jueves, 20 de agosto de 2015

WALK/DON´T WALK



WALK/ DON´T WALK





La gorda joven pero gorda se arrimó al borde de la acera:

un casi precipicio de 12 centímetros dispuesto a recibirla

desde lo más profundo del paso de cebra.

Otro lugar inhóspito y salvaje agazapado siempre temiendo siempre

el paso incesante de leones con patas de caucho sintético.



A su izquierda

la izquierda de la gorda joven pero gorda

un árbol seco con tres hojas de colores:

rojo incendio amarillo sequía verde época de lluvias.



En este crucial instante de su vida casi crucial

haciéndose cruces de persignación,

la hoja roja del incendio reluce con máxima intensidad:

<>



Era mal día ese día de asqueroso caluroso bochornoso agosto.

Por esto y por lo otro:

se fugó su esposo con una delgada en realidad tonta pero flaca.

Ella se lo encontró él no se lo dijo, salir pitando

de un burdel sin categoría con una fulana sin clase

en una noche sin interés de una semana sin planes de un mes

sin cambios a la vista.



Pitando lo vio porque primero lo oyó, pitar a un taxista

que ella paró:

próxima al burdel la gasolinera, donde a partir de las horas oscuras

venden algo más que tabaco

si se tienen los contactos.



A cambio de dejarse con tactar

un sobre de sueños para olvidarlo todo.



Esa noche su contacto la abandonó como un mal desodorante.

En un fugaz lapso de vista cansada

lo oyó lo vio lo sintió.



Lo oyó como un insulto lo vio como un intruso lo sintió como un puñal.



Noche aciaga la de aquel día sin objetivos y semana y mes y.



Dos noches y un extracto de mañana después

tras engullir un trío de magdalenas y un café amargo

amargo como la costumbre de vivir sin algo dulce

mira al precipicio más cercano de una casa con goteras en el corazón.



Luz roja brasas de ardor en el estómago,

ya no tiene estómago para tanto tragar,

paso al frente adonde se arrojan los valientes:



Vista al horizonte cercano mirada al vacío.

Pita un auto loco de espanto salta al parabrisas un cuerpo

gordo.



Atropello y fuga. Por segunda vez.

El piloto es el fulano del esposo

con la fulana de su amiga.



Noticia en el noticiero con la periodista sabia:

"Las estadísticas de la causa han dado en llamar al caso

otro caso de violencia de género."










© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

sábado, 15 de agosto de 2015

NIKO & NIKA



NIKO & NIKA





Se conocieron frente a la puerta de Las Ventas.

En una protesta doble cuando protestar contra la fiesta,

esa Gran Fiesta de animales aniquilando otros animales,

sólo era asunto de desertores y antipatriotas.

Doble la protesta por ser ellos, dos,

los únicos miembros implicados.



Adelantados a su tiempo no supieron ver a tiempo la cordada

de grises contra ciudadanos preferiblemente honrados.

En consecuencia

mientras un golpe de corneta anunciaba un cambio de suerte

fueron, al momento, detenidos. Y a golpes, conducidos.

Antes de la puntilla, ya estaban en los calabozos de la DGS.

Y en los lóbregos sótanos de la falsa Puerta Del Sol

retenidos.

Otra suerte de puntilla. Otra mala suerte.



Detenidos, conducidos, retenidos, perseguidos,

por la celda a hostias de porra y de culata.

Un 38 Smith & Wesson del difunto comisario El Niño

que dejó huella e imprimió estilo en ese cuerpo de difuntos.

Siempre los suyos fueron sucios asuntos.


Cansados de palos, los paleadores, liberaron al doble comando.

Por la puerta falsa, la de La Sombra, con nocturnidad y saña.

Dos guantazos más antes de cruzar el umbral.

Para él cuatro por ser muy hombre.

Quién sabe si formal. Otro insulto a la Dirección General.



Detenidos retenidos perseguidos. Oprimidos:

con el peso del miedo contra el pecho.

Siguieron calle abajo,

qué otra cosa pueden hacer los perdedores sino descender,

durante los siguientes tres años.

Los justos para comenzar a quererse, encontrar trabajo,

buscar una guarida.

Empezar una vida, quizás.



Él era inventor, de objetos rotos.

Ella una modesta modista:

le cosió una docena de trajes

para que él fuera o pareciese el mejor.

No hubo tanto cambio de suerte en esos años

No sonó la corneta pero siempre quedó una puntilla pendiente.





Cayó el régimen fascistoide como cae todo,

lo bueno lo malo otra vez lo bueno…

Pasaron los malos ratos los años malos y buenos los buenos momentos.

