien hace el acto de mimar.

John Smith rompió tres matrimonios sin hacer nada.
Tal vez por eso.
Ajeno como estaba del mundo, sus desdichas y alegrías.
Abandonado a su deambular.
Entregado a su pesimismo
agarrotó los músculos que ejercitan la sonrisa:
a su lado todo era tristeza. La vida una gran pena,
un trámite forzoso.

John Smith no hizo nada por cambiar, por nadie.
Generoso como un árbol caído
Conversador como una caja fuerte
Amable como un perchero
Entusiasmado como una rueda de molino molida.

Al final, su obstinación sin pasión dio resultado:
a su lado no encontró ella la felicidad.
Sí la liberación necesaria y gratificante de la muerte.

John Smith tampoco acudió a su funeral:
no encontró el motivo por hacerlo.

SALTA


SALTA


Aún recuerdo las llamadas de la policía,
las visitas a los jueces,
la amargura del cautiverio en las cárceles de franco.

Veintitrés años de encierro por decir esta boca es mía.
Los poemas de Federico para papel de periódico.
Los de Miguel Hernández para papel de fumar.
Al final siempre lo mismo:
tabaco y bocadillo.
El vino es para los guardias.

Aún veo las tapias y siento en mi carne las alambradas:
los espinos entre los dedos el día que nos fugamos.
Las garitas con los borrachos
el cuerpo de guardia durmiendo.
Todavía tengo pegada a la piel la grasa de las cocinas
y la mierda de las letrinas.
El hedor tanto de una y otra.

El agua tirada en el suelo para no dejarnos dormir.
Los golpes con la culata, las patadas en la garganta.
Las manos amoratadas de colgarnos de las esposas.
Las uñas, todas arrancadas.
El hambre y el hombre:
el dolor que el hombre hace al hombre.

Los cortos paseos del patio
Las amenazas de muerte
Las noches en el armario.
Los largos días de un centenario.

Sobre nuestras cabezas el inmenso azul del cielo.
Los pies pegados a un metro cuadrado de suelo.

Veintitrés años perdidos de vida para que un juez hiciera justicia.
Pero es la justicia un fiero reglamento
mutante según cambia el momento.

Nunca habrá verdadera justicia:
demasiado depende del juez y los tiempos.

Aún tengo clavados en mi los espinos de alambre
del día que nos fugamos.
Nunca lo olvidaré,
porque también fue el día que, por hacerlo,
nos fusilaron.

LOOSING


LOOSING


No perderemos más.
Más de lo ya perdido.

No saltaremos al vacío de nuevo.
Ni lloraremos por los amores olvidados.

No sufriremos por lo que se fue.
Ni cómo por qué con quién.

No haremos preguntas pues no habrá una sola respuesta.
Y no nos gustarán.

No temeremos al desafío:
al desafío a ser desafiados.

No nos acobardaremos cuando nos arrojen un guante.
Y nos batiremos en duelo para defender lo nuestro.
Acaso lo nuestro sea acabar con lo vuestro:
por fuera y por dentro.

Largos serán los días después de la lluvia:
la lluvia de ojos.
Largos, cálidos y luminosos.

Nos beberemos las botellas de ron.
Dame mentira que quiero soñar que soy libre y feliz.
No quedará una que no esté vacía.

Mataremos un carnero para festejar el fin del infierno.
De aquellas llamas haremos la lumbre que nos abrigue el próximo invierno.
Encenderemos la antorcha que nos ilumine el camino:
el camino hasta encontrar un te quiero. Verdadero.
Juntos cada paso será más firme, decidido y seguro.

Haremos de la agonía del malvivir la alegría de vivir:
todas las horas como una sola.
Pero no estaremos solos ni sólo seremos nosotros:
será una potencia de n nuestro uno más uno.

Saltaremos, correremos. Otra vez lloraremos.
La lluvia de ojos.
Pero será de alegría.

En el lugar donde nos dejó la vida,
la vida que hemos dejado en nuestro punto de partida,
partiremos con algo más que lo puesto desde la casilla de salida.
Partiremos, ya lo hemos hecho, con el amargo pasado que tanto nos torció la vida.
Tal vez ya estaba torcida y sólo la enderezó.

