miércoles, 25 de noviembre de 2009

BORRÓN




BORRÓN


No sé por que, hoy me ha dado por ponerme contento
dejarme, por fin, de tanto tormento.
Voy a aprovechar este raro momento.

Daré un beso a mis pesadillas
Meteré a mi novia en la lavadora
Regaré a mis amigos
Sacaré las plantas a dar una vuelta.
Teñiré mi pelo de verde hechizado
y lo secaré con el tubo de escape
de un camión a barlovento.

Descorcharé mis botellas de nueces
y prepararé una gran fiesta
con mermelada de champán
frutos secos de caviar
y mucho orujo de amor.

Joder, esto sí que abrasa.

Rociaré mi cuerpo con loción de gasolina y pegamento
y el coro del manso ganado hará las voces con un eco perfecto.
Es lo que tiene rodearse de buenos profesionales.

No sé por que
pero hoy me ha dado por levantarme contento.
De seguir así,
terminaré por sentirme feliz.
Y a esto
juro por la cruz del gato atropellado
que no estoy acostumbrado.

Esperaré a que se me pase
Ya me siento mareado.

RENOVATIO



RENOVATIO


Hoy es el primer día del resto de mi vida.
Vaya novedad.

Esa vida, la anterior, acabó ayer.
Cerré la última maleta y la arrojé al mar.
Desde el acantilado más agresivo y alto que encontré.
No quería verla volver.

Caprichos de la marea. Que marea.

Hoy he mirado al sol a los ojos.
Cara a cara.
No sentí que me abrasara.
¿Me habré endurecido con tanto mal nacido?
Y mal nacida. Que siempre se me olvida.

Hoy he dado las últimas brazadas en este océano de amargura.
Y aunque exhausto, arribé a la costa entero.

Conseguí zafarme de arpones y tiburones.
Y tiburonas. Que siempre se me olvida.

Hoy he sellado las tumbas donde enterré todos mis fracasos.

Con once palos preparé unas cruces.
En cada centro clavé al Pato Donald y al resto
de personajes de todos mis tebeos.
Nada era tan importante como para ponerse serio.

Con mi disfraz de chamarilero he montado un rastro
en mitad de la playa.
Curioso, que lo que menos vendo sean toallas.

¡Corazones de plástico!
¡Sonrisas de azúcar!
¡Besos de caramelo!
¡Garrapiñadas de felicidad!
¡Abrazos en carne viva!

Compren, compren damiselas compren.
Aprovechen la oferta especial
A la venta por no usar.

Con los bolsillos llenos
de agradecimientos y afectos
montaré una papelería que sea destilería.

En los papeles destilaré cartas de amor.
Llenaré botellas,
con ellas,
que habré vaciado de un trago.
Y no lanzaré al mar.

Arrojándolas al pozo de los malos deseos
tiraré una cerilla y disfrutaré con el fuego.

Catarsis de renovación.

Y es que no hay nada como la lumbre
para sentirse acompañado.

Nada como el fuego para renacer purificado.

¿Cómo no se me había ocurrido antes?

lunes, 23 de noviembre de 2009

ESPAÑOLITO





ESPAÑOLITO


Españolitos altivos
decidme en el alma de quién son esos olivos.
Vaya, empezamos mal. Ya me he vuelto a equivocar.
Toma segunda:

Españolitos cautivos
decidme en el alma a quién vendisteis los olivos.
Para no trabajar, que las peonadas os las pagan igual.

Españolito de fiesta y siesta
de pandereta, toros y fútbol.
Españolito de feria y patria querida,
ésta, sólo entre los vasos de vino.
Olvidadizo distraído y gritón,
que derrochas tu vida entre cervezas y el home cinema

Artista de circo, farandulero y bribón.
Un poco bohemio y un poco ladrón.
Pícaro sin remisión.

Españolito apocado y quejumbroso
que reniegas de tu pasado porque te sientes reaccionario.

Ahorcaperros pelagatos quemagansos
emborrachaconejos lanzacabras…
¡Adelante, que todo es por tradición!
Y de éstas sí que eres un gran defensor.

Que a la tortura de toros lo llamas fiesta
y a la ópera cosa de otros.

Españolito que defiendes valores sin valor a defenderlos.
Que ocultas tu bandera, pero al cruzar la frontera
avergonzado dices ser… español.
Y a renglón seguido expiante añades:
¡esta ronda la pago yo!

