viernes, 24 de julio de 2009

HILANDERO


HILANDERO


Devanadas con paciencia las hebras del tiempo
aparté en un cesto los hilos servibles.
Hilé un ovillo para tejerme un abrigo.

Largo fié el objetivo:
del abrigo al jersey, del jersey la bufanda.
De la bufanda manopla.

Enfundada mi mano en una manopla muy suave
saludé al mundo con mi último adiós.

Será la montaña más alta y helada
el lugar donde instalaré mi morada.

Camuflaré mi presencia, vacía,
con el vasto paisaje, vacío.
No habrá disonancias.

Hay tanto por lo qué pensar
que no sé si quiero.

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