Hemos trazado dos líneas, dos líneas en paralelo,
y así avanzamos la vía.

No será el transiberiano, tampoco el oriente exprés,
pero será nuestro tren al que, cogidos de la mano con fuerza,
con ilusión hemos saltado.

Hay tiempo para disfrutar del paisaje, renovar el equipaje.
Ver la luz al final de cada túnel.
Apearse de visita en cada estación que elijamos.

Llenaremos las maletas sólo con lo que valga la pena.
Deberemos ser cuidadosos para evitarnos sorpresas.

No perderemos más: es tiempo para ganar.
No saltaremos al vacío: juntos ya lo hemos llenado.
No lloraremos: el dolor algo nos ha endurecido.
Ponte aquí, justo a mi lado, que si no me siento perdido.

Largo quiero que sea el camino, siempre que sea contigo.
Cálido como tu abrazo. Luminoso como el fondo de tus ojos.

Me pongo aquí, justo a tu lado. Que todos sepan
cuál es mi sitio.

UMMA


UMMA


Hoy hemos tenido un mal día:
tú te rompiste una pata, y yo me corté una mano.
Da igual, a mi aún me queda otra.

Me gustaría decirte que lo siento, fue culpa mía.
No debí meterte por donde lo hice
Obligarte a dar aquel salto
Desde aquel viejo muro de piedras mal colocadas.

Me pudo la impaciencia.
Tan grande era mi deseo de marchar:
de aquí para no volver.
Sí, llámalo huir. Tendrás razón una vez más.

Son tus ojos tan oscuros, tu mirada tan profunda.
Tu paciencia, que conmigo no se agota no se agota.
Me seguirás hasta el fin del mundo. Sin rechistar ni preguntar.
Pasando calor y sed, comiendo restos. Defendiéndome, aún con todo.

Me gustaría decirte tantas cosas. Pedirte perdón por muchas.
Casi siempre creo que me entiendes.
Aunque no sepas hablar,
y yo no haya aprendido a ladrar.



SE NOTA


SE NOTA


- Ya no me quieres.
- ¿Por qué lo dices?
- Eso se nota.
- Tienes razón. Ya no es lo mismo.

Nada como los principios. Cuando tu olor,
tu piel tu conversación, eran mi entusiasmo:
La novedad.

Tu pelo manos ojos.
La mirada.
Tu boca y tu sonrisa. Hallé en ti:
La felicidad.

Cuando tu deseo de verme era un afán por conquistarme.
Casi, amortajarme.
Cuando con el mismo amor compartíamos el tiempo
que un melocotón.
Coleccionando conchas y tréboles. Caricias y amores.
Contando las horas del invierno en aquel refugio subatómico
y platónico.
Donde nos veíamos a escondidas en aquellas noches electrónicas
plasmáticas.

Yo te cogía filo de piernas y tú de hombros. Yo te cogía,
lo que podía.
Y juntos soñamos un futuro, también cogidos,
de la mano.
Plenos los dos, de planes.

Y en la caja de música de nuestras ilusiones guardábamos trocitos de tiempo:
que la película de nuestra vida tenga la banda sonora que merece.

De los paseos a caballo han quedado las fotos más hermosas.
De las piruetas rozándonos las alas, las más vertiginosas.
De las incursiones submarinas, la paz absoluta: del medio e interior.

Todo está ya en el baúl de los recuerdos, que es nuestro baúl de los momentos.
Tiernos y no tanto.

Han pasado los meses, casi los años. Y tienes razón:
ya no es lo mismo.
Distinto es todo ahora: tú, yo, los demás.
La vida entera metida en una pecera que podemos contemplar.
Mira, mira, ¿has visto cómo nada ese atardecer de color azul cerúleo?
¿Y aquel amanecer rosa Nápoles abriendo la boca?
¿Y las noches limpiando las piedras negras del fondo y renovando el agua?
Mira cómo burbujea el restaurante donde celebramos mi noventa cumpleaños.
Sí, ahí, justo al lado del pez cebra de tu carnet de conducir.
Hay tanto por mirar y descubrir y recordar, que marea la pecera.

Así que debo darte la razón: ya nada es igual.
Ahora es mejor.

