sábado, 11 de agosto de 2012

SERVICIO DE LIMPIEZA (relato corto)




SERVICIO DE LIMPIEZA


Buscaba entre los contenedores restos de comida que pudieran resolverle el drama diario de alimentar a dos pequeños, cuando un fuerte golpe le hizo perder el sentido. De la vida. Cayó al suelo como una piedra y con los ojos abiertos de espanto. No comprendía. Expresión que 183 centímetros de brutalidad policial y majadería confundió con una manifestación de desobediencia.
Amparado por la última reforma del código penal, que prohibía expresamente el desacato a la autoridad como medida extrema de supervivencia gubernamental para contener a ciudadanos descontentos, el policía contraatacó con una violenta tanda de porrazos hasta que le reventó los ojos. Y la frente.
179 centímetros de cinismo y obediencia debida se acercó y preguntó: -¿Qué ha pasado?
-Este mierda, que lo está poniendo todo perdido.
179 centímetros miró al suelo y vio la mancha de un charco de sangre extendiéndose por la acera. Sobre ella, y sobre la mancha, el cráneo abierto de 159 centímetros de hombre mal vestido. Y muerto. Otro problema más. O menos.
-Es verdad. –respondió obediencia debida comprobando con sus propios ojos de cinismo cómo la mancha le llegaba hasta las botas de trabajo. -¡Qué asco! –añadió sacudiéndose las suelas contra el adoquinado-. –Vamos a limpiar esto.  Que ha ordenado el alcalde proteger al turismo exterior de esta maldita escoria españolita.
183 y 179 centímetros españolitos cargaron el cuerpo para arrojarlo al contenedor, a lo que 183 preguntó:
-¿Esto dónde va, al orgánico?
-No sé, ¿la hebilla del cinturón es de metal o plástico?

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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