jueves, 17 de junio de 2010

VOLANDO TEVAS


VOLANDO TEVAS


Arrastrarás mi nombre por el estiércol de la difamación.
En el lodazal de la calumnia arruinarás mi reputación.
Dirás que era lo que nunca fui.

No pronunciaron mis labios cosa parecida alguna
a todo lo que hoy cuentas.
Harás uso y abuso de la ley
y el coro de zalameras te llevará en vuelo
hasta lo más altivo de tu reino.
De taifas.

Se mezclan en ti la rabia de años y los trastornos heredados.
La pérdida de valores, si alguna vez los tuviste.
Han pasado los años, tus años:
se ve que no te han servido para nada. Pues sólo una cosa
aprendiste de la vida:
qué fácil es hacer lo que te da la gana.
Tuviste la suerte de cara en todo:
familia, amigos, amor, te vino regalado.
Tal vez por ello nunca valoraste este tesoro tan raro.
Tal vez por esto no te importó arrojar a todos de tu vida.

De tu vida y a las fieras.

Disfrutaste con ese espectáculo de sangre y muerte.
De inocentes destripados en la arena.
Nunca como entonces sentiste el poder de tu trono.
Nunca hasta entonces te habías deleitado con la orgía de la venganza,
de tal modo.
Nada como todo el poder en tus manos.
Nada como la tiranía del que se sabe tirano y lo practica.

Pero la soledad del mando es la soledad del impostor.
No hay amigos, no hay leales, no hay verdades.
Y aunque la mentira es tu medio de vida,
también es aquella un boomerang.

Vendrán tiempos difíciles, volverán los campos a secarse.
Dejarán tus esclavos sin recoger el grano
y morirá de hambre el ganado.
De nada servirán entonces tus alianzas. Tus zalameros.
Tus besamanos. Palanganeros.
Todos te olvidarán cuando nada tengas para dar:
sólo pedir.

Llorarás por los amigos que fusilaste. Por la familia que abandonaste.
Por el amor que despreciaste.
Llorarás hasta que se sequen tus lágrimas. Como los campos agrietados.
Hasta secarte por dentro.
En el vacío de todo lo perdido
te arrugarás, te encogerás. Pedirás de rodillas ayuda.
Pero sólo los buitres bajarán a presenciar el momento final de tu caída,
sobre el barro, sobre el mismo lodo
con el que toda mi vida embadurnaste.

Quedarán tus huesos esparcidos como despojos.
Volarán tus entrañas en sus estómagos trituradas.
Por fin, si esto buscabas, volarás por encima de los hombres.
Aunque sea hecho pedazos.

Será este un último estertor de tu insolencia y tu espíritu divino.
Serás un estertor esperpéntico.

Serás, al final sólo serás,
polvo en el camino.

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