Y con gusto, satisfacción y regocijo.
Con orgullo descaro y chulería,
me paro como tú te paras y digo:

Esto, ¡esto también se nota!

DEMASIADOS


DEMASIADOS


Somos demasiados: para todo. Y para todo sobramos.
Demasiados en la cola del pan. Y del paro.
Demasiados soñando que los sueños se podían alcanzar.

Pero nos arrolló la vida como un tren de mercancías.
Y quedamos en pedazos esparcidos por la vías.
Vivimos mutilados. Discapacitados.
El hecho luctuoso y traumático de vivir ya te incapacita para hacerlo.

Somos demasiados riendo las bobadas de quienes viven como bobos.
Y lo contrario.
Hablando estupideces, pensando simpleces.
Limitándonos a vivir bajo los mínimos.
Nuestra propia insignificancia inventó el minimalismo,
e hizo de él una tendencia.
No se puede ser más claro.

Somos demasiados gritando y por eso no se oye:
el bramido silencioso.
Demasiados trabajando inútilmente, opositando a todo para nada,
rezando y pidiendo más fortuna. Apostando jugando haciendo trampas.
Trampas a la mala suerte. Ni por esas.
Sorteando balas y golpes. Dando golpes.
Buscando, buscando la felicidad en una lámpara vacía,
o un vaso de güisqui lleno. Ni con eso.
En el sexo diurno o nocturno. En los hijos propios e impropios.
Demasiados queriendo triunfar y trascender.
Cualquier cosa por un aplauso, por favor.
Y por un beso, no digamos por un beso.

Pero somos demasiados.
Y allí, no alcanza para todos al lugar a donde vamos.
Pues somos, y no queremos lo que somos.

viernes, 13 de agosto de 2010

VECINOS


VECINOS


Hace días que no te escribo y hoy te eché de menos:
pensé en aquellas cartas de amor que nunca nos mandamos.
Las frases bonitas que no nos susurramos.
Las caricias que se quedaron tímidas,
abrazadas al calor tibio de una taza de café:
amargo silenciosa.

Hemos dejado pasar el tiempo
tal vez la vida entera
para sólo mirarnos. Acaso espiarnos:
tras la mirilla de la puerta
en la cola del pan
en los primeros pasos de la acera.
Por el hueco de la escalera
en el oscuro del rellano
en el negro del buzón.
¿Será la carta de amor que ella tanto espera y se la lleva?

No dimos los pasos necesarios.
No fueron suficientes las excusas:
¿te queda sal azúcar arroz harina leche condensada mermelada?

Hoy es mi sesenta cumpleaños. Sesenta, seis meses y seis días.
Y voy a dar la fiesta que todo el mundo espera.
Pero sólo para ti.

Abriremos las mejores botellas que nos quedan.
Tu música favorita en la gramola.
Haré tarta de nueces, bizcocho de moka.
Crema de piña y ciruelas glaseadas.
Te invitaré a bailar sobre la alfombra del salón.
Te miraré de arriba abajo. Como si aún no te conociera.
Como si esta noche fuera la primera.

He hecho muchos planes. Todos, excepcionales.
Querremos decirlo todo y son pocas las cosas que tenemos que contarnos.
¿Hay algo de nosotros que aún no sepamos?
Vecinos, al fin.

Hoy será el último día de escucharnos tras la puerta.
Porque será la primera noche
que juntos,
estemos en el mismo lado. De otra puerta.

Recojo todo, me escondo, me pongo nervioso y me apresuro.
No quiero que me veas hacer planes y esperarte.
Otra vez, espiarte
por el hueco de escalera.

ENTRE PALOMAS


ENTRE PALOMAS


Y llegó una paloma, llamada Paloma, que a mi oído susurró:
yo sé dónde está la libertad. ¿Por qué no te vas?

Aquella Paloma, también mensajera, llevó en vuelo rápido todas mis cartas,
mis secretos anhelos, mis criptogramas.
Al blanco lugar donde la victoria que comienza por Víctor se alcanza.

Noventa fueron los días que escondí bajo sus alas las mías.
Tanta era la paz que sentía, que aún hoy allí mando mis cartas,
ya sin secretos ni crucigramas.

Dieciocho veces un mes han pasado,
y sigue paloma buscando a su Pachi en un Guguel privado.
Algunos días nos vemos. Todos, nos añoramos.

