lunes, 25 de junio de 2012

ANOCHEZCO






ANOCHEZCO


Hoy dije que iba a ser un mal día. Me equivoqué otra vez:
ha sido peor.
Y el hecho mismo de haberme equivocado lo empeora más:
significa que no me conozco.
Tantos años conmigo en la trinchera, haciendo pelotón de combate,
siendo pelotón de castigo, castigo de castigado no de castigador,
y aún no sabemos quiénes somos.
Él, yo. Yo y yo.
Y los demás disparando desde el frente. A obús limpio.
O sucio de odio y sangre.

Hoy ha sido un día… de mierda. Sí. Ahí he estado acertado.
De los de mejor olvidar, de no usar y tirar.
De descartes de deshechos de rechazos. De retazos.
Trozos de alma mal cosidos para pasar este trago
que nos meten con embudo maniatados: pura tortura de guerra.
Y de posguerra. Y de derrota.

Hoy ha sido un día de ofensa y aburrimiento. De malquerer,
de acusación de tragedia. De drama por las bajezas del alma.
Otra vez el alma, como si tuviera alguna.
Ni siquiera sé si nací con ella, o me la quitaron después,
o la vendí más tarde o la cambié por algunos favores indignos,
o simplemente la repudié: una carga menos.
Que el alma está llena de culpas y pesa demasiado.

¡Estoy tan cansado de este cuerpo a cuerpo entre mis yoes!
Además, no sé qué pasa que no gano nunca y siempre pierdo.
Dicen que la victoria desgasta.
Porque no saben cómo agota la derrota. Más cuando es permanente.

Hoy no quisiera yo haberlo vivido. A nada saqué provecho.
Fue un día netamente negativo. Y ya van…

Ahora que llega la noche, voy a apagarme igual que la luz de la mesilla.
A desconectarme de cualquier energía.
Afirman los telúricos que sólo somos energía, así que mejor me desenchufo
para no tener que seguir escuchándome. Por hoy.
Que ya no me aguanto. Que me desencanto.
Mañana, si no hay fortuna, será otro día. Veremos cómo amanezco.
¡Queda tanto por hacer! Y deshacer.
No diré hasta mañana pues quizás haya suerte y no vuelva.
Así que diré adiós para ser mal educado lo justo.

Necesito un buen terapeuta. Que trabaje conmigo la desmemoria.
Pues creyéndome que cada día es nuevo, me engaño
pensando que tengo una oportunidad.


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