jueves, 29 de septiembre de 2011

MONTÓN


MONTÓN


No te llamarán de los cientos de empresas
a las que entregaste tu C.V.:
hoy no es el momento ni tampoco mañana.

No te darán un papel en la obra de teatro;
no te aplaudirán, por lo tanto.
Lo hicieron una vez, allá en la escuela,
pero eras tan joven que ya no lo recuerdas.

No te premiarán en ningún concurso;
ni tienes el talento suficiente
ni conoces a la que es gente importante.
Mejor no hablemos de la suerte.

No serás homenajeado ni reconocido;
menos aún valorado.
Será mucho más fácil lo contrario.

No recibirás un trato diferencial. Sí especial;
especialmente bajo.

No serás objeto de interés para la prensa;
salvo en la sección de sucesos.
Tampoco serás recordado por la ciencia;
quizás por alguna ocultista.
No pasarás a la historia;
ni siquiera serás historia.
Nada escribirán de ti.
A lo sumo un panegírico mal redactado.

No importará a nadie tu punto de vista;
aún cuando hables en el reino de los ciegos.
Ni cuentes con un sitio en el reino de los cielos.
Siempre vivirás en el infierno. Ya lo estás haciendo.
Cuando ves que el infierno sois tú y tu descontento.

Nunca aprendiste a sacar partido de tus trampas
y sólo tienes que copiar a los demás.

A veces, el afán por ser único y original,
ya ves que está,
de más.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

DES-ENCUENTROS



DES-ENCUENTRO


Él entró en el bar.
Ella llevaba más de media hora junto a su copa de vino.
Él miró a la desconocida. Se acercó, preguntó:
¿Me querrás siempre?

Ella no conocía a aquel imbécil.
Desvió su mirada al vino blanco;
odiaba el tinto desde que él,
su otro él,
comenzó a emborracharse, a gritar, a perder el control.
A vomitar en el salón en la cocina en la cama.
A caerse por la casa, a decir bobadas.
A balbucear como un niño consentido y bobalicón.
Perdió el trabajo los amigos los ahorros.
La autoestima la integridad y la decencia.
Siete años duró aquel infierno donde toda su vida fue una mierda
al lado del más borracho y vago del barrio.
Siendo el hazmerreír de los demás y ella la tonta que lo mantiene.
Hasta que un buen día un camión atropelló a ese malnacido
y quedó viuda joven y libre. Al fin.

Le miró y espetó:
¡No! Vete a la mierda cabrón.

A él aquella brusquedad y crueldad gratuita en la respuesta
le recordó a ella. Su otra ella.
Con la que también malgastó media vida.
Perseguido por sus histerias e insultos.
Su pérdida de control, si es que alguna vez lo tuvo.
Sus rabietas de adolescente e impulsos de niña consentida y bobalicona.
Sus estupideces y amenazas de huida, de divorcio, de denuncia
por malos tratos inventados.
Sus hjijoputeces y sus trampas y mentiras.
Para concluir con la denuncia efectuada
y los años que él pasó en la cárcel por culpa de aquel montaje
y de una jueza resentida.
Resentida con su ex novio que la abandonó
por otra más joven y divertida.
Cuando todos estos amargos recuerdos se disiparon
él volvió al presente y respondió:

Es verdad. No estamos hechos el uno para el otro.

¡Vete tú a tomar por culo! ¡So cabrona!