Que cuando sales al mundo suspiras
¡suspiras por la comida!

Españolito que no sabes idiomas
pero que haces de tu lengua provinciana
el bastión de tu última frontera.

Españolito que con ahínco y bravura
te doctoraste en la universidad
de la vida en el bar.
Máster en mus, tute y brisca.
¡Y venga allá otra partida!
Españolito sin gobierno y desvergonzado.
Siempre mal gobernado.
Comecostas quemamontes turbialagos ciegabarrancos.
Que metes un río en una botella de vidrio
te la bebes, la meas, y encima bromeas.

Españolito de acampada libre, hoguera gitana
guitarra flamenca y fiestas de madrugada.
Que a donde vas te oyen aunque no te escuchen.
De alianza de civilizaciones con los marginales del mundo
pues nadie más sienta a tu lado.
¿O fuiste tú el que eligió el banco equivocado?
Otra vez, los complejos otra vez.

Españolito del fundamento y sin fundamento.
Del tú ve tranquilo que no hay prisa y yo te espero.
Que has hecho de la televisión tu credo.
Que te acuestas con tu Gran Hermano,
y ya sois once,
y despiertas con Belén Esteban.
Y comes y desayunas.

Españolito que mientes en las encuestas
Y dices ser el que más fornicas.
También dices no ser racista,
así que aquello no lo tendremos en cuenta.
Que rezas a la Virgen mientras te cagas en Dios.
Que te santiguas igual que apuñalas.

Españolito creativo
que has desarrollado el único cáncer que no mata
y no te deja vivir:
el de la envidia.
Inventor de la idea menos copiada:
aquella de “que inventen otros”,
que yo prefiero dormir.

Españolito que ya no haces huelga
por ser prima hermana del paro.
Que el sindicato ya no te arropa
y el empresario
bueno, ese te sigue desmenuzando.

Españolito de píldoradeldíasdespués
que está todo controlado.
Metadona siempre a mano.
Por eso mismo.

De índices de productividad a niveles de funcionario:
no joda señora y vuelva mañana,
¿no me ve con el café en la mano?

Españolito que cada lunes demuestras ser un As.
Un As en la lectura del Marca y Sport.
Que con inusitado coraje defiendes tu color en el partido:
¿blanco o blaugrana?

Españolito cañí. De chotis, coplilla rápida
y paquito el chocolatero.
Cantabodas chupafarias sudacamisas muerdecopas.

De mirar la vida desde el burladero.
Pasota irresponsable y desentendido.
Que a tus hijos acusas, de eso mismo.
Y vehemente afirmas, entre tú y ellos,
mediar un abismo.

Españolito de cruz colgada y catecismo.
Que limpias iglesias lo mismo que furgones blindados.

De prensa rosada, cocina fácil, algo de ciclismo:
hoy te has levantado cultural.

Campeón del ajedrez a cuatro manos.
Dos para aprender a mover
Dos para mejor defender:
a puñetazos.

De romería ebria y revienta caballos.
Que te santiguas y alborotas al Cristo
del Rosario.
¡Con qué pasión!
Y no hay cristo que lo entienda
y a la buena fortuna se enmienda.

Y más vale que de ti nos libre
y nos atienda.

Españolito pendenciero soñador fanfarrón y mujeriego:
con ellas con las que más sueñas.
El hambre, que pone pan donde sólo hay piedras.

Obsesionado por las antigüedades
por deshacerte de ellas
cambiándolas constantemente por unas compras
“nuevas”.

De izquierdas por comunión y derechas por convicción.
Que compartes bienes ajenos lo mismo que defiendes los propios.
Aquí, aquí sí que tienes convicción.
Defensor de la igualdad, la paridad y el castigo:
¡A por el más competitivo!

Garrote y hoguera al pensador de primera.

Ya lo decía el poeta:
por cada buen pensador
hay diez que embisten mejor.

Ecologista a tiempo parcial, educador arrepentido.
Misionero por evasión, solidario por diversión.
Pacifista por miedo. Quijote por imitación.
Especulador por contagio.
Cigarra de nacimiento que trabajas cuando no queda otra.
Hormiga por equivocación.
Monógamo por obligación.
Padre por la subvención.
Y agricultor ganadero cineasta pastor.
Primitivo es tu sector primario
salvo para trincar del erario.