Aún oigo su voz que me dice, ¿por qué de aquí no marchamos?
Juntas iniciamos un viaje. Fuera tal vez el viaje de nuestra vida.
Hoy hay algo que veo seguro: a ambas nos la cambió.

Sin duda, para mejor.

jueves, 5 de agosto de 2010

HOY TE PIDO


HOY TE PIDO


Regálame un minuto de tu tiempo
sal de la abstracción que te ausenta.
Ven a esta parte del mundo y siéntate a mi lado.

Haré que el esfuerzo que te cuesta bajar hasta mí,
valga la pena.
Haré que olvides tus tormentos por un día.
Que barra la ilusión toda amenaza
Toda sombra de temor y de sospecha.

Acércate a mi pecho y abrázame como si fuera nuestro último día.
Como si mañana no existiera y la vida que nos quede
pudiera condensarse en un suspiro.
Regálame tu tiempo aunque no quieras:
dame el beneficio de la duda.
Y haré que nunca más vuelvas a dudar ni preguntar.
No tendrás que adivinar porque antes de hacerlo
ya sabrás.

Interrumpe ese pensamiento que te absorbe y te perturba
y déjate llevar por mi corriente
arrumar por este murmullo que late porque tú estás aquí.
Y sólo para ti.

Concédeme las miradas que te sobran cuando nada hay más interesante.
Los ratos de escucha cuando la melodía de tu felicidad
ha dejado de sonar.
El tacto de tus manos en ese descanso que te das
hasta que empiezas a moldear otra cerámica en el torno torbellino
de tu vida.
Aceptaré de buena gana los besos que te quedaron olvidados
en el largo baúl de tus amores.
Los gemidos que no quisiste ni pudiste
disfrutar.

Haz algo por mí que cualquier cosa estará bien.
Si de verdad lo haces para mí.

Y las dudas que se elevan como el humo
también como el humo se dispersan en el cielo.
Formando nubes que nos traerán el agua
en futuros tiempos de penuria y de sequía.

Queda tanto por hacer decir vivir
que lamento todos los años que pasé sin ti.
Comenzó nuestro viaje en el verano tardío de la vida.
No hay mucho tiempo para preparar un otoño cómodo
y un invierno sin frío.

Por eso hoy te pido siéntate a mi lado
Compartamos lo poco que cabe en nuestras manos
y lo mucho que haremos y pensamos.

Hoy te pido, compartamos.

AHORA


AHORA


La nostalgia es el presente de los que prefieren vivir con el pasado.
El sueño de que siempre hubo un mundo mejor.
Mirar atrás la huída necesaria para no seguir adelante.
Tal vez, ni valga la pena.

Aterrorizan menos los fantasmas de otro tiempo,
porque ya están dominados.
O quizás porque ya estemos dominados.
Quizás sea más soportable la soledad del ayer,
por ser ayer, que la de hoy y de mañana.

El silencio de este momento, sepultural animal,
arropado con la música, lejana ronroneante,
ya sólo recordada.

Que este baile en solitario pueda ser en compañía de la musa,
difusa confusa,
de un recuerdo.
Soñemos el presente, para que vivirlo no sea tan doliente.

NI UN ALFILER


NI UN ALFILER


Contra la alfombra aterciopelada de los cobistas e interesados
La áspera estera de los desagradecidos e ingratos.
Adula y sonríe sólo el que quiere algo.
Y cuando lo quiere.
Que es siempre a su orden y antojo.

Del resto no verás sino rencor y desprecio.

Resentidos quedan los que de ti no oyeron lo que esperaban.
Ni obtuvieron lo que deseaban.
Surgen los enemigos por cualquier bobada
desde la mañana al final del día.
Y para toda la vida.

Tiene el odio aliento propio y contagioso
Con qué finalidad se propaga.
Sí que es este una pandemia.

Resulta la vida una pelea a cuchilladas.
Sobrevive el más rápido, fiero.
Carnicero.

Le dije a John que no tenía razón.
A Laura que estaba equivocada.
Que no podía ser a Andrés.
Que no, que no y que no a cuantos creí que no.
Resultó como esperaba:
ya no me dirigen la palabra.

