miércoles, 29 de junio de 2011

GUASÁMÁM



GUASÁMÁM


Y llegarán los días de gloria.
Días de acumular cosechas en grandes silos
sufragados con los beneficios del éxito.
Días de vino y rosas que hacen olvidar otros días;
en verdad, todos los días.
¿Alguien quiere recordar el tiempo del sacrificio?

Vendrán los días de dudas.
Dudas entre el color verde o azul del nuevo descapotable.
Entre cortinas de lino o seda en la mansión de la sierra.
De si es mejor puertorriqueño o francés el personal de servicio.
Si la ampliación de la clínica se debe hacer hacia el este:
saludemos al sol de mañana;
o al oeste:
¡qué hermosos atardeceres!
Si el yate que nos compramos merece ser renovado.

Los días de dudas existenciales:
¿acaso puede existir una existencia mejor?
Sabemos que no hay infierno en la tierra, pero,
¡qué bien en el cielo vivimos!

Días de una mejor comunicación:
¿qué tal con una nueva plataforma satélite?
De una mejor comprensión:
fundamos los lingotes de oro y ahorremos espacio con ello.
Ah, perdón, quise decir compresión.

De metas más elevadas. De ideas para ser escuchadas:
es cátedra lo que hablamos.
Del respeto de nuestros pares. Palacios de exposiciones:
menos será para nosotros poco;
congresos:
ahí sí que brillaremos;
libros:
cientos escribiremos, todos serán bestseller.
Ruedas de prensa autógrafos largas sesiones de fotos.
La crítica derretida en halagos.
Besos de las mujeres. Y de los hombres…
De los hombres también.
Documentales, coloquios de nuestra carrera y hallazgos.
Biopics de nuestra vida y méritos.
Cómo llegamos hasta aquí. Cuándo surgió nuestra gran idea:
esa que cambió el mundo.
El de los demás y el nuestro.
Dudas de a qué fundación donamos un tercio de la fortuna.

Llegarán días de ensueño:
realidad se hizo el mejor de los sueños.
Tal será nuestro empacho,
que quizás echemos en falta aquel tiempo tan lejano,
ahora me parece extraño,
en que solos tú y yo nos bastamos, nos llenamos,
de paciencia respeto abrazos.
De preguntas y más preguntas:
en la pantalla y el alma,
todas desparejadas.
Como emparejadas estaban tu soledad y la mía.
Esa que no es la soledad del mando. Tampoco la del que está en la cumbre.
Llámala del opositor, y multiplica la nuestra por dos.

Quién sabe si, volviendo la mirada atrás,
añoremos aquel sencillo refugio,
si quieres llámalo nido
si quieres llámalo retiro,
desde el que echamos a rodar el mundo.
El mundo que es solo nuestro.
Donde prófugos valientes austeros,
guerreros contra el desencanto, soldados contra el adocenamiento,
contrabandistas de frontera venezolana, exiliados de embajada,
cuidadores de la sociedad norteamericana,
iniciamos este nuevo camino.
Y fuimos algo más que muchedumbre en mansedumbre.

Tú y yo solos, amor mío.

Quién nos iba a decir que hoy, hartos del estrellato,
de esta vida holgada excesiva acomodada,
íbamos a recordar aquel minúsculo piso donde,
entre la cocina de fantasía,
por imaginada,
y el dormitorio de las alegrías,
por todo cuanto soñamos y transpiramos,
fuimos de verdad felices.
Como pocas veces se puede.

Felices por ser y no ser nosotros.
Por decidir o no querer hacerlo.
Por acertar o errar.
Por ir contracorriente o dejarse arrastrar.
Felices por, al fin, ser libres.

Pero tú y yo sabemos, amor mío,
que a pesar de nuestra ciencia y experiencia,
de tanto hilvanar coser y remendar;
de a todos curar y reparar: tú los cuerpos, yo las almas,
corazones son de quita y pon,
una herida hay que sanar no supimos.
Y es haber, todo este tiempo,
vivido con las familias mutiladas.

Deseamos, soñamos, luchamos. Vencimos.
Aunque tú y yo sabemos que al ganar,
también perdimos.

No te alejes de mi lado.
Sigamos construyendo esta vida que nos dimos.
Hagámoslo por nosotros, lo valemos,
y por los que atrás dejamos,
se lo debemos.
Sabes que a algunos, ya no veremos.