VIAJEROS


VIAJEROS


Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

La mujer con el niño llorando:
treinta y ocho años, aparenta más de cincuenta. El trabajo,
que no perdona. Tampoco redime.
El niño de cinco años tiene cuerpo de tres. El hambre,
que no perdona. Tampoco sirve.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Un hombre con traje de pana raída y jersey grueso de lana.
Gorra bastón y manos de labrador en campo de amo.
Sesenta y dos años sin salir de la miseria:
viudo y despedido busca trabajo donde sea.
En la ciudad si es necesario.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Dos hombres más en el asiento de enfrente.
No se hablan pero sus miradas lo dicen todo:
queremos algo. Algo mejor.
Si nos lo quitan lo robamos. Es de justicia.
Armas bajo el abrigo. Navajas en los bolsillos.
Es la ley de la supervivencia sin remordimientos.
A por ellos, que son unos cobardes y nosotros más violentos.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Otra mujer, parece joven pero vete a saber:
dos gallinas en la cesta. Pan y huevos.
Va a casa de sus tíos en la ciudad.
Dicen que tienen trabajo para ella,
de costurera. O lo que sepa. O no sepa y quiera hacer.
Para el señorito:
placeres extravagantes. Gustos raros.
Muy exquisito.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Don Nicolai,
rico hacendado que heredó la fortuna de su padre
que heredó la fortuna de su padre:
cientos de hectáreas de tierra fértil, con río y caza,
que su abuelo robó a los más débiles, o desarmados,
en la guerra.
También era la ley de la supervivencia.
En el asiento más próximo a la puerta de emergencia.
La costumbre de salir corriendo.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Kilómetros de vacío a ambos lados pasan despacio
pero parece rápido. Todo son apariencias.
Es el efecto aburrimiento.
Alguna casa de madera, ganado suelto.
Pobres campos de grano mal sembrado. Carros y bueyes.
Avanza el paisaje, se diría que la vida se detiene.
Queda como está para los que nada tienen.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Al fondo del vagón un cura mal tratado.
Perdió su parroquia y feligreses por no convencer:
demasiado años diciendo que el esfuerzo tendrá su recompensa.
Que es el dolor una prueba del señor.
Que el amor todo lo puede.
El amor a uno mismo, más que al prójimo.

A pedradas lo echaron. Por amor a uno mismo. También.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Dos asientos adelante, o detrás según la marcha,
tres judíos ortodoxos. Mudos y circunspectos.
Es la norma.
Tal vez circuncidados. Es la costumbre.
Pies negros en sandalias. Difícil averiguar de sus rostros pétreos
si van o vienen. Lo que ganan lo que pierden.
Imposible adivinar la verdad de lo que esconden.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

Otro tanto ocurre con el hombre de la gabardina
y la mujer con sombrero muy tocado que le acompaña.
No se rozan pero no pueden despegarse.
No se hablan pero no dejan de escucharse.
No se miran pero no dejan de verse.
Tanto es el deseo que les sobra que no cabe nadie más en su fila de asientos.
Son la flor en este vagón de muertos.
De vidas sin destino. De historias que nunca harán historia.
De obreros que no conocerán a su patrón. Señor.

Huyen de todas partes, no llegarán a ninguna.
Sin saberlo han tomado el tren que se coge en cualquier sitio,
pero se pierde en el camino por un mal cruce de vías.
En ese lugar donde,
dicen,
se juntan las líneas paralelas.

Tchan tchan; tchan tchan; tchan tchan.

viernes, 23 de septiembre de 2011

OFICIOS



OFICIOS


Desde que dijeron que era un hombre orquesta
no he parado de tocar la gaita.
Alguien me llamó soplagaitas
y empecé a soplar las velas en todos los cumpleaños:
envejecí rápido y tuve pronto que dejarlo.

Me pasé a los bautizos, rejuvenece más.
Diez lustros me quité de encima. Tanto se notó,
que un día me excomulgaron.
La envidia, que es mu mala cosa.

Sin iglesia credo ni religión
ingresé en la oenegé Los cazadores de sorpresas.
Buscaba algo menos aparatoso, pero ahora todo está bien organizado.
Por ello fundé la OOO, Organización para Organizar Organizaciones,
y fue un absoluto fracaso.

Comprobé lo que ya sospechaba:
no a todo el mundo le gusta que le organicen el resto de su vida.
Prefieren un desenlace suicida.

Me pasé a las pompas fúnebres, como medio de vida.
Una ironía, puesto que lo que había en medio delante y detrás
era la muerte.
Pero al menos los muertos no discuten.
Y como el que calla otorga es como si te siguieran la corriente.

Cansado de tener siempre razón
ingresé en el cuerpo de los Desposeídos Oficiales.
Con dolor aprendí qué significa que nunca te la den. Esa razón, digo.
Acabas por deberle todo a todos.
Y tu vida se convierte en un favor. De los demás.

No soy hombre de deudas, así que me hice prestamista.
Nada como ver que todos los demás, además de deberte algún favor,
también dinero.
A veces la mano de algún gánster asesino. Me interesó,
e ingresé en el Crimen Organizado.
Dada mi dilatada experiencia anterior, cómo si no.
Por organizado, me refiero.

