jueves, 16 de julio de 2009

DESPEDIDA

DESPEDIDA


Mirando al techo amaneció Angie
A su lado, Philip.

Ella, buscando respuestas:
entre marcas de gotelé y grietas en el yeso.
Lugar equivocado.

Angie estaba perdida
¡Desde hacía media vida!

Philip, en cambio
lo que se hacía era el dormido.

Él sí tenía respuestas
No quería decirlas,
por incorrectas.

Angie se levantó
Había dormido desnuda y esta vez
sí le importó.

Enroscó a su cuerpo el tubo de la aspiradora.
Le asfixiaba, pero prefería la constricción
de cada dia
a una libertad desconocida.
El humo de cien cigarrillos quemados
a un soplo de aire fresco, no viciado.

Angie tenía miedo
dormía con luz encendida.
Pero eran siempre rojas.
Esto sí que la asustaba.
Por nada.

Quiso apagarlas Philip,
nada más conocerla.
Siguió ella encendiéndolas.

Pánico a no tener pánico.
Mejor vivir con el miedo de siempre
que con la ausencia de éste.
Miedo a no tener miedo.

Miedo a ser feliz, a intentarlo.
Miedo a todo lo nuevo.
Y por todo lo viejo.

Angie escribió una nota
Muy breve, de despedida.
La colgó en la pared.
Se marchó silenciosa.
Huyó.

Desapareció con un
cariño no te merezco.
Lo de siempre:
No sois vos, soy yo.

Philip se hizo el dormido.
Sin leerla,
supo su contenido.

Aquella noche la pasó perdido
Deambuló por toda la ciudad.

De bar en bar:
para olvidar, para encontrar.
De banco en banco:
para descansar.
Farola a farola:
para escribir, y leer
los Post It que le dejó Angie.

Nunca supo la verdad
Por que Angie había huido.
No lloró Philip, pero
sí volvió a quedar vacío.

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