sábado, 11 de mayo de 2013

OFRENDAS



OFRENDAS


A la santa van con flores sus cuatro hijos.
Santa puede que fuera pero ellos son unos hijos de puta.

En la puerta del campo santo, ocupado por pecadores,
deja el mayor las redes. Vive de la pesca furtiva.
Y de trincar lo que puede más de veinte horas al día.
Roba la pesca roba las redes roba el gasoil del barco
y roba con la báscula a los clientes.
Vive como ladrón pero se dice trabajador.
Tampoco paga impuestos porque llama al estado ladrón.

El más pequeño le lleva ramas de olivo. De su tarea en el campo.
Tonto como un zapato, saluda como aceitunero altivo.
Aún tiene barro en las uñas y estiércol bajo las suelas.
Se lo regala el vecino, que sólo posee diez vacas pero la mierda le sobra.
Con ella abona el pequeño sus tierras; aunque algo debe hacer mal
pues siguen los olivos enanos.
Él para los demás se lamenta, pero por dentro se alegra:
así le dan menos trabajo. Y la subvención cae igual,
lo digo por si alguien no se quisiera dar cuenta.

De las dos hijas la mayor es la más lograda. No por guapa
que feas son como lagartos, sino por logros conquistados
a golpe de cintura y pelvis.
Y aunque no es muy abierta de mente, si lo es habitual de piernas.
Sin más habilidad que la de dejarse hacer, sacó la cabeza del cesto.
Y se la puso sobre los hombros que nació con ella cortada.
Ganó maridos y posición. En su caso fue lo más fácil porque ninguna tenía.
Hoy se resume a sí misma como una mujer de mundo. Aunque
bien podría ser mundana.

La pequeña es actriz de teatro, normalmente en el paro.
Histérica y gritona desde nacida, eligió bien el oficio.
O este le eligió a ella, el día lejano aquel en una fiesta de colegio.
La protagonista de una obra infantil calló por las escaleras
antes de subir a escena.
Calló o la empujaron, porque justo detrás iba ella.
Sin testigos de lo ocurrido, le quitó el disfraz para sustituirla;
nadie se lo pidió, y tampoco notaron el cambio.
La obra era La Zorra Y Las Uvas, y el traje era de Zorra.
Aquel fue el papel de su vida, pues aunque el traje ya lo devolvió hace años,
bien podemos decir que nunca se lo quitó.

A la santa hoy le lleva camelias:
aunque zorra ella se siente una dama.
La mayor margaritas: sigue deshojando parejas.
Y el mayor, ese le lleva escamas y algas;
de lo que por mal pescador, le sobra.


  

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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