Pronto mis métodos, más brutales y sanguinarios que ninguno,
fueron copiados y crearon escuela.
Aprovechando el tirón abrí una academia,
y en menos de un año fundé mi primer colegio:
de gansterismo con programa de objetivos y mejora de la competitividad.

Hoy atiendo a los indecisos del mundo:
les doy clases de todo para que al final no se queden con nada.
Así, entre duda y duda,
crece la clientela y yo me forro.

Cuando gane mi primer billón, tengo previsto abrir una fundación,
como hacen los que grandes fortunas tienen,
y dedicar todas mis ganancias a la maledicencia, la malquerencia
y la malversación. Puritita conversión.
De sentencias y capitales.
Así, crearé una sociedad paralela;
refugio de escapistas y desanimados.

Nunca quise ayudar a los demás, pero finjo que lo hago
y todo tendrá sentido.

No me quejo, porque después de tantos años he encontrado mi camino.
Pocos pueden decir lo mismo.

jueves, 22 de septiembre de 2011

MÍNIMO


MÍNIMO


Han tocado tantas veces las campanas de mi pueblo
que ya no sé por que lo hacen.
Perdí la cuenta, y el interés,
de saber qué es lo que ocurre.
quién ha muerto quién nacido.
Qué casa arde o si lo hace el monte.
Qué aviones son estos que ahora bombardean.

Se adueñó de mí la indiferencia y la ausencia de dolor por los demás.
Si el infierno son los otros, mejor cuanto más lejos.
De ellos, y de su sufrimiento;
del que tienen y provocan.

Sé que van muriendo todos, no porque alguien me lo cuente,
sino porque no los oigo ni veo por las calles:
gritar o hacer el tonto.
Es tanta la estupidez de los hombres,
y mujeres,
que ya no me sorprende.
Así, mejor de todos desprenderse.

Es mi casa el lugar más solitario de la aldea.
Es esta aldea la más alejada de toda la comarca.
La comarca más deprimida de toda la provincia.
La provincia más despoblada desde que se acabó el carbón en el país.
Y este país el más pequeño del mundo.

Con un poco de suerte, en poco tiempo nadie sabrá ya de mi vida.
Y si nadie me reconoce ni recuerda
¿podré decir que ya no existo?

Me tengo a mí, que no es mucho ni poco.
Tan solo lo que hay.
Intentaremos, pues, llevarnos bien;
nunca se sabe cuándo puedo hacerme falta.
Y sería una pena no tener mi ayuda por habernos enfadado.

lunes, 19 de septiembre de 2011

LUMBRE

LUMBRE


Qué tendrá el fuego cuando lo prenden
que enseguida se le coge gusto:
empiezas quemando libros
luego los muebles
y al final los inquilinos.

Y tan calentito.

SUBASTAS


SUBASTAS


Anticipándote a cualquier amenaza de embargo
has sacado a subasta tus mejores tesoros:

muebles tapices encajes
joyas alfombras relojes
coches caballos carruajes
escudos lámparas cuadros
cuberterías plata manteles
bonos pagarés acciones
oro antigüedades pieles.

Todo vendido a buen precio.
A buen precio para el comprador,
quien más provecho saca de la desdicha del vendedor.

No cubrió el botín la suma de tu bancarrota;
pusiste a la venta cosas que nunca pensaste:

abrazos besos gemidos amores
recuerdos sueños ilusiones proyectos
carcajadas lágrimas suspiros
emociones intuición latidos.

Todo a precio de saldo.
Nada sacaste de esto.
Pagar por la vida de los otros no interesa.
Menos aún por la tuya. ¿Qué esperabas?

Pronto se llevarán todo:
lo que tuviste y fuiste,
que ambas cosas de la mano van.

Empezar de nuevo no querías,
más grandes son los golpes de la vida
que el deseo de seguir con ella.

¡A tomar por culo!


domingo, 18 de septiembre de 2011

MANIFIESTO CARMESÍ


MAN IFIESTO CARMESÍ


Desde los más lejanos rincones del mundo
hemos venido a este punto donde recuperar lo que es nuestro.
Sin saber cómo ni cuándo,
en algún lugar del camino perdimos el rumbo.
Toca volver a encontrarnos aunque tampoco sepamos cómo ni cuándo.

