lunes, 25 de enero de 2010

ÁRBOL



ÁRBOL


Con la espada, aún clavada, de mi última batalla
me he arrastrado hasta morir al cobijo de este almendro.
O abeto, abedul o fresno. No sé qué es esto.

Con la mirada perdida en el horizonte,
aún humeante, del combate
siento que pasa ante mis ojos la vida,
de los otros.

Respiro profundo a pleno pulmón,
encharcado,
y caen sobre mí las gotas del tiempo,
ensangrentado.

Los recuerdos que conservo no los quiero.
La vida que soñaba y anhelaba
ya no la espero.

Desciende en espiral la semilla de un tilo,
parece que eso era esto.
Es la vida que persiste y perpetúa.

Dejaremos paso, entonces,
al empeño del amanecer:
por volver.

Barridos como polvo seremos
por la insistencia indolente del viento.
Desertaré desertarás desertaremos todos.
Juntos haremos desierto. Y seremos.

Eliminados como manchas de una historia mal contada.
O silenciada.

Moribundo he venido a refugiarme a la sombra de un almendro,
ya no recuerdo qué era esto .

Ha llegado la hora
del silencio.

Del olvido.

BORRADO


BORRADO


Si pudiera olvidar todo lo que aprendí:
por no ser cierto.

Si pudiera olvidar todo lo que de niño soñé:
por inútil.

Si pudiera olvidar todo cuanto quise:
por imposible.

Si pudiera olvidar todo lo amado:
por malgastado.

Si pudiera olvidar todo los besos de dos carrillos:
por falsos.
Y los de lengua de trapo:
por ásperos.

Si pudiera olvidar a todos mis amigos:
por haberse ido.
Y a todos mis enemigos.
Por lo contrario.

Si pudiera olvidar todo el trabajo en obras de caridad:
por perdido.
En proyectos de gran trascendencia social:
por lo mismo.

Si pudiera olvidar las ilusiones depositadas:
pisoteadas.
Todas las esperanzas:
desesperadas.

Si pudiera olvidar todas las pesadillas que me rompen el sueño:
por agotadoras.
Todo lo que veo despierto:
porque me da pesadillas.

Si pudiera echar el telón
de este teatro del absurdo y el esperpento.

Si pudiera silenciar todas las voces
de los necios soberbios.
Los que nunca hablan, siempre gritan.

Si pudiera cerrar los ojos un momento
un instante perfecto,
en posición fetal me refugiaría en la noche del fin del mundo.
Y en el relámpago clarividente anticipatorio de la muerte
encontraría la paz del misionero repartiendo caridad.
El descanso del soldado apostado en su trinchera.
El alivio de la razón
contenida en el diminuto frasco de la verdad
destilada gota a gota.

Si pudiera, sólo si pudiera.


jueves, 21 de enero de 2010

AGONÍA


AGONÍA


Nunca olvidaré la insoportable expresión de dolor
de aquel perro paralítico.
Su mirada lastimera, sus ojos negros de pena
mendigando una ayuda que evité.

Mi rostro indiferente reflejado en sus pupilas dilatadas
como lunas de plata en la noche fría y solitaria
de la muerte.

Aún veo el fantasma de la culpa en el rostro de aquel perro
inofensivo y resignado a su final temprano.
Noble como un caballo, pequeño como un gato
de pelo suave como un conejo:
toda la fauna de mi granja en aquel ser representada.
Insignificante y leal.

Mi parte del trato no cumplí.
Llegado el momento de corresponder…
huí.

Nunca olvidaré la infinita expresión de decepción
en aquel perro moribundo.
No lamió mi mano ni agitó la cola.

Arrastrándose valle abajo se despellejó la barriga
con las piedras del sendero.

Días más tarde lo encontré:
murió enredado entre las zarzas a los pies de los castaños.

Solemnes y callados,
también ellos hoy me miran.
Con desprecio.

martes, 19 de enero de 2010

IN THE ARMY NOW



IN THE ARMY NOW


A toque de Cora y celemín
he convocado a todos mis amigos:
los borrachos.
Vamos a formar un ejército:
de perdedores.

Con escopetas de agua, botellas de aire y vasos de hielo
atacaremos donde más duele:
la economía sumergida
del estado.
De excepción, una excepción.

Arrumbados en el entorno de edificios oficiales
bloquearemos todo el tráfico:
de capitales.

De capital en capital
crearemos una red
de influidas influencias.
Esto será vital.

Capital capitalismo
socialismo, comunismo, marxismo, leninismo, estalinismo.
Existencialismo, sufismo, dadaísmo, impresionismo. Costumbrismo.
Fascismo, fanatismo.¡Patriotismo!
Da lo mismo. Todos ceden paso al amiguismo.
Nunca podrá fracasar nuestro plan. Por esto mismo.