Evasor de impuestos por devoción.
Republicano en sueños. Monárquico por imposición.
¿O quizás por comodidad? Tal vez por Constitución.

Españolito frustrado, con crisis de identidad.
Perdedor en las últimas guerras
que el desierto entregaste en bandeja.
Desconsolado bajo la mesa corriste a refugiarte.
Oculto en tu casa hoy mascullas tu mala fortuna.
Ahora,
la Selección te ha devuelto la honra robada.
¿No será mal defendida?

Españolito de casta
de la que no se desgasta:
la sana virtud de no hacer uso de nada.

Españolito de raza
de cruce de razas
unidas por la misma cadena:
la que aún te condena a compartir territorio.
Territorialmente marcado por rencillas de hermanos.

Españolito de sangre
de gotas de sangre
en tapias y olivares
dime
dime en el alma cuándo
y por que
dejaste de creer en ti mismo
e hiciste del hedonismo
tu bandera.

Y ésta, esta sí que ondea.
No cambiarás nunca:
¡qué ufano la ondeas!

lunes, 16 de noviembre de 2009

SANTANDER



SANTANDER


Iza en Puerto Chico la bandera, roja y gualda,
el cuerpo de bomberos.
¡Manda huevos!
Al poeta Pepe Hierro que mira a la bahía
se le taladra la cabeza con tamaña estupidez.
E hipocresía. Y cobardía.

Gime el viento entre los mástiles de atraque.
Noche y día. Retorcido.
Gime y no se agota.
Tal vez llora.

Limpian las gaviotas la autovía
picotean la carne del último accidente:
una joven muy tierna.

Los concesionarios de automóviles tienen más luz de noche:
para impresionar a los clientes,
que de día:
por su ausencia.

Tiempos de crisis total.
Total, los valores hace años se perdieron.
Y a nadie le importó.

Devorado es el paisaje por excavadoras,
especuladores y ayuntamientos.
Sedientos de capital fácil y rápido.
El otro capital, el humano,
también se perdió hace años,
triturado por la ignominia y la incultura.
Y la desfachatez.
Tampoco importó.

Visite piso piloto en ayuntamiento piloto
de una España sin piloto.
Son tiempos de desgobierno
en el país de la fanfarria y cuchufleta.

Contamina las marismas Ferrocantábrica
y los miles de habitantes,
mal acomodados,
en urbanizaciones fantasma para durmientes indiferentes.
Trocean las marismas las paralelas de hierro
los polígonos irregulares del puerto, Heras y Muriedas.

Pájaros de acero cabizbajos cuatro patas
duermen el sueño del gigante prisionero.
Del abandono y el olvido.
Duermen y sueñan con los barcos que cargaron.
En un ayer hoy muy lejano.
¿Otra vez la crisis?

Invade la Hierba de la Pampa las cunetas, prados y montes.
Conquista el conquistado. Con retardo.
No ha olvidado.

Desgarra la noche el maquinista afilador
con su tren de vía estrecha y frenos de cuchillo.

En el barrio Las Acacias poco ha cambiado:
siguen su lento doblegar los edificios.
Doblegados por invadir un lugar que no les corresponde:
esos terrenos, eran del mar.
Hoy todos se inclinan humillados.
Y se culpan especuladores, ayuntamiento,
técnicos. Unos a otros.
La culpa será de las excavadoras,
no cuentan con buenos abogados.

Voy a Santander y me voy. Voy y vuelvo.
Limpio zapatos en la plaza del Ayuntamiento
vendo periódicos en la plaza de toros.

Y el buen gobierno se deshace del Caudillo
ecuestre y cagado:
de palomas.

Es buena la coartada para, también,
deshacerse de los locos y borrachos
que dormitan en sus bancos.

Violenta se azota la bahía contra el dique
enterrados en su fango dos siglos de basura.

Retroceden las vacas,
antes sagradas,
por los valles de Cabuérniga, Pas y Soba.

Sobaos, quesadas y cocidos lebaniegos
para matar el hambre.
Orujos para matar el frío.
Paciencia para matar el hastío.

Vengo de Santander y me vuelvo.
Buenos son los buenos momentos.
Tomemos un vaso de leche con bizcocho.
Y paseemos por Comillas
Porque allí, espera la universidad
Y Gaudí.