Perdimos las oportunidades como se pierden los amigos:
cuando más se necesitan.
Dejamos escapar el objetivo y el destino.
Nos creímos todos los cuentos: también llamados discursos.
Confiamos en las buenas noticias: difícil encontrar una no manipulada.
Todo sin saber que ya estábamos atrapados
en la gran jaula que encarceló nuestro futuro.
Si es que algún día tuvimos uno.

Del gran festín nos dejaron las migas como escupitajos.
Incluso esto nos pareció bien.
Dormidos hemos estado todo este tiempo.
Quién sabe si drogados por farsantes ejerciendo de gobernantes.

El poder religioso hace tiempo ardió en la hoguera;
a mayor satisfacción de resentidos.
La mayoría lo vimos apropiado.
Al poder judicial lo engulló el político;
ahí tuvimos dudas.
Pero no las suficientes para intentar oponerse.
Tal es el atontamiento que las drogas habían hecho ya en nuestro cerebro.
Al político lo zarandea el mediático;
ni lo notamos porque también a nosotros.
El mediático es solo la voz del económico.

Hoy el mundo pertenece a financieros psicópatas.
A individuos sin escrúpulos
dispuestos a cualquier cosa por una buena comisión.
Cuando la cosa es nauseabunda,
se resuelve con una suma mayor.

Sabemos que nuestra generación ya está condenada y perdida;
aspiramos únicamente a que no lo sea la siguiente.
Si nuestros hijos no viven mejor,
que al menos no lo hagan peor.
No solo nos quitaron la ambición, también la esperanza y la ilusión.
No hablemos de los sueños, que los sueños sueños son.

Desconcertados, quedamos a merced de los acontecimientos,
que cambian como el viento.
Entretanto, vamos sacando turno en el comedor de la beneficencia.
Tanto se ha empobrecido a la clase media,
que a los pobres ya ni se les ve.
Bien sea porque se han muerto de hambre,
bien porque se han camuflado con nosotros.

Desde aquí exigimos un cambio brusco,
drástico si llega el caso,
de todo el engranaje político económico.
Parece que dramático sólo será para nosotros.

Hemos sido esclavos tanto tiempo
que ya no sabemos qué significa libertad.
Tendremos que aprender de nuevo a andar
si somos capaces de superar el vértigo la náusea y los mareos.

¿Qué fue de las promesas?
¿De los buenos programas cargados con mejores intenciones?
¿Qué será de nosotros antes de que hayamos muerto?

¡Levántate pueblo engañado y lucha por lo que te pertenece!,
sin pretender recuperar lo robado.
Levantaros desdichados,
es vuestra la revolución. La posibilidad del cambio.
Prende fuego a ministerios con todos sus villanos dentro.
Hazte dueño de las calles, acaba con los medios del estado,
sean cosas o personas,
pues siempre son de represión, contra el indefenso ciudadano.
Ajusticia financieros, billonarios. Quema en la misma hoguera
abogados jueces leyes y políticos.
Ya se sabe que empiezas quemando libros
y acabas quemando a los mezquinos.

Pero llevas tanto tiempo adocenado
que aún esperas que alguien te dirija
e indique el momento idóneo de la lucha.
Incapaces de defender nuestros derechos
pasarán así otros mil años.
En ese caso, no culpes a los demás de tu desdicha.

Quizás nacimos para estar siempre doblegados.

sábado, 17 de septiembre de 2011

CRISIS


CRISIS


Habiendo hecho los cálculos más pesimistas
sobre el desarrollo de la situación y posterior desenlace
se confirman los peores pronósticos hacia un agravamiento de los hechos,
sus consecuencias y futura repercusión en el contexto actual.

Nombrado al efecto y con carácter de urgencia
un gabinete de crisis provisional
estudiará las distintas vías de actuación si las hubiera
sometiendo al sistema a las más duras pruebas de resistencia
en función del peor escenario posible.

Con ello, no sólo estaremos mejor preparados para un futuro sombrío
sino que oscureceremos al máximo este inquietante presente.
En consecuencia
parece sensato no hacer planes muy ambiciosos para el corto plazo.
Y mejor irse olvidando del largo.

Una vez dados los pasos necesarios en la dirección equivocada
nos centraremos en el encarecimiento de los servicios
y la escasez de los productos.
Toda vez que ya se han esquilmado los recursos.
Reestructurando, recortando y eliminando
todo aquello que haya supuesto una mejora
u otorgado una ventaja.

