viernes, 28 de junio de 2013

RATONES DE BIBLIOTECA


RATONES DE BIBLIOTECA


Serénese mi comandante, pose sobre la mesita
su taza de té y el revólver. No vaya,
por la emoción,
a quemarse. O con los nervios un tiro pegarse.

Que las armas las carga el diablo y las tacitas de tertulia también.
¿No fue en una de ellas que con un grupo de amigos pactó la revolución?
¿No pasó que tras un puro dos carajillos de gallegos y cuatro tiros de ron
diseñaron entre codiciosos y borrachos un nuevo asalto al poder?

Para mejorar la vida de la gente
que es tonta de capirote y necesita que la rescaten. No fueran a descarrilarse
todos esos ignorantes:
cultivadores de patatas recogepimientos  cuecefrijoles
conductores de ganado paseantes de ovejas montadores de asnos
estrujatetas de vaca críalechones píagallinas
comeberzas sorbetomates cascanueces pelaconejos mataperdices.

Pobres desgraciados que de ellos hizo unos desgraciados
más pobres.
Desheredados desocupados descastados.
Descreídos desengañados decepcionados.

Cálmese mi comandante que el tiempo de salvar la patria ya pasó.
Y no lo logró. Otrosí: la hundió.
Cállese de una puta vez no opine más no diga nada no revuelva
no resuelva no intervenga mejor se muera.
Matarlo ya quisieron resultó que no pudieron los detuvieron.
Por liberarse del libertador fueron matados.
Salvar al pueblo, al ignorante al asustado al oprimido
sólo querían.

¡Ya lo ve igual que usté mi comandante cállese!



 © CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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