lunes, 1 de marzo de 2010

FLOR DE INVIERNO



FLOR DE INVIERNO


Encontré a Margaret enredada en la red.
En la red sin arañas que atrapa y abraza.

Tranquila, un poco cansada, también confundida
iba de la mano de su mejor perro guía:
lazarillo para ancianos que aún conservan la vista.
Pero han perdido las ganas de mirar y buscar.
Saben que pocas veces encontrar.

Allegados cercanos me dijeron que hizo grandes obras.
Que las obras de otros puso en conjunto
conjuntados a la vista y deleite de todos.
Que luchó como lo hacen quienes saben que no hay alternativa.
Que curó su corazón cuando lo rompieron: siendo tierno.
Que supo encontrar nuevo compañero
para compartir tareas de marinero.
Que una ola traidora le arrebató aquel revolucionario tardío:
siendo ya corazón maduro.
Pero antes una enfermedad fantasma alumbró su segundo retoño.

Dedicó Margaret los años a su cuidado:
al cuidado del segundo y primero.
Hasta que la tormenta sin fin que no deja vivir
con tozudez anclada en una isla hoy maldita
engulló y dispersó a sus retoños al mundo.

En este mundo de frío de abrigo de invierno
robé en un segundo el corazón del primero.
Ladrón de cuentos cuentacuentos soy.

Vive hoy Margaret alojada en la red.
De ella entra y sale para buscar alimento:
guayaba fuera, amor dentro.
Atracada su vida en un largo invierno
navío varado en la playa de una isla que se queda desierta
rayos de sol se cuelan a ratos.

Del árbol de mails nacen los frutos que endulzan momentos.
Como una niña subida en sus ramas se deja mecer.
Vuela su mirada con las gaviotas:
mar adentro, mar adentro.
Lejos están los dos salvavidas que se llevó la marea.
Lejos, más allá del horizonte muy lejos.

A veces hago de intruso y me cuelo en su árbol.
y amparado en la noche también dejo un mail:
palabras dispersas con rimas casuales
poemas en barcos de papel que Margaret recoge.
Colecciona musica y guarda.

Por ver pintado en su rostro la ilusión del hallazgo
ya vale la pena el esfuerzo.

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