Que las lágrimas el desvelo el miedo,
marquen el camino de una vida que narrarse pudo.
Seamos respetuosos en el recuerdo
Virtuosos en el agradecimiento
Generosos en la compensación.

Seamos dignos, mi amor, de merecerlo.

jueves, 23 de junio de 2011

SENTIRÉ


SENTIRÉ


Cuando las lentejuelas de tu vestido de noche rueden calle abajo
Cuando las plumas de tu sombrero de fiesta
se las lleve el viento de los malos tiempos
que siempre nos aguardan al final de este final.
Cuando rompas tus tacones de hacer sangre
en el adoquinado de la rue St. Germain
Cuando te atraquen de un tirón y te arrastren por los charcos del camino
Cuando la burla y el engaño te abofeteen
hasta perder el sentido de lo que es real o imaginario
Cuando las copas de champán sean la resaca del ayer mal trasnochado
Cuando no te queden joyas que empeñar
ni tu cuerpo sea objeto alguno de interés
Cuando no te queden días felices y no recuerdes si hubo alguno
Cuando hayas enterrado a tu familia,
algunos vivos,
y compartas mesa en nochebuena con tu sombra soledad
Cuando pasen los días de fortuna
y constriña tu arrogancia la chaqueta de fuerza que supone la escasez
Cuando humillada e insultada vuelvas de tu viaje a Sudamérica
sin fortuna sin palmeras sin hacienda
Cuando el baile delirante de todos tus errores
sea el epílogo culminante fulminante a una vida de caprichos
Cuando no quede en tu cuerpo un espacio sin arrugas
y en retirada huya tu hermosura de juventud
vencida por la implacable senectud
Cuando se te congele la sonrisa por los triunfos espejismo
y se rompa como el hielo con los fracasos realismo
Cuando la alegría de la vida regalada
sea amargura por las deudas del pasado
Cuando ya no oigas el canto de los pájaros traidores
y te asfixie el abrazo de los depredadores
Cuando te llegue la noche y no sepas si será esa la última

No sentiré lástima por ti
y sí alegría porque todo ese sufrimiento
me perdí.

sábado, 11 de junio de 2011

LEAVING


LEAVING


Dejaré un día esta tierra que no me vio nacer;
nunca le interesé. Ni a mí ella:
es mutuo el desinterés.

Dejaré esta tierra de pobreza violencia y mezquindad.
Será sin avisar,
para que no me persiga.

Dejaré sin recoger la cosecha:
los frutos en el árbol
el trigo en el campo
las patatas en el barro.

Me iré al anochecer, que nadie me vea.
Será con luna nueva, y caminaré hasta el alba.
Allí donde esté me ocultaré de los rayos del sol,
y los rayos en los ojos del espía.

Escondido en madrigueras de conejo
comeré carne de zorro,
siempre abundante,
bayas y raíces.
No será canibalismo, nunca las tuve.
Menú clásico de aventurero silvestre.

Despojado de todo lo superfluo
caminaré con la ligereza que da saber que no se es.
Nada ocupo en este mundo, nada espero en ningún otro.

Desprovisto de todo plan preprogramado
haré del azar mi guía,
física y espiritual,
y mi aliado.

Seré un pastor del principio de incertidumbre,
pues alcanzar la certidumbre no es la meta, es el final:
nada por descubrir, por hallar.

Dejaré un día esta tierra que no me vio crecer
ocupada como estaba en su cruce de sospechas.
De malas palabras. A veces,
de caminos perdidos.
Lastrada con el peso de la ignominia, la inmundicia.
La infamia.
Gobernada por cuentistas hipócritas analfabetos y tratantes de ganado,
humano.
Administrada por contrabandistas ladrones usureros y prestamistas.
Tierra de persecución al hombre obrero.
De veneración de histéricas, adoración de homosexuales,
adulación de indocumentados, admiración de ateos socialistas y bolcheviques.

Alcanzado mi destino, me sacaré los ojos para no ver tanta miseria,
mental:
la más común y endémica de todas las miserias.
Con clavos encendidos, quemaré mis oídos.
Para no oír tanta soflama mentirosa.
Tanta defensa de la vanidad, culto a la mediocridad,
excitación por la superficialidad y el mercado de chismes,
cuentos y bajezas.
Me cortaré las manos para no tocar los cuerpos que no me pertenecen.
Las cosas que siendo lujosas envilecen.
No hacer trabajos que no ennoblecen.

