lunes, 31 de diciembre de 2012

SONRISAS Y LÁGRIMAS



SONRISAS Y LÁGRIMAS


Creí que había perdido la capacidad de emocionarme.
Que nada despertaba ya mis atorados sentimientos
aceleraba el corazón arrancaba una sonrisa o me robaba una lágrima.
Ni nadie.
Hablo de sentimientos no de festejos.

Creí que esos arrebatos de alegría eran cosa de la infancia
y que con ella se fueron.
Que la felicidad es sólo una quimera,
una palabra que perdió su espacio y su momento en la historia
sin dejar significado de relevo.

Creí tanto tiempo que reírse en exceso y con satisfacción
era un gesto irrecuperable desde mi actual incapacidad mental:
aislado tras las barreras del desencanto y el cinismo.

Tanto, que descubrirme entre feliz y conmovido
por un asunto intrascendente me ha dejado sorprendido.
Perplejo.
Intrigado.
Preocupado.
Disgustado.
Asustado.
Aterrado.

Mira, mira qué lagrimones me caen.
Como puños cerrados.

Y no sé si son un acto de recuperación psicosomática
o un puñetazo de mala hostia disimulada en la mesa de la vida.
Ahí donde he de compartir las migajas con realidad e injusticia.
Ambas, tan egoístas y glotonas como es su costumbre.

Quien con estos comensales comparte,
con hambre siempre queda.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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