jueves, 2 de mayo de 2013

DE LA GUARDA



DE LA GUARDA


Por fin.

Después de todo este tiempo aburrido esperando.
De cartas, ¿recuerdas las cartas? eran de papel, nunca respondidas.
De mensajes cerrados de llamadas perdidas.
Después de todos los paseos por tu barrio por mi parque por su bosque
a caballo en solitario.
De asistir a todos tus actos de aplaudir en secreto tus gestos.
De ser testigo en tus juicios de personarme en los eventos
que por encima del resto del cartel de otra feria de vanidades
destacaban tu nombre.
De hablar de ti a los amigos de preguntar por ti a los extraños.
De seguirte los pasos callados los míos.
De llorar suplicar de rodillas pedir
que sólo por una vez abriendo esos ojos tus ojos negros negro arrebato
negro misterio, me veas y aunque por error te fijes en mí.
De observarte de copiar tu caminar tus ademanes y frases.
De ser tu sombra sin que tu sombra lo note.
Tu protección en los callejones por donde la curiosidad te adentra.
Tu reserva de aparcamiento tu moneda suelta tu vela de espera.
Tu aventura inesperada tu anónima nota tu ramo de flores casual.
Tu centro de mesa tu salto de cama tu secreto de madrugada.
Tu deseo más claro tu momento más íntimo no sé si diría perfecto.
Después de haber sido todo y tú no saberlo, te he oído susurrar
en tus pesadillas y sueños:

Te quiero.

Por fin al fin te oí decir lo que más deseo, o deseé,
aunque cuando a la mañana despiertes, nada recuerdes de esto.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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