La verdadera democratización empieza por rebajar a la sociedad
al nivel más bajo de pobreza. Desestimando así
cualquier intento suicida de alcanzar mayores cotas de bienestar.
Si nos mantenemos desunidos e insolidarios
conseguiremos que los aparatos del estado concluyan
controlando completamente la situación. Y por tanto
también a sus ciudadanos:
auténticos responsables de la involución actual de los acontecimientos.
Por ella deben pagar.

Queda una última cosa por definir:
saber si en la huida habrá sitio para todos
o tendremos que matarnos los unos a los otros
como medida justa e inevitable previa al cambio necesario.

PATICORTOS


PATICORTOS


Dicen los sabios que tiene patas cortas la mentira.
Que antes que al cojo se la coge.
Que con ellas podrás llegar muy lejos pero no podrás volver.
Lindo es el espíritu del que quiere creer, en la verdad.
Pues al final, es sólo cuestión de fe.

Pero no es la mentira paticorta, sino la verdad.
Con ésta, con esta no llegarás a ninguna parte.

Enjaulada entre sus límites, la verdad no se desplaza. No avanza, no crece.
No convence.
La verdad no puede ser desarrollada, adornada, estirada:
deja de serlo para transmutarse en la larva de una hermosa y gran
mentira.
Ya alcanzado ese estadio libertario, la mentira se embellece.
Se pinta de colores, crece. Vuela.
Vuela vuela vuela mariposa colorida.

La mentira viaja libre como nada, cruza países,
fronteras océanos.
Rápida como un relámpago, tiene la mentira todo de su mano:
móvil oportunidad y ritmo.
Puede estar en todas partes a un tiempo: ir
y volver engrandecida.

La verdad es estática. Muda.
Es una estatua en su eterno deseo de mudar. De forma y lugar.
La mentira es un mimo haciéndose la estatua:
por unas monedas cambia de postura.
La verdad es aburrida, la mentira divertida.

Ante la duda, no lo dudes:
súbete al tren de la mentira. Llegarás lejos.
Tendrás otra vida, amigos, familia.
Podrás ser otro tú mismo y,
aunque no puedas volver,
es posible que no quieras.

Porque no valga la pena.

OPERADOR


OPERADOR


Han regresado los turistas de sus viajes por las salas de los espejos.
Reflejos de la ilusión engañosa
que viene empaquetada en quince días.
Todo incluido excepto la felicidad:
ésta se paga aparte. Otro opcional.

Han vuelto con nuevos compromisos en fascículos coleccionables:
para no olvidarse. Mejor quincenales.
Tampoco hay que pasarse.

Han vuelto los turistas, repletos de sal y sol.
De recuerdos duty free y de cultura.
Cultura para turistas, toda a un dólar.
También de comida, normalmente basura.
Con la cabeza llena, de información y datos inútiles,
y la cartera vacía, por comprar cosas inútiles.
Aquellas que aseguran la supervivencia en la selva diaria.
Vacío es también el sinsentido de volver al origen
sin haber encontrado el sentido.

Turista por fin realista, de una vida a bajo coste.
Con todo incluido:
facturas impuestos paro. Gritos divorcio hijos.
Ah, esos hijos, qué grandes. ¡Grandes hijos de puta!
Más cuanto más grandes.

Han retornado los turistas del parnaso.
Donde ahí mandaban como generales,
aquí obedecen como soldado raso.
Por si acaso.

Vuelven a casa los turistas.
Víctimas de las drogas y carteristas.
De touroperadores y del overbooking.
Otros carteristas.
De guías despistados y taxistas desorientados.
De avisos en idiomas raros y señales indescifrables.
De carteles en sitios equivocados y puntos de desinformación turística.
De precios desorbitados. Claro, ¡son especiales para turistas!
De comidas frías, bebidas tibias, helados calientes.
Productos de segunda mano.
Servicios de ninguna.

Ya están en casa los turistas. ¡Deseaban tanto volver!
Tanto como ahora volver
a marchar.

HUELLAS


HUELLAS


Pegada dejaste la mano en el cristal de la sala de visitas,
esta mañana,
despidiéndote de tu padre encarcelado:
seis años y un día por dejarle negro un ojo al policía hijo de puta.
Abusón y maltratador de detenidos y protegido del sistema.
Que para algo crea su propio cuerpo de defensa personal;
y contra el personal ciudadano y desarmado.