Aislado, desintoxicado y descontaminado del mundo,
será este el medio para, al fin, ser.
Ser mutilado pero entero.
Ser esencia y pensamiento.
Espiritualidad en la física del ente renovado.
Transmutada de un salto en energía.

Abandonaré, un día, estoy en ello,
esta tierra que no me vio morir.
Ajena a todo sufrimiento, egoísta degenerada y agresiva.

Enterrado al pie de una ladera, bajo toneladas de tierra deslizada,
oigo hablar al caminante. Murmurar y maldecir.
También lo hacen de mí.
A veces me apetece contestar,
sopesado lo que tengo que decir, y analizado quién me puede escuchar,
enseguida se me pasan las ganas.
He dejado el silencio tras mi ausencia,
y la incógnita de qué hubiera sido de mí.

Me pregunto cuándo se escapó el tren de la oportunidad
que hubiera cambiado el destino de mi vida.
Me contestó que quizás ya lo cogí:
¿No fue aquel que partió un día de Matanzas?

jueves, 9 de junio de 2011

DÍA LIBRE


DÍA LIBRE


Qué gran día es este para la historia
no porque haya ocurrido algo importante
sino porque no ha pasado nada.
Vacío de todo contenido
esta es la fecha idónea para historiadores:
en jornadas así se pueden inventar cualquier cosa.
No habrá hecho reseñable que lo refute.

Pasará un siglo y hoy habrá surgido una nueva tradición
Formulado tratados internacionales
Estallado guerras
Vencido guerras,
nadie quiere recordar que estuvo en el lado perdedor.
Descubierto la vacuna total
El día en que dejamos de comer con los dedos
Viajado a Plutón
Localizado el agujero donde hundieron a la Atlántida
El virus de la próxima pandemia
La primera fusión nuclear y además fría
Nacido el siguiente santo expres de la iglesia católica
La fecha milagrosa en que la montaña sí fue a Mahoma
El arranque del movimiento continuo
Nacerá la primera persona transgénica
libre de toda enfermedad heredada o contagiosa
un hombre de dentro a afuera convertido en mujer.

Se llegará hoy al centro de la tierra
y no hallaremos el infierno en ella. Felicidad plena.
Hoy tendremos la nueva boda del siglo
El nacimiento exacto de Cristo:
el cuarto nacimiento exacto.
El nombre del ángel que desvirgó a María
y si era éste hombre o mujer.
Liberada la fórmula de la coca cola
Escrito la más grandiosa sinfonía
Pintado la obra maestra de la pintura
Nacido el más ilustre dramaturgo del siglo de oro
de cualquier siglo de oro.
Muerto el más ilustre dramaturgo del siglo de oro
¿de qué siglo de oro?
Encontrado la mandíbula fósil
del ejemplar homo que reescribió la teoría evolutiva
Hallado restos de vida extrasolar
en una mota de polvo del plumero de la primera dama.
A la cola todas las damas.

Elegido el primer presidente con síndrome de Dawn:
el mejor presidente que pisó nunca la tierra de los infelices.
Hallado el remedio contra el síndrome postvacacional:
Postvacacional postcoital postlaboral postconyugal.
Nada casual, todo normal.

Sin duda, hoy será un gran día para la ciencia:
infusa
La historia:
difusa
La religión:
obtusa
La imaginación:
Profusa
El arte:
Abstruso.

martes, 7 de junio de 2011

ACONTECIMIENTO



ACONTECIMIENTO


Gracias a los que vinieron:
los que vinieron porque quisieron.
Quisimos que así fuera, que nadie quedase afuera.

También a los que no quisieron,
principalmente a éstos,
porque así no nos aburrieron.
Llueve sobre mojado y no estamos para fandangos.
Mejor así lo dejamos.
Los compromisos para quienes viven del gesto.
Del gesto la pluma el reloj la pajarita el bastón el sombrero:
gesto de llevar el bastón enseñando el reloj al ajustar la pajarita y la pluma en el sombrero.

Gracias a los que para la ocasión se vistieron:
atendamos a esta pareja con nuestras mejores galas,
sea porque se lo merecen sea porque nos da la gana.
Sea porque prometen, y tal vez los necesitemos.