Son tantas las ocasiones en que...
poco más quiero pedir.

domingo, 15 de noviembre de 2009

ANTEPASADO



ANTEPASADO


La abuela Luchina hacía punto de cruz,
¡qué cruz!,
en el mirador de la salita:
vistas al mar de los Sargazos
al Negro y al Muerto.

Descomponen los petroleros la línea perfecta del horizonte
allá donde el azul se tiñe de gris y el gris quiere ser azul sincero.

Todo es difuso y en esa confusión vence el mentiroso.

Nacida en Ruanda su nieta argentina
tañía el bazok y Luchina lloraba:
tapaba su sonido el serial favorito de la abuela.

Murió su marido acribillado en un atraco,
era él el que robaba.
Los hijos en un accidente aéreo:
amerizaje forzoso en medio del Índico.
Indicaron mal la ruta al piloto, el hijo.

Cargada la avioneta como iba,
cinco mil kilos de sobrepeso:
cocaína.

Su mujer, la nuera desgraciada,
puesta hasta arriba de rayas y cruces,
anotó mal las coordenadas.
Tal vez faltó coordinación.

Quedó la nieta como un estúpido recuerdo
de una familia de imbéciles.

Tarada y lenta como una persiana de madera.

Atormentada por la soledad
y desesperada por la escasez
se quitó la vida,
Luchina,
con las agujas de coser.
Lo mejor que pudo hacer.
Para la mierda que hay que ver.

Mundo de ignorantes, necios, lerdos,
tramposos y corruptos.
Psicópatas de vocación y oficio,
sin diagnosticar.

Ayer visité la tumba de Luchina.
Le dejé un gorrión que maté por el camino.
A ella le hubiera gustado,
¡volar!,
para dejar antes este mundo.

REFRANES



REFRANES


No creas todo lo que cuenten
Ya lo hago yo por ti.

Desconfía de todo lo que oyes
Ellos siempre mienten.
¿Sólo ellos?
Y ellas.
Brujos, brujas, da igual.
Cuentistas y alabarderos:
la verdad enroscada en una mentira.

Conversan y se arruman los eucaliptos animados por el viento.

Conocí a Johnny Guitar en los vagones del metro.
Maloliente y harapiento
vivía atormentado por el éxito.
Por su falta de él.

Dudé aquella mañana de abril
entre tirarme por el balcón o a la criada.
Opté por lo segundo
al menos da la opción a repetir.

Desde la azotea de mi casa,
un quinto piso sin ascensor y mal iluminado,
veo todo lo que no quiero:
putas vacas y gansos
revolcándose en la misma hierba.
De todos me quedo con los gansos.
¡Al menos ellos se la fuman!

En mi novena conferencia sobre el amor y la muerte,
mucho más vivo esto último, no admite comparación,
no puede evitar besar a aquella señora tan bella.
Resultó ser mi editora
nunca he hecho un trato mejor.

Encandilado por las deudas
y agobiado por un viaje de oferta
he colgado mi alma de cartón en Ebay.
La puja resultó desierta:
¡ya todo el mundo tenía una!

No entiendo por que le llaman atardecer
si siempre llega puntual.

El colmo del mar es estar todo el día de resaca
cuando solo bebe agua.

Un día he de terminar todo esto.
Yo también soñé con gasolina.

NOSTALGIA



NOSTALGIA


Recuerdo las veces que tuve tu vida en mis manos
lamento no haberlas aprovechado.

Recuerdo el tiempo que pasamos juntos.
Días difíciles de un pasado cabizbajo.

Recuerdo aquella cena especial para una noche perfecta.
La cena no tuvo nada de especial
y la noche resultó muy imperfecta.

Recuerdo los insultos, las humillaciones.Los malos tratos.
Algunas violaciones.
Ya he dicho que no disfruté aquella oportunidad:
la de tu vida en mis manos.

Recuerdo miles de promesas, de propósitos de enmienda.
De no volverá a suceder.
Ah, de esto, de esto ¡sí que puedo dar fe!

Recuerdo los viajes a ninguna parte
en obligado silencio.
La lluvia en el parabrisas lo mismo que en mis mejillas.

Recuerdo los años que compartimos,
la época del descontento.
Pero, ¡ah!,
no oíste de mí un solo lamento.

Recuerdo haberte querido
tal vez mucho, tal vez poco.
Tal vez… un solo momento.