Nada aclara el entendimiento
enaltece el coraje, ni da tanto valor
como el etilismo.

jueves, 14 de enero de 2010

NIDO




NIDO


Acicalándose plumas patas y alas
encontré a un ave viajera:
de largo recorrido.
Y viajada:
por largo tiempo.

Refugiada estaba en su nido de ramas del árbol del paraíso.
Algo cansada, algo herida.
Con el agua de la última tormenta en su piel arrugada.
La debilidad del último esfuerzo sobrehumano,
ya he dicho que era un ave.
Maltratado corazón con los años de dolor.
Por todo para nada.

Mesmerista paciente observador,
dudé un momento, sólo uno,
antes de invitarla a acompañarme en mi viaje.

¿Te atreves? – pregunté.
Si vienes, conmigo tendrás que volar.
No haré ese esfuerzo por ti
No te llevaré sobre mis hombros
No resolveré las dudas de tu mundo
No exploraré tu parte del camino
No lo limpiaré de piedras y sí te ayudaré a hacerlo.
No tiraré de ti y no te dejaré atrás.
Si vienes volaremos hasta que nos falte el aliento.

Con las puntas de las alas en contacto
planearemos sobre las vastas praderas
donde son verdes todos los días que nos quedan.

Haremos tirabuzones en el cielo de la libertad
explorando nubes de enigmas
abrigados nuestros cuerpos en térmicas benévolas de ilusión.

No miraremos atrás
No nos pesarán las dudas de lo que pudo ser y no será.
Nos hizo fuertes el pasado y no nos dejaremos caer.

Si te arriesgas te obligaré a volar
hasta el borde mismo de tu crisis vagal.
Y si mi torpeza no me anticipa tu colapso
tendrás que decírmelo.
Yo también busco mi destino.

Se irguió el ave herida
con el poder de las montañas que surgen de la tierra.
La amenaza de la gran ola que todo lo vence y arrasa.
Con fuerza y elegancia sacudió todas las gotas
y me miró grave, serena y confiada.

Discreta y con desinterés aparente
me analizó con su vista de pájaro nada más verme.

Con la voz de la sabiduría que todo silencia
habló por primera vez:
Ya sé por que has venido. Y para qué.
¡Dame un beso y calla!

De puntillas disimular mi pequeñez intenté.

Sígueme tú –dijo ella.
Si puedes.


martes, 12 de enero de 2010

CAMINANTES


CAMINANTES


Hoy he cerrado las puertas de mi castillo
a todos los peregrinos:
contrabandistas, maleantes, charlatanes
sacamuelas, timadores, bufones de a dos monedas el cuento,
presidiarios huidos, banqueros arrepentidos,
traficantes de almas con pena, faranduleros de sotana y alzacuellos,
proxenetas de gomina corbata y bronce,
académicos de saca la lengua y fuste,
marineros de cuerpo a tierra, militares por la caridad del mundo,
socialistas del reparto ajeno.
Buscadores, todos ellos, de tesoros:
El de la paz y el perdón.
Propios.

Hoy he de disfrazarme de alguno de ellos.
Aún no he elegido el oficio.

OJIPLÁTICO

OJIPLÁTICO


Hoy he visto a mi vecino el suicida
ensayar un nuevo plan para acabar con su vida.

Hoy he visto a la muchedumbre de hombres ausentes
arrojarse por barrancos creyendo que,
en el fondo de ellos,
estaba el amor.

Hoy he visto a un escultor en la calle tocando el xilofón.
A un poeta tallando la piedra y,
esto lo mejor,
a un alcalde pidiendo perdón.
Y a todos pasando la gorra.

Hoy he visto a un pedófilo meter mano a la caja.
A un bebedor morir de sed.
A un pirómano pedir fuego.
A un jugador romper todas las cartas.
Sin leerlas.
No tenían remite ni dirección.

Hoy he visto a los padres de la contracultura y la posmodernidad
ajustarse la corbata del neocapitalismo
y desabrochase el cinturón de la represión y la censura.
Para atizar con él.

Hoy he visto a los hijos del pescador esnifar pegamento
hasta caer muertos.
Y a los hijos de otros padres disfrutar con ello.
Y a los padres de los padres.

Hoy he visto a un funcionario de prisiones abrir todas las celdas
tragarse las llaves y alejarse gritando:
¡no me cogeréis, no me cogeréis!

Hoy he visto a un país entero rendirse a la evidencia.
Y morir gaseado.

Hoy he visto cómo la ira nos arruinó la vida:
la mía, la tuya, la de los otros.

Hoy he visto al desconsuelo encerrarse en su refugio.
Y hundirlo en el fondo.

Hoy he visto salirse de la vía al último tren de cercanías.
Y mirarse los viajeros, rotos y tirados en el suelo,
con esa insoportable lejanía:
la del que sabe cuál fue su último viaje.

