domingo, 18 de agosto de 2013

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte XXI (relato breve)




La mañana del tres de febrero de un año insulso Fausto grabó por primera vez un cuerpo en movimiento. Fue lo que tenía más a mano: su mano izquierda. Con el aparato en la derecha la estuvo persiguiendo por la habitación, en la penumbra de un rincón, a la grisácea luz de la ventana. Contra el cielo provocando un deslumbrante contraluz. Contra el suelo de piedra proyectando débiles sombras. Un castillo no lo es si no hay piedra donde pisar. Pintada en ésta la silueta, jugó con parecidos de animales y cabezas que aisladas del contexto, ofrecían una imagen perturbadora a través del visor de su Yashica E8.

Tres minutos duró su primera película de sombras grotescas y barridos de imagen borrosos, con los objetos inertes de la habitación como actores improvisados de un happening sin ocurrencias. Un nuevo medio donde atrapar, también en blanco y negro, el espíritu oculto de las cosas. Su movimiento de traslación en el espacio disociado del tiempo. Y el visionado posterior parecía romper este binomio hasta ahora indisoluble. Cuantas veces fuera necesario, a voluntad del espectador. Prologando, multiplicando por n veces el fugaz paso de lo vivo por la vida.


La parte negativa del asunto: reencontrarse con la flacucha desdentada cotilla malhablada de la tienda de revelado donde tuvo que resignarse a positivar su negativo. Y es que no hay felicidad completa se mire por donde se mire.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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