Recuerdo las noches de ballet, de teatro.
De ópera.
Recuerdo haberlas soñado,
pues conmigo no compartiste ninguna.
Recuerdo haberte soñado
que eras otra persona.

Recuerdo las clases de piano
aquellas cuerdas tan finas.

Recuerdo la cuerda del Re. Esto es, una Recuerda.
Re de que hasta aquí hemos llegado:
con dos vueltas a tu garganta.

Te oí suspirar las seis notas
excepto la que te ahogaba.
Si no aprendiste mi nombre,
cómo recordar el del piano.

Recuerdo tus ojos blancos
Tu cara morada
Tu lengua hinchada.

Recuerdo volver a vivir.
Hacer la maleta
Y partir.

jueves, 5 de noviembre de 2009

REFLEXIONES



REFLEXIONES


Paseando entre psicópatas y enfermos,
los segundos peor que los primeros,
he explorado un mundo que agoniza.
Y asfixia, y corrompe y se corrompe.

Arranca el cocodrilo,
siempre,
el brazo pródigo del cuidador.
También esto es alimento:
aunque no renovable este consumible.

Antes morir de inanición que perder
la ocasión de doler.

El abrazo del oso y la serpiente
guardan idéntico final:
el final del amor. Siempre con dolor.

Hoza el jabalí los campos y cultivos.
Busca alimento y abrigo.
Haga lo que haga, sabe que siempre
es perseguido.
Por el lobo:
el hombre. El peor enemigo:
bien armado, agazapado, traidor escondido.
No revelo nada nuevo.

Paseo entre animales por el bosque de hayas profundas
De robles pacientes
De viejas acacias de espinas.
Largas, finas. Indolentes.

Entre arbustos de viburnum y parviflora
se ocultan los animales de mi vista.
De cuatro patas y dos.
Se alejan los de cuatro
atacan por las espalda los de dos.
Tampoco esto es nuevo.

Tenemos en común tan pocas cosas
que resulta extraño haber compartido un solo momento.

De todo lo vivido, tal vez sólo quede el desprecio.

Paseando entre psicópatas y enfermos
digo adiós a los primeros
escucho sereno a los segundos.
No lavaré sus pies, ni besaré sus manos
No cuidaré a los que me hirieron
No, hasta ahí no llega mi perdón.

Paseo en silencio por el bosque.
Qué más da lo que vea y se oculte.

Sólo nos queda el silencio
entre pisadas sobre hojas quebradas.

Muere conmigo
Y olvida.

martes, 3 de noviembre de 2009

LUNAS ROTAS

LUNAS ROTAS


Vi ayer a la Condesa pasar
Casi pisarme.
No me reconoció.

Yo era el mendigo que duerme
y habla y calla y canta y defeca
al fondo del callejón.
Con barba de varios meses
y ropa de varios años.

Iba la Condesa orgullosa y desafiante.
Como siempre.

Abrigo del mejor paño inglés
Pañuelo de seda italiana
Cancarrias de ámbar polaco:
el de la sangre de esclavos.

Patética ausente y voluminosa.
Como nunca.

Un mono la perseguía.
A saltos, gritando, pajillero y tropical.
Lo habitual.

Dicen las malas lenguas
que en brazos del mono lascivo
la arrogante Condesa ha caído.

Doy fe
de que así ha sido.
Los descubrí una mañana de julio.
Extraña porque nevaba.

De aquello han pasado tres años.
Al principio
muchos besos, abrazos, sexo.
Lo de siempre.

Después llegaron las trampas
las burlas y los secretos.
A ambos por parte de ambos.
Los odios y malos tratos.
Lo esperado.

Dios no los crió
pero ellos sí se juntaron.

Adiós a los buenos ratos.
Deambula la Condesa por su reino de hadas:
perdidas y alucinadas.
Colgando de su pasado:
De flores en los tejados
De perros de mil colores,
con antenas y alas,
De burros de caramelo
y cerdos surfeadores.
Azules. Buenos conversadores.

Se habla la Condesa sola
Se habla, ¡y se responde!

Se ama y adora como ninguna.
En casa, dice, la espera la luna.
La cara oscura de los lunáticos.

Decidle
si como a mí la veis mendigar
que a tiempo se lo advertí:
lo peor
¡está por llegar!

CAESAR

CAESAR


Conocí Al César en el Madrid de los locos:
algunos más que otros.

En plena semana neurasténica, narcoléptica.
Algo etílica.

