domingo, 19 de diciembre de 2010

LUCHA OBRERA


LUCHA OBRERA


Sindicalista: arribista, cuentista oportunista.
Moralista y tornavista.
Parasitario de obreros, de su salario.
Camorrista de pasarela, con el atrezzo completo.
Hermano de compañeros. Hermano fraticida.
Con delirios de zapatista que a las tribunas te encaramas,
donde arengas y soflamas disimulando que te vas por las ramas.
Ya nadie sabe si eres sapo, príncipe, ardilla. O rana.

Socialista que con el obrero almuerzas:
con el obrero que la cuenta paga.
Y con el poder te acuestas:
a cuatro patas repites el sermón que a la nuca te hablan.
Que a las barricadas te lanzas con los ojos en llamas.
Y al grito de dignidad y justicia te agarras a la pancarta,
para que todos los medios vean quién es el que da la cara.
Disuelta ya la manifa, con los líderes te reúnes,
conversas, negocias. Tal vez discutes.
Con todos quedas en el mejor restaurante,
y bien comes. Que de aquí ya la prensa se ha ido.
Y la tarjeta visa, la del partido que está en el gobierno,
a todo te invita y calla.

De puño alzado, camisa-mantel a cuadros, blueneck,
chaqueta y pantalón de pana.
Que la seda y el lino,
son sólo para los sucios ricos.
Pero de pana fina, amigo,
que para el frío tenemos un buen abrigo.
Corbatas para los domingos, aquellos en los que no hay conflicto.

Sindicalista de galería,
que ahí te has puesto porque de todo había
el día que tocó el reparto. Pero llegaste tarde, al puesto de monarquia.
Que el trabajo te asquea y desalienta,
por eso tanto defiendes, a los que por ti se revientan.

Sindicalista trapecista. Trapecista con red.
No te vayas a caer
y te encuentren los cojones a la altura de la nuez.
Buzo de aguas profundas
bien pertrechado de gas,
que por los lodos a tientas avanzas, en busca de un buen reparto.
Con el que salir a la luz, a vender tu oscura derrota
al precio de la mejor victoria.

Sindicalista que miras al cielo, rogando a un dios comunista,
no te abandone en la lucha,
que por haber vendido tu alma a todos los diablos en lista
dudas entre morir luchando
o morirte quizás de risa.


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