sábado, 21 de marzo de 2015

FLAT DREAMS



FLAT DREAMS





Él fue un chico rebelde asomado al prodigio:

al prodigio de ser un niño prodigio.

Destacó temprano insertado en un grupo con su guitarra de cartón:

de lo que son casi todos los sueños.



Grabó varios discos en el garaje de casa.

(-¡Hay que reivindicar los garajes domésticos! –defendía un sabio en aquel tiempo.)

Sólo vendió a los pocos amigos que todavía quedaban.



Miles de kilómetros docenas de discos varias guitarras después

se sacude el frío junto a una estufa que es un insulto:

24 horas encendida en invierno dentro de una portería-perrera ridícula

donde el niño prodigio prejubilado castigo quema su vida y sus últimos sueños.

Vigila el gran monstruo alienante alienígena que es la gran empresa

donde entierra sus restos de vida hecha a trizas con trozos pedazos.



Después de perseguirlos, esos sueños,

como se va tras las moscas, a guantazos,

volvió al garaje de casa.

(No fue cosa del sabio fue de la puta la vida que no sabe nada o a nada.)



Hoy toca un blues cada noche a la memoria de todos:



De aquellos que ni siquiera persiguieron sus sueños.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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