Gracias a los de los vaqueros,
saben de mi espíritu rebelde, impulso de aventureros.

Gracias a los que viajaron, y medio planeta cruzaron.
Algunos, parece que aquí quedaron.
A los que surcaron los mares envueltos en su silencio.
Con una sonrisa muda. Callada que no fingida.

A los que tomaron aviones globos trenes catamaranes caballos barcos.
No era su viaje para ochenta días, tampoco de vuelta al mundo.
Aún mejor: la vuelta al abrazo de los queridos lejanos.
¡Qué decir después de tantos años!
¡Cómo no llorar, de rabia, mi hermano!

Gracias a los que nos guiaron los últimos pasos,
esos que son cruciales.
No vayan los contrayentes, en su esfuerzo final,
sentirse desfallecer.
A la lectora hermosa que con hermosa lectura,
de emoción tropiezo suspiro y gallardía,
de orgullo que se rehace y con valor recupera el ritmo que gana el pulso,
al púlpito hizo llorar.
Parecen ya muchas lágrimas, son todas de felicidad.

Gracias a los músicos que impidieron naufragara este barco
con tanta perla salada rodando por la cubierta.
Y reinterpretando nohayquellorarquelavidaesuncarnaval
reflotaron a la platea.
Dividida quedó esta tras el rescate:
oyentes alegres a la derecha, despistados a la izquierda.
Si acaso, algún infiltrado.
Es lo que tiene los intercambios,
cuando son tan interculturales.

Gracias a los abuelos, por ellos se hizo el festejo.
Y a los cuñados pesados. Ellos los que insistieron.

Gracias al vals de Hawley que nos sacó a bailar,
primero tímidos dos, luego envidiosos todos.
Y otra vez la platea dividida, la plaza embravecida:
al centro, salseros caribeños y europeos camuflados.
Valientes como toreros. Largos pases, mucho arte.
De sudor y ritmo. Arte sin lágrimas ni sangre.
Por fin.
En la grada, tímidos españolitos. Apocados de tanta bravura.
Tanta vuelta al ruedo, a hombros en trajes de coral.
Con luces de mar tropical.
Espectadores pasivos tapados con la timidez del respeto.
A estos también agradeceremos su presencia, pues,
¿qué hubiera sido de tanto artista sin público?

Gracias a los de la tierra austera. De moral regia y derecho foral.
Por poner el acento en el idioma correcto:
menos miamol te quiero y más dímelo en el encierro.
Con c de corazón y no s de corasón.

Gracias a los que dejaron la medicación para poder disfrutar.
A los que se medicaron, para lo mismo.
A los que medican, también por esto.
Que en toda la sala rebotaban, las risas de la mesa al fondo derecha.
¿Bebieron o se fumaron algo que en el menú de los demás no estaba?
A la mesa de los elegidos.
A la de los niños. Qué son, sino adultos comprimidos.

Gracias por los collares, brazaletes, colgantes.
Salvo que sean para colgarnos.
A las ropas de encaje:
otra excusa para quitarlos.
Gracias por las gemas, los billetes, los viajes.
¿Será una indirecta acaso, para decir vete y por aquí no vuelvas?

A los que huyendo del frío, buscaron aquí algo de calor.
A los que con el corazón frío encontraron, quizás, algo de amor.
¡Gracias a la televisión, por hacer de este acontecimiento indiscreción!
¿A quién se le ocurrió la idea, de no querer al mundo contarlo?

Gracias por venir. Más aún por marchar.
Gracias por ser. Y estar.

domingo, 5 de junio de 2011

DE QUERIDOS AMIGUITOS

DE QUERIDOS AMIGUITOS


Andaba yo algo afásico, un poco agnósico
y en pleno trance apoptósico
cuando surfeando por las olas de un temporal inconcluso
varada en una playa urbana te encontré.
Y aunque no nos conocíamos,
disconformes con la ausencia el uno del otro vivíamos.

Sonriente expectante y aunque vigilante confiada
iniciabas el siguiente capítulo de tu profundo cambio.
Escribiendo los primeros versos de tu vida hecha un poema.
Acaso un poema como el mío.

¿Hola dónde vas quieres ir donde yo voy?