Hoy he visto a las piaras de cerdos reunirse en asamblea
y elaborar la carta universal de los derechos de los animales.
A toros y vacas inmolarse contra las embajadas
haciendo estallar sus cencerros bomba.
A cocodrilos y gatos cogidos de la mano
organizar revueltas callejeras
quemar escuelas y hospitales y gritar:
¡que no aprendan ni sobrevivan,
no puede quedar humano en pie!
A tucanes y buitres tirarse en picado
contra hombres, mujeres y niños.
He visto agonizar el especismo
con el humo de las civilizaciones extinguidas.

Hoy he visto guardar la verdad en un tarro de aceite.

Y a nadie preguntar por ello.

martes, 5 de enero de 2010

EL VIAJE


EL VIAJE


Bandadas de estorninos sobrevuelan los campos
santos o pecadores
con la belleza del mejor ballet sincronizado.
Música silenciosa.

Queda este paisaje sepultado bajo la nieve.
La nieve de la soledad y el olvido.
El aislamiento y la desesperación.
Al fondo del valle más campos. También.
De refugiados.

Huidos de la persecución, las guerras y la hambruna.
Enjaulados tras las alambradas de la política internacional:
poco social.
Abandonados a su suerte. Siempre mala.
Y devorándose.
Con ganas de huir. Otra vez.

Desconfiado es el mendigo que se acerca a reclamar su limosna.
Indiferente y hierático, se la niego.
Insolente y resentido, me insulta.
Ajenos somos ambos al sufrimiento ajeno.
En algo ya nos parecemos.
No nos amaremos los unos a los otros.
Por mucho que los demás presionen.
Los que hablan y agobian y aburren y saben,
son siempre los demás.

En el borde del precipicio veré tus manos
aferradas a las aristas de la roca.
Te dejaré caer y no lo sentiré.
Será eterno tu descenso, y lo harás llorando.

El pasado nos trajo hasta aquí, pero a él también traicionamos:
queremos olvidarlo.
¿Será por el dolor de los recuerdos amargos?

Reunidos los guías espirituales del mundo
han acordado cambiar de hábitos.
Los de paño y de costumbres.
Perdida toda la razón de la existencia
Nadie quiere seguir ejerciendo de profeta.
Menos aún, en su tierra.

Infatigables y nobles se desplazan las formaciones de gansos.
Y grullas garzas pelícanos.
También algún emigrante.
También yo.
Se ha vuelto hostil la vida para todos.

Y por esto, todos nos vamos.


I MISS



I MISS


I miss gatear sobre la mesa hasta encontrarme con tu beso.

Echo de menos las alas de tus manos
batiéndose en el aire caliente de tu voz.

Echo de menos tus juegos:
de caderas de manos de palabras,
siempre con sentido.
Con el mejor de los sentidos.

Echo de menos el abrazo descarado orgulloso exultante.
De puro valiente insultante.
De tu pecho reunido en torno a un objetivo:
el mío.

Echo de menos la última noche.
Y el último día.
Y todos los días antes del último como si fueran el último.

Echo de menos mi deseo en tu deseo.
Mi mirada húmeda en tu mirada sostenida.
Tu sonrisa en mi mueca.

Echo de menos el ronroneo de tu corazón cada vez que me acerco.
El estremecimiento de tus sueños cada vez que en ellos me cuelo.

Echo de menos tus éxtasis.
Y tus LSDs. Y tus paroxetinas fluoxetinas dopaminas.
Todo tu botiquín.
De primeros auxilios y últimos.

Echo de menos la gravedad que hay en ti.
La fuerza de la gravedad que me arrastra hasta ti.
Y me atrapa sin enjaularme.

Echo de menos tus tres dimensiones.
Y la cuarta y la quinta y la sexta.
Y toda la teoría de cuerdas enroscada en un solo trenzado.
Mirar juntos al horizonte… ¡de Sucesos!
Porque, éste, sí que es nuestro horizonte.

Echo de menos tu forma de atar cabos.
El de Buena Esperanza, Sort, Barrow y Norte.
Y dar vueltas al mundo en un solo segundo.

Echo de menos tu sonrisa sin contraseñas ni claves secretas.
Tu llanto sin doble fondo ni lágrimas de chamarilero.
Aunque, puestos a ser sincero, todas me rompan por dentro.

Echo de menos caminar con las puntillas de mis dedos
por las colinas perfectas de tu geografía.
Son las jorobas que menos joroban.
Y después de hacer cumbre espeleología.

Echo de menos el oleaje de tu respiración
batiéndose contra la mitad de mi almohada.
Y tu ropa, con prisa arrancada,
por las cuatro esquinitas que tiene mi cama.

I miss all that you mean.
Though, its just a minute you´ve gone.