domingo, 20 de octubre de 2013

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte LXXI (relato alargándose)



El puente y entrepuente conformaban una sola estructura exterior, dividida en distintos compartimentos interiormente. Chapa de acero por fuera como todo el barco, pero a diferencia del resto forrados de madera por dentro. A su vez, el espacio para los pasajeros era algo similar a una sala de espera, o un albergue pobre. Cuatro paredes, literalmente, con la mitad superior construida en una celosía de palos y cristales y la inferior de tablas de abeto. Fausto concluyó que tal vez fuera para ser vigilados constantemente por la tripulación: carente de toda intimidad. Dentro, sucesivas bancadas para ocho personas hombro con hombro; y un par de mesas medianas.

En torno a este albergue, un pasillo longitudinal al barco lo separaba de los camarotes de la tripulación: siete con el número colgado en cada puerta y, excepto el del capitán, en su interior dos camas una mesa un par de sillas un armario y un ojo de buey mirando a estribor. El 1 pertenecía al capitán, y era el más próximo al puente de mando. El último, 7, terminaba en la misma línea estructural que pasillo y albergue. Una puerta central amplia daba acceso al exterior: plano de carga hasta popa rebajado de nivel la altura de tres escalones. En el inicio del pasillo, más a proa, en babor la cantina-comedor y los servicios. En estribor un espacio vacío con una puerta no tan grande por la que también se salía a cubierta. Algo más de dos metros hasta llegar a la barandilla, y después el mar. En el centro y eje del barco, otra puerta de acceso Prohibido-a-toda-persona-ajena-a-la-tripulación, texto en noruego que pocos pudieron comprender pero imaginaron. Delante del puente de mando, la proa del barco a cinco metros. Un bote a cada lado, el ancla con su cabestrante a estribor, un tangón y demás maquinaria para izar colgar o amarrar. Aquí y allá algún armario pequeño. Rodeando el cajón de acero que contiene puente y entrepuente: cubierta despejada y barandilla en babor como estribor.




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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