Aclarados los puntos cruciales,
concretamos la alianza de proyectos y objetivos.
Sellamos el pacto de metas y destino
siguiendo, sin embargo, cada uno su camino.
Pero esta vez al mismo paso y, cómo evitarlo,
bien cogidos de la mano.
Ya tú sabes: empatados.
Ya yo sé, enroscados. En una helicoidal mil pies.
Tú subiendo 3´ - 5´. Yo bajando 5´- 3´.

Observador atento, pronto vi qué grande eres, Migdyrai,
ignoro si podré volar contigo. Igual altitud y ritmo.
Sorprendida, respondiste lo mismo.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.

Intercambiando las llaves de nuestro corazón con cerradura nueva
invadimos cada uno el hábitat del otro.
Ese lugar recóndito al que a veces se accede sin permiso.
No fue el caso. Nada hicimos sin el otro quererlo.
Nada que no fuera querernos. Dejarnos llevar por la corriente
apresurada o tranquila
de sucesos.
Pronto nos copiamos las recetas magistrales,
esas para ocasiones especiales.
Tú me diste oxitocina, yo te la devolví convertida en dopamina.
Abrazada con largas cadenas de endorfinas.

Turquesa es ahora esta metafase.
Embullados como estamos en nuestra agitación mitótica.
¿Te sobra alguna guanina?
Te la cambio por diez citosinas.

Anclada a mi membrana plasmática
inyectaste tu ADN contestatario.
Inconformista y contrarrevolucionario.
Medidas de contención y agitación.

Combinados tu ARN y el mío
se fundieron las mariposas de los cromosomas
en un solo suspiro.

No estamos aquí para pasar el tiempo
pero sí haremos que el tiempo pase al paso que queramos.
Llenándolo de sentido y contenido.
Y no será necesario fugarse a Madagascar.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.

La voluntad de ser tú misma te trajo a este lugar.
Un dieciocho de enero, nada menos.
Hasta mí la necesidad de no querer hacerlo sola.
Y si todos sabían cuán inteligente eras, Migdyrai,
ahora que a mí me elegiste,
ya ven que mucho más.

No se detuvo el tiempo en aquel tiempo.
Hemos ido venido construido conquistado. Amado.
A días llorado, pero no por culpa del otro.
Hemos hecho, deshecho. También rectificado.
Caminado a saltos, tropezones. En suma,
hemos vivido.
Qué somos sino dos personas y un destino.

No nos sentiremos culpables de arrastrar aquí
a todos los que están. Pues ya sabemos que sí son.
Como también son los que no están:
Margarita, Raudilio, Hilda.
Y ese otro millón de queridos amiguitos
que tú tienes repartidos por el mundo.
Que sois muy expansivos los cubanos
y la isla hace ya varias revoluciones que se os quedó pequeña.
A todos damos gracias. Que para algo fuimos bien nacidos.

¡No te escapes! ¡No me escapo!
Seamos clásicos, que ya somos contemporáneos.
Es por ello, ¡nos casamos!

Terminará el sol hoy su tango diario
como todos los días pero más arrebatado.
Cerrará la noche este prólogo breve de la larga novela
que por escribir nos queda:
a cuatro manos, párrafo tú párrafo yo.
Romántica tú quieres,
de aventuras yo busco.
No serán nuestros próximos cien años, de soledad.

Liberados del lastre que llaman mediocridad
apostado hemos con el as que somos en la manga del otro.
Jugado pues con ventaja esta nueva partida
de la vida que comienza cuando otras ya terminan.
La experiencia del adulto en la ilusión del niño.

Tu mirada aprendizaje en un tiempo escéptico yo envidio.
Mirada que es serena yo codicio.
Nuestras manos temblorosas se calman cuando están emparejadas
y nos pasan los momentos envueltos en abrazos y en silencio.
Para oírnos lo que tenemos que contarnos
es mejor quedar callados lo sabemos.
El gozo intelectual de estar atentos,
y escucharnos.

Seré tus ojosa a falta de espejuelos.
Tu consejo en este mundo hostil mundo nuevo.
Serás la paz que necesito en los días de tormenta.
De tormento.
El consejo en este mundo hostil mundo nuevo.

Seremos lo que queramos buscamos merecemos.
Capítulos de entregas, por entregas.
Entregados.

¿He dicho ya que nos casamos?