Venía de conquistar las lejanas tierras del norte:
allende los hielos perpetuos
los osos extintos y las focas albinas.

En plena semana antipsicótica, esquizofrénica.
Algo maníaca.

Reunidas todas las eminencias y los aspirantes a serlo.
De mi mano iba una, mente sobresaliente, en discreto silencio.

Portaba El César un estandarte a dos caras:
por una un drapeau con cruz roja yacente.
Y cuatro flores para cuatro cuadrantes.
Por otra una distorsión,
rayada,
en blanco y azul.
Con una estrella,
apagada,
sobre un triángulo de sangre y tormento.

Presente y pasado de una vida de lucha.

En el escudo de El César una inscripción:
Juramento Hipocrático del sanador anulado.
Algoritmo de una declaración de intenciones,
revolucionaria y antirevolución:
por falsa y carcelaria.

Marcado por la hambruna
Despreciado por los poseedores de las llaves que abren todas las celdas
Ignorado por cobardes y asustadores de niños
Rescatado de la inanición in extremis por una MIG- 26:
también contrarrevolucionaria y libertaria.

Conocí a El César en el Madrid de un otoño encapotado
bajo una niebla húmeda y fría.
Como todas.
En plena semana TAC y TOC, y TIC-TAC,
pero más obsesiva compulsiva presurosa y nerviosa
que nunca.

Juntos compartimos mesa vino y mujeres.
El vino sabor a roble.
Las mujeres a mar caribeño:
con perlas en el ombligo y curvas en marejada.
La mesa una Kupela varada:
en tierra adentro seis marineros.

Aficiones surrealistas colgaban de las paredes
delirios de renovada cocina tapizaban blancos manteles.

Juntos compartimos sonrisas: chispazos de felicidad.
Carcajadas: estruendos de libertad.
Abrazos: necesidad de confraternizar.
Algún dolor: ataques de sinceridad.
Orujos: escupitajos de fuego en las gargantas resecas.
Por tanto gritar.

Hablamos largas horas,
de niño a niño,
de hombre a hombre,
de ebrio a ebrio.
En presencia de una mujer:
la discreta eminencia que nos llevó a conocer.

Arrebatados por el vino sangre de toro:
el de sabor a madera,
y la libertad de una tierra neutral:
neutralmente esquiva de toda responsabilidad,
nos batimos en duelo.
Sobre la arena del ruedo.

Inevitable,
¡con tanta sangre de toro corriendo por nuestras venas!

Él vistió de torero
contemporáneo y moderno:
botas, cazadora y vaquero.
No podía ser de otro modo.

Yo de toro a por todo:
avieso, resabiado y fiero.
Ejemplo de antidisturbios.

Él dispuesto a hacer arte.
Yo con afán de dar muerte
de atravesarle la idea,
también contemporánea y moderna,
de que hay más arte en la arena,
tórrida erótica,
de playa desinhibida fugitiva.

De caliente toalla con senos erguidos al viento
que se abraza y gime y retoza
con el beso largo de lengua
de su lejano mar cristal caribeño.

Rehusó El César entrar a matar.
Rechacé yo la idea de darle puntazo,
en la cuarta izquierda costal:
entrada letal a un corazón en vías de desarrollo.

Brindamos en su lugar.
Brindamos por la amistad
por volvernos a visitar.
También por la libertad:
la de poder gritar la verdad.

Marchó El César volando
sin prisa y con algo de duelo
a su refugio lejano y afrancesado,
nada amanerado,
de soledad.

Partió con aires de fortaleza.
Sin duda de ahí su grandeza.
De fortaleza asediada asaltada conquistada expoliada arrasada.
Recuperada reconstruida y vestida.
Con una nueva mirada,
inesperada,
de una niña en la ventana de la torre más alta.

Tiene hoy El César el corazón dividido,
migratorio, algo huido.
Tal vez partido.
Navega por el Atlántico
sigue la corriente de El Niño
El capricho de su destino:
a veces calor, a veces frío.

Hoy recuerdo con afecto a El César.
Será por los fármacos,
mezclé la medicación.
Desayuné disulfirán con una botella de vodka.
Me inyecté IMAOS con paroxetina.
¡Esto sí que es revolución!
Interior.


que si El destino
Los viajes
El Niño
Y la Niña
Los osos
Los hielos
Y la Discreta Eminencia
quieren
nos volveremos a ver.