De tus obras, malas y buenas, sólo quedan enemigos
deseándote una vida dolorosa y corta.
Y como hienas viven ríen se comportan:
cazan en grupo aunque entre ellas despellejan.
Rápido se multiplican los que sólo critican
aunque poco más sepan hacer:
mal hablar y procrear.

Son tantos los que no perdonan que apenas quedan nombres sin tachar
de la agenda que me regalaron al empezar.
Por esta tierra no volveré, ya nunca más.
Por su gente no clavaré, ni un alfiler.

SHE IS SO BITTER


SHE IS SO BITTER

That lady was the only one.
Como ninguna.

Fea como ella sola.
Pequeña como muchas.
Analfabeta como pocas.
Rencorosa como nadie.
Mediocre como la que más.
Deslenguada como una víbora.
Vengativa como no hay otra.
Mal hablada soez y grosera como la peor.
Obtusa cateta y necia como una mala apuesta.

Aquella mujer fue única.
Aún con eso, o tal vez por eso,
llegó a gobernanta.
En aquel país de viejos adormilados asustados y aborregados.
A veces, amancillados.

Su mano arrebatada y furiosa firmó las más injustas sentencias.
De libertad para criminales de muerte para inocentes.

En sus años de desgobierno arruinó aquel país de lerdos.
Conchabada con explotadores foráneos
dejó que las riquezas robaran.

Quién sabe, tal vez sus votantes lo merecieran.

Yo no sé si nada de esto puede ser cierto.
Sólo cuento el cuento que me contaron.

miércoles, 28 de julio de 2010

TORNAR


TORNAR


La vuelta al trabajo es la vuelta al embargo.
El embargo del tiempo.

Sacrificado hemos la vida por cuatro monedas.
Monedas de sangre, sudor.
Siempre lágrimas.

Nacidos encadenados a un mundo de pequeños tiranos.
Pequeños sólo por su número de esclavos.

Sustituido fue un día el pañal por la mortaja.
Y amortajados vivimos.
Amordazados morimos.
Amenazados siempre estamos.

No nos pertenece el futuro:
sólo pertenece al trabajo.
Tampoco el presente: es para ir haciendo futuro.
El pasado ya lo hemos entregado.

La vuelta al trabajo es la vuelta a una realidad que mejor olvidar.

Analfabetos en los placeres
Olvidados de la buena suerte
Irresolubles parejas de la desdicha.
Condenados a ver pasar los galeones
cargados de agasajos coronas flores:
para quienes nacieron ganadores.

Alzan la copa del triunfo los listos
no los talentosos.
Es el trabajo a la inversa.

Volver al trabajo es retornar el inframundo:
aquel que nos esconde en penosas galerías de hormigueros infinitos.
¿Eres obrera o guerrera?
¿Morirás defendiendo a tu reina o prefieres vivir siendo su esclava perpetua?
Si tu espíritu es aventurero podrás ser exploradora.
Y en arriesgada avanzadilla abrir caminos para ser por otros explotados.
En ellos, podrás dejar la vida.
Y si esto no te hace feliz, naciste en el lugar equivocado.

El traje del emperador es sólo uno.
Aunque su hilo nos parezca invisible.

Nunca te harás con él un abrigo.
Para ti, sólo queda pasar frío. Eres esclavo.


APARICIONES

APARICIONES


Vendrán mientras dormimos las fantasías de vigilia
hechas realidad de muerto.
Tendremos que escapar para no caer ni ceder ni perder.

Serán los días claros, tal vez oscuros,
mirando a un horizonte difuso.
Será la metafísica del absurdo,
del carnaval diario hecho sudor y sufrimiento.
Dormiremos ajenos a los conflictos que supone estar despierto.

Sentiremos un minuto de sosiego.
Tal vez dos, a lo sumo.

No doblarán las campanas por nosotros.
Nadie pensará cómo nos fuimos y vivimos.
Haremos del hecho infructuoso de vivir
una comedia.
Tal vez un drama.
Haremos que cada hecho relevante
sea la distracción del momento.
Si acaso, un pasatiempo.
No serán nuestras andanzas memorables.
Tampoco la historia con nosotros amable.

No veremos lograremos ni triunfaremos.

Al final, puede que tampoco
seremos.