Como pasa todo.



Comieron algo de pollo pocas veces cerdo ninguna ternera.

A veces perdices.

Casi siempre sopa que llevarse a la boca caliente.

Calientes las bocas deseando encontrase y comerse.

No había que comprar estos besos.



Fría normalmente la sopa:

de tanto esperar Nika a Niko. Cada noche.

A la vuelta de sus negocios y sueños.

De inventor sin hazañas ni importantes avances:

el mundo giraba igual con él que sin él.



Nika, Nika puede que también.



La mañana del 3 de febrero de mil novecientos bastantes

la corneta muda de las ventas pitó por el barrio:

anunció un inesperado cambio de suerte.



Niko dejó de esperar otro golpe de suerte otro trance.

Se marchó.



Tras muchos años de seguir planchando sus trajes

Nika también.



Hoy hay otro piso vacío cerca de la Puerta De La Sombra y El Sol.

Hoy hay otros dos cuerpos en La Almudena,

decúbito supino, bajo la fresca hierba,

mirando, ahora sí,

al sol. 





Todo o casi todo él, para los dos.

El comando doble de la doble protesta.






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

HÉROES



HÉROES





Adelante valiente adelante.

Adelante valiente.

Adelante.



Sé valiente.

Por esta vez sé valiente. Sí, una sola.



Y ríndete.









CHRISTOPHE CARO ALCALDE

viernes, 14 de agosto de 2015

RESTART



RESTART





Ni tú ni yo sabemos adónde vamos.

Ni si vamos o no vamos o nos quedamos.

Por el camino donde se quedaron tantos.



Vamos quizás caemos tal vez arrastrados seamos.

Abajo abajo abajo abajo.

Más abajo, aún se puede más abajo.

Tanto caer se puede que ni imaginarte

puedes.



Vamos o huimos o nos escapamos.

De ti de mí de todos nosotros;

que somos tan pocos y tan poco.



Descendemos nos rompemos desaparecemos.

Volátil la sustancia de la que estamos hechos.

Efímeros como los aplausos

Vanos como las estrellas del hotel

Vacíos como una espera de autobús

Superficiales como un clavel en la solapa.


Nada de lo que se cuenta cuenta.

Quizás todo lo que se calle, permanezca.



Caemos caemos nos estrellamos.

Ya no estamos.



-¿Y?

-¿Y? Nada, recomenzamos.

¿Qué te creías?

Vamos, ¡vamos! Bobo hermano.







© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

martes, 11 de agosto de 2015

LOVE LETTERS



LOVE LETTERS





Roberto es sólo un nombre más para un personajillo de poco provecho.

A veces nadie de puro Don Nadie casi siniestro.

Un fantasma según el momento.



Roberto no es más que un nombre para un hombre

en el lado de los hombres que no se hicieron un nombre.



Abonado a la ventana de su cuarto piso sin ascensor

con muchos escalones para gente mayor

fuma y escupe escupe y fuma.

Mirando a la calle donde todos le ignoran.



De cabeza cuadrada, literal, y orejas de espía ratón,

literalmente,

chupa largas caladas a otro sin boquilla negro barato malo.

Aunque no más malo que otros rubios caros:

todos matan a intervalos.

No da para éstos su pensión prejubilado en un hombre,

no más que un hombre,

que creyó hacer mucho cuando hacía bien poco:



Desde los dieciséis en la planta embotelladora frente a la casa.

Bloque de viviendas adocenadas sin ascensor ni nada.

Con muchas escaleras.

Casi tantas como viejos en ella viven.



Oficialmente protegidas desde el santo año del señor

en que fueron construidas:

por el excelentísimo ministerio de la vivienda y la patria.

Contra todo pronóstico permanecen en pie.

Contra todo pronóstico siguen ahí los mismos vecinos

que en ellas han hecho hijos y viejos.



Apura la última calada del sin filtro hasta que se abrasa los labios.

Arroja a la calle esa colilla terminal

le sigue un bolo viscoso y denso,

color asco y muy asco tirando a repugnancia,

que se estrella y desparrama en mitad de la raya blanca

que por mitad divide la negra lengua de asfalto.

Aburrido de ser visto como el más aburrido del momento

tranca por dentro la venta y desaparece.



A pocos metros, en el pasillo que separa mundo salón

del inframundo cocina

el hielo derretido de su mujer avanza y se escapa bajo la puerta

hasta el hueco de escalera,

ahí donde debía estar el ascensor para escapar,

y gota a a gota se suicida estrellándose contra los buzones del portal.