Político es el preso que es tu padre. Como todos.
¿No son las leyes la más siniestra expresión de la política?
Persecutoria del momento que conviene.

Pegada has dejado la nariz en el escaparate pastelero.
Bombones nata cremas chocolate, todo lo prohibido.
Esa propensión tuya a retener lo inconveniente,
grasas azúcares tensiones, altas o bajas pero malas.
Dulces industriales, para lo amargo nada como la artesanía casera:
sutil y fina femenina o evidente y ruda masculina.
En cualquier caso, siempre duradera.
Amarga al fin, sin género que la distinga.

Impresas están tus apasionadas huellas en los cristales del coche.
Pies, manos. Otras partes más redondas.
No están solas esta vez.
Que no se enteren en casa, padres hermanos maridos hijos,
que saltas de asiento en asiento: traseros delanteros.
Visita guiada, nocturna y alevosa. Siempre deseosa.
Inevitable.
Ella te da lo que nadie. Lo que te arranca, también como nadie.

Negras son las dos huellas que grabaste en un papel:
administrativo, oficial, burocrático.
Siempre quisiste ser alguien.
Huellas posteriores a tu crimen previas al castigo.
Aquella noche de autos,
no de autor que visitas sino de autos que son hecho irreparable,
diste por terminada tu carrera de hipocresía y de modestia.
AK-47 y solución final.
No más huellas que borrar para que no se enteren los demás.
Ellos son tu infelicidad, tú la víctima.

Tres ráfagas de ruido y plomo tiñeron tu vida de rojo:
algo de pasión, al fin.

Te queda un último tango que bailar con el destino.
Será entre reclusas.
Del resto de tu vida, musas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

HOP ON-OFF




HOP ON-OFF


A causa de un barco mal enSenado
corriéronte las mejillas unas lágrimas que no esperaba.
Lágrimas frustradas, lágrimas de duelo. Lágrimas tal vez decepcionadas.
Supongo que lágrimas amargas.
¿Hay alguna vez que no lo son?

Conflicto de intereses por culpa de este interesado.
En hacer, tal vez, ¿de tu capa un sayo?

Es tu felicidad a veces tan sencilla,
que cuesta creerse la magia que ella esconde.
Tanta que en toda mi simpleza no me cabe.
Tendré que aprender a esperar y renunciar.
Esperar de ti siempre lo mejor.
Renunciar de mí lo que es peor:
grande es la tarea que me aguarda.

Pero no abandonaré. Mayor será la recompensa:
tú a mi lado, yo en el que me dejes.
Que siempre es mucho, y a veces todo.

Por culpa de un proyecto de día,
cortoplacista, asistencial, circunstancial,
rodaron lágrimas de otoño en este amor de verano.
Verano amable, verano eterno. Verano templado verano tórrido.
Verano de plazo largo, en fin.
Como tu sonrisa, que no es mueca es sincera,
cada vez que me dices ser feliz.

Tantas que ya perdí la cuenta y no debiera.
Por la cuenta que me trae.

Queda en el recuerdo un viaje que debió ser relamido,
y la culpa de no haber sabido trascender.
De cruzar ese espacio, dudo si es vacío o lo contrario,
que separa ilusión de realidad.
Pues no hay estadio de dicha superior,
que el momento en que realidad se hace ilusión.

Tendré en adelante que dejarme llevar,
de tu mano larga y corta. Lo sé ya.
Larga como este verano que ya he dicho.
Corta como la distancia que siempre nos separa:
mínima expresión involuntaria,
esa que para respirar es necesaria.

No prometeré nada pues las promesas acaban por romperse.
Desearé, en todo caso; que los deseos más nos mueven.
El primero, no volver a equivocarme.
Ser paciente y negarme a que me arrastren mis demonios:
ese torbellino de las ideas cuando se vuelven negras de tormenta.
Trataré de no perder la calma cuando más se necesita:
a las puertas del conflicto que anticipa grandes pérdidas y bajas.

Pérdida de la inocencia con que los amores de verano se despiden.
Baja en la calidad de la ilusión que mantiene viva la esperanza,
los sueños y el amor.

Tengo que hacer algo para que sea efectivo el cambio.
Creo que bastará con permitir que alguien me guíe. Tú serás.

Cómo si no.