No ha dejado carta de despedida.













© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

lunes, 10 de agosto de 2015

GREEN DAY

GREEN DAY





Hartos de derrocharnos amor como alcohol desinfectante

toda la noche

has salido esta mañana de mi cama como quien al diablo llama.

O lleva como tú prefieras que en esto al menos hay fácil consenso.



Tras el portazo como un tortazo al huir del cuchitril en que no sé

si vivimos o morimos

has abandonado sin querer o mal queriendo una bolsa gris de plástico

de esas para la basura gris que no es de plástico.



En ella, rebuscando en ella para comprender y conocerte,

que dicen por lo que tiras te diré quién eres cómo eres,

como un yonqui rebusca jeringuillas y un borracho sus cartones,

el historial resumido de tu paso mi paso

por esta senda de atontados con ganas de ser algo o no ser

cuando no ocurre algo:



un pintalabios a medio uso rojo pasión para las primeras citas

en que como pavos reales nos mostramos.

Cada pluma un asombro, un detalle un fino gesto un gran proyecto.

Rojo sangre de los amantes degollados es el otro medio que tiraste.



Dos paquetes de tabaco para tus besos de humo y fantasía.

Fantasía la de ser lo que no fuimos ni seremos:

los amantes eternos que tanto prometimos

entre mentiras y cuentos.



Un encendedor para inflamar pasiones.

O incendiar colchones con el otro dentro.



Las gafas que te empastabas para verme,

decías.

Y para no verme de ellas te desprendes,

digo ahora yo.



Un guante para tocarme sin contagiarte.

Una media erótica para ahorcarme o para ahorcarte

en el instante antes de llegarnos a los dos la petite mort.



Un perfume sin aliento una botella de absenta,

para los mejores momentos.

Una sobredosis de cocaína para perdernos dentro.

Un hola dos te quieros un adiós tres te odios.

Un ven un ahora un vete un vuelve un nunca jamás

un no te olvidaré un gran te olvidaré una verdad diminuta

en un collar de mentiras.

Una sospecha larga una tregua corta una guerra infinita.



Una decepción varios desencantos muchos desengaños.

Otra forma nueva de hacernos daño.



Unos zapatos que antes eran de tacón y ahora son de clavos.

Una pulsera para ser esclavos:

De nuestras ilusiones de lo que esperamos y nunca nos dimos.

Dos manojos de ratos:

fueron tantos los que desperdiciamos!



Querida mía amada mía toda tuya

te devuelvo la bolsa que olvidaste,

esta sí que ves de plástico,

para que la recicles que sé que tú eres muy verde

y la reuses no rehúses, con otro.



Puede que no tan sabio.

Puede que no más tonto.











© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

KIKIRIKANTES

KIKIRIKANTES





Canta, gallo, canta

proclama a quien no se ha enterado este acaecimiento

de otra vieja mañana.



Vieja sí, entremés agrio de otro día,

puede que un mes,

al que por callejuelas, pasadizos y avenidas acudirán en tropel

ratones de frac prestado y maletín vacío.



Aduladores de media sonrisa, Falsos de diccionario, Tramposos de nacimiento,

Sinvergüenzas por vocación, Mentirosos habituales, Fantasmas a jornada completa,

Superficiales incómodos, Enaltecidos autónomos, Farsantes de manual,

Altivos de barrio bajo, Presuntuosos de cartón, Aristócratas de plastilina rancia,

Vagos, Fabuladores, Chicharras, Duermeperros, Lamesapos, Llamamoscas,

y buitres y hienas y todo lo que de carroña se sustenta.



Canta gallo, canta

que la chusma no se espanta lo contrario:

salta salta salta.

Rozna y canta.



De alegría que este nuevo viejo día no es sino uno más

para que todo siga igual.









© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

viernes, 7 de agosto de 2015

CAMINAR O MORIR?



CAMINAR O MORIR?





Caminamos hasta el límite de nuestras fuerzas.



Al límite de nuestras fuerzas dejamos de hacerlo.



Al hacerlo dejamos de vivir.



Al hacerlo, de existir.



Al hacerlo, de ser.












© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

domingo, 2 de agosto de 2015

START UP



START UP





Siento, siento, siento.

Noto el viento del vértigo del cambio.

El salto al vacío

quizás un nuevo espacio

lleno.



Siento el mareo del despertar tal vez un amago de náusea

por el cambio de postura.

El desvanecimiento ortostático

de quien sepultado en su dolor halla la razón

la revolución, por fin,

y se levanta.

Revive el moribundo que débilmente late

el ahogado que aún le cuelga un hilo de aire.

Y vive aquél y éste respira.



No será por ti.

Ni por ti ni tampoco por ti.

¿Qué pensabas? Tú,

que con bobos ojos de triunfo

aún me miras.



Será por mí. Sólo por mí.



Siento siento siento.

Y aunque me levanto me siento.



Sólo así, sé que sigo vivo.









© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

¿PERO ES QUE NO LO VES?



¿PERO ES QUE NO LO VES?





Lo ves venir

Lo ves venir

Lo ves venir:



Se partió el amor.



Y lo ves partir.

Lo ves partir.

Lo ves partir.








© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

SOLITUDE



SOLITUDE




Volando voy…



Volando no me muevo del lugar donde

a pesar de que nunca quiera yo quedar

siempre vuelvo. Y atrapado

por falsos testimonios

de promesas no cumplidas de esperanzas,

todas fallidas,

sigo aquí:



Entre tus brazos

Soledad.



Qué vacío y desamparo.

Otra vez sí triturado.



Qué poco me queda

De lo nada que nos queda.





© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

WHAT A BOOT



WHAT A BOOT





No sé lo que siento, estoy como vacío

de ello hace tiempo,

y roto por dentro.

Esto tampoco es nuevo mi viejo.



No sé lo que quiero no sé dónde voy no sé por qué

ni esto ni aquello ni lo otro.

¿O será esta, aquella o la otra?



Aunque por malo que sienta o se cruce un camino con otro

es mejor esto

que pensar que estoy muerto.



¿Y tú?

¿Qué problema tienes?


¿De verdad que ninguno?


Háztelo mirar,

porque tú sí que estás enterrado

y ni te has enterado.










© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

SIN PREMEDITACIÓN






SIN PREMEDITACIÓN





Se prometieron amor eterno.

¿Se prome qué?



Se lo dijeron.



Una noche de autos como cualquier otra

donde se perpetran los crímenes.

¿De autos?

¿Qué crimen?



En un auto.

En el asiento trasero de un auto.



El crimen fue decirlo,

sin demostrarlo.



¿Y sin probarlo?

Y sin probarlo.

No se probaron.

Ni se aprobaron.



No hay pruebas. Por tanto.



Sin pruebas no hay crimen no hay auto no hay amor no hay pacto.

Sólo el impacto.



De que lo que se prometieron

el viento se lo llevó en el acto.






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

A-HORA



"A-HORA"






Necesito, amor, pasar esta noche contigo.

Noche que me diga que yo sepa que yo sienta que estoy vivo.




Porque… Lo estamos.




¿Verdad?






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

AY PENA



AY PENA





Un beso que yo te pedí un solo beso

para sentir que alguien tendrá un querer

que darme quiera.



Un beso que me diste,

por error.

Un beso que te robé,

por precaución.

Uno solo que yo me quedé.

Fue por amor.



Un beso como un tortazo que sin embargo conservo.



Por ser un beso de amor fue un beso que me dolió.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

TUYO ES



TUYO ES





¿Dónde estás esposo mío,

que te miro y no te veo que te has ido y no te encuentro?

Que te siento como ausente como muerto.



Que no te siento ni me quieres ni acaso quieras

que yo te sienta.



¿Dónde te has ido esposo mío,

que no me tocas ni me besas ni que te toque dejas?

Ni te persiga con una promesa en la punta de mis labios.

Tan sencilla, tan sincera, tan tierna.



¿Por qué me rompes con tu silencio

esposo mío,

tú ajeno enajenado

de este lugar tan pequeño que habitamos?



Estrella mía apagada o escondida

que ya no muestras cada noche el camino que me queda

para llegar a esos brazos que eras tú.



Qué nube de indiferencia, de tuísmo,

forma tuya de nombrar al egoísmo,

te apartó de mí sin avisar.



Cuándo fue que echaste a andar que no me preparé,

no ya para retenerte que eso nunca pretendí

sino para de peregrina yo vestirme y,

sí también,

abandonar esta morada que poco atrás

perjuré que era tu hogar.



Ay amor esposo mío mírame por esta vez

que ya no lloro que no puedo

que otra vez no querré recomenzar para morir.



Te digo que hubo un tiempo yo te quise

y tú también.

Y hoy me dejas tan vacía.



Qué difícil será, ¡tan difícil!,

volver mis heridas a curar.



Vete. Vete si quieres nada me importa.

Sal como a ti te gusta por la puerta principal.



Yo lo haré, como a ti te gusta